La mafia criminal capitalista

Viernes, 15/11/2019 01:27 PM

Ciertamente, las lecturas nos enseñan y de estas aprendemos para entender lo que ha sucedido, lo que sucede y lo que sucederá. La historia la hacen los pueblos pero la escriben otros, por lo general los malos. Si pudiésemos retroceder en tiempo no daremos cuenta que los potentados siempre se apoderaron de las riqueza ajenas, simplemente porque supieron agruparse para joder a los pendejos. Si revisamos los libros que nos muestran las formas de organizarse y comportarse los nobles, los latifundistas y los aristócratas nos daremos cuenta que no cambiaron mucho en su proceder, desde la época del medioevo hasta nuestro tiempo. Todo su hacer se fundamentó en el despojo de lo ajeno, la explotación y la exclusión.

Todavía aún se recuerdan los títulos de nobleza como duque, marques, príncipe y conde, que dieron origen al repartimiento ilegítimo de las tierras en ducados, marquesados, condados y principados. Estas eran las formas de repartir los territorios conquistados a punta de sangre, fuego, sudor y lágrimas. Después de tales prorrateos elaboraban leyes para proteger los despojos. Después de posesionarse de las tierras robadas comenzaba la explotación de los siervos. Eran los súbditos quienes debían pagarle a su opresor, a los latifundistas nobles, bien en impuestos, bien con los productos que obtenían de la siembra o del ganado que criaban. Evidentemente la mayor parte pasaba a manos del terrateniente, al siervo solo le quedaba lo mínimo para vivir. Para esto fue necesaria la creación de ejércitos y mesnadas encargadas de cobrar el fruto proveniente de trabajo de los siervos casi esclavos. Durante siglos este modelo político, económico y social perduró hasta que las revoluciones como la francesa, la rusa, la china, la de la India y la revolución de los pueblos americanos cambiaron un poco el panorama del planeta.

No cabe duda que los aristócratas dejaron un modelo a seguir. Es el mismo que utilizó y todavía utiliza la mafia, no solo la italiana, también la irlandesa, la estadounidense, la rusa, la colombiana, la mexicana y entre tantas de las organizaciones delictivas que aprendieron del modelo de los aristócratas para realizar sus fechorías. Los nobles de la antigüedad se repartieron las tierras, formaron ejércitos para cobrar sus impuestos y los bienes. En caso que no cumplieran con la cota amenazaban a los siervos con la prisión, la muerte, hasta la quema de la paupérrima vivienda. Los malos de la mafia aplican los mismos métodos de aquellos nobles: se dividen los territorios controlados por una pandilla de desalmados (la mesnadas de los latifundistas) para controlar la venta de drogas, la prostitución y la pornografía. De esto se encargan los miembros de las familias mafiosas (los condes, príncipes, marqueses y duques del medioevo) quienes deberán rendirle cuenta al jefe o el capo (el rey de los aristócratas). Así mismo, la mafia le asegura el buen funcionamiento de los comercios establecido en la zona controlada por la familia mafiosa a cambio de protección. Es decir, a cambio de una especie de impuestos que les asegure que la organización delictiva no tomará represalias contra los negociantes. Similar como lo hicieron los aristócratas. Si el siervo pagaba sus impuestos y entregaba el producto de su trabajo al rey, el súbdito podía vivir sin sobresalto. En caso contrario, el vasallo y su familia sentirían el tormento y la furia del rey.

No cabe duda, la aristocracia fue una escuela para la mafia y esta fue un modelo copiado por los capitalistas del mundo moderno. Este modelo sirvió y sirve para que funcione la organización política, económica y social de los países donde los dueños del dinero controlan y defienden el neoliberalismo.

Actualmente el modelo liberal, el que patrocina los capitalistas del mundo, opera bajo el mando del capo mayor, cuyo gobierno es transitorio, con la certeza que el próximo escogido mantendrá el modelo mafioso. El neoliberalismo cuenta en estos momentos con el rubicundo Donald Trump, el capo mayor, para que lleve a cabo la política de la mafia y para eso funciona con sus operadores, sus capitanes que dirigen las mafias financieras o políticas, tales como el FMI, el BM, la OMC, la OEA, el BID, la UE, la OIT, la CFI entre las Instituciones Financieras Multilaterales y políticas cuyas objetivos fundamentales es velar por el cumplimiento de los designios de los señores del dinero. Entre tales propósitos está la explotación de los recursos mineros, energéticos, agrarios, acuíferos ajenos y todos aquellos que puedan generar réditos a los dueños del dinero del mundo. Además de estos operadores multilaterales cuentan con los ejecutores políticos menores, los capitanes mafiosos. Estos son los presidentes y primeros ministros de los países que le asegure al capo mayor el cumplimiento de los objetivos planteados. Para consumar tales designios el jefe mafioso cuenta con poderosos ejércitos repartidos en el ámbito mundial que les confiera la cota de riqueza que le corresponde y que llegue a su destino, es decir, a sus cuentas bancarias. En caso contrario, el país que no acepte las condiciones del capo mayor recibirá los castigos de las multilaterales, es decir las sanciones y bloqueos económicos, que siempre están dispuesta aplicar. Nada diferente a los mafiosos.

La experiencia nos muestra que al capo mayor nunca le faltarán sus adláteres, sus capitanes, que les asegure su presencia en todos los territorios del planeta. Estos son los presidentes y primeros ministros obsequiosos, los áulicos que nunca faltan, capaces de entregar los recursos del país que gobierna para que el capo mayor reparta los beneficios entre los socios.

Lo que están viviendo las repúblicas americanas como Panamá, Salvador, Venezuela, Ecuador, Colombia, Perú, Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, Argentina y otros es consecuencia del cansancio generado por las aplicaciones de las cargas de las multilaterales financieras al servicio del capo mayor, el nefasto Donald Trump. Se cansaron de la explotación de sus recursos naturales, se obstinaron de los incumplimientos de las promesas electorales, de la inhumana distribución de las riquezas, de la exclusión, de la imposibilidad de tener acceso a los servicios de educación, vivienda y salud. Del menosprecio de la clase adinerada hacia los pueblos originarios, del racismo, de la exclusión, del maltrato a los ancianos con pensiones de hambre y de todo aquello que impide que las clases desposeídas alcancen una vida digna. Es por eso, ante los acontecimientos que se están desatando en Latinoamérica y centro América, la mafia de Donald Trump está embistiendo con todo el poder contra aquello que huela a antiimperialismo. Para eso cuenta con sus funestos operadores como es la OEA, el FMI, el BM, hasta la OTAN que en oportunidades amenaza con intervenciones militares.

La mafia no admite la desobediencia, cualquier acto de insubordinación los cobra con cruel sevicia sin importarle un carajo los derechos humanos. Por eso recurre a las invasiones militares como en Siria, Irak, Afganistán, Yemen…, a las sanciones y bloqueos económicos como en Venezuela, Nicaragua y Cuba… a los golpes de estados como en caso de Honduras, Paragua, Bolivia… interviene descaradamente en las políticas de otros países, entre tanta ignominias, cuya única finalidad es despojar de las riquezas a otros países que le asegurare el bienestar del un uno por ciento de la humanidad.

El mafioso Donald Trump cuenta en Venezuela con un grupo de pandilleros dispuesto a entregar todo lo que le solicite el capo mayor, a cambio de la cota de dinero que recibirán, a cambio del saqueo de nuestros recursos naturales. Desde hace tiempo el mequetrefe de Juan Guaidó (el sirviente del capo) y otros degenerados, entraron a formar parte de la esta organización delictiva, por lo que recibirán unos cuantos dólares pertenecientes al pueblo de Venezuela.

Los pueblos de América se resisten a que las mafias internacionales los despojen de sus riquezas, las mismas que podrían ser utilizadas para mejorar la vida de los naturales y lograr el codiciado desarrollo, para así quitarnos el san Benito de "países del tercer mundo" que utilizan las potencias del norte para justificar sus criminales acciones mafiosas. Por fortuna los pueblos de América de nuevo se están despertando y así, como logramos derrotar a sangre y fuego el yugo colonialista español, conseguiremos sacar de nuestros territorios la mafia capitalista que tanto daño causan.

Hay libros que por su contenido se pierden en el tiempo y casi nadie lo toma como referencia. Uno de esto es la "Biografía de Cecilio Zubillaga Perera" periodista venezolano (1887-1948) escrita por Juan Páez Ávila. En esta leí un texto interesante que lo reproduzco a continuación: Tradicionalmente en Venezuela la derecha no ha sabido "de leyes ni de derechos, sino de órdenes superiores, salpicadas de incondicionalismo y de clásico principio de autoridad, los vende patria, cretinos sirvientes del imperialismo, que carecen de escrúpulos y de vergüenza, de venezolanidad, para entregarle al amo extranjero capitalista nuestro suelo y sus riquezas, y en fin toda esa cáfila mercenarios, de explotadores, que no reciben oro de Moscú sino de Italia y Alemania…" Se refiere a la Italia fascia y la a Alemania nazi. Lee que algo queda.

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