El Imperialismo Norteamericano cumplió su propósito en Bolivia, derrocando a Evo con un instrumento de lucha arcaico, perverso y despreciable por la opinión civilizada del mundo: El golpe de Estado militar-policial y malandro mercenario. El Departamento de Estado y el Pentágono con todos sus tanques pensantes y sus cien años de experiencia de Estado forajido asaltando, invadiendo e instrumentando dictaduras y satrapías en el mundo, no encontraron un instrumento más sutil o menos perverso para derrocar al jefe de Estado más eficiente y de mayores méritos que haya conocido Bolivia después de su creación por el Libertador Simón Bolívar y El Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.
El derrocamiento del Presidente Evo Morales de ningún modo, significa el derrocamiento del proceso revolucionario que se viene dando en Bolivia. Los procesos revolucionarios cuando son el producto de hechos históricos de evolución y cambios de la sociedad, son irreversibles, porque son consecuencia de la lucha de clases y del quehacer de una conciencia social que ha logrado niveles superiores de calidad existencial. Quien alcanza la luz, no acepta volver a las tinieblas.
Cuba, Nicaragua Venezuela son casos evidentes de esa realidad. El Imperialismo Norteamericano no ha logrado defenestrar al presidente Maduro con su agenda bélica de cuarta generación no obstante haber utilizado hasta el magnicidio y haber llevado al pueblo con sus represivas sanciones a situaciones de caos, inseguridad y sosiego con criminales medidas económicas y bloqueos en el comercio internacional. Sin embargo, la cara positiva de esta guerra de resistencia antiimperialista del pueblo venezolano, es que ha dejado dos grandes experiencias, dos baluartes estratégicos indispensables para el triunfo definitivo de Revolución Bolivariana: la primera es que se fortaleció la experiencia de la lucha revolucionaria y se cualificó la conciencia antiimperialista; segundo, Venezuela se convirtió definitivamente en la chispa que encendió la pradera en Hispano América en el siglo XXI y su lucha es el más vivo ejemplo para los pueblos del mundo que luchan por su liberación nacional.
En América Latina y el Caribe el Imperialismo con esta experiencia en Bolivia va a dejar sentada su incapacidad para hacer valer su estrategia del camuflaje golpista, de actuar a través de marionetas de oligarquías nacionales, partidos políticos cipayos, vándalos mercenarios y militares formados en Escuelas para que sirvan a sus intereses, como la Escuela de las Américas. Con el caso de Lula la instrumentación judicial como medio para pervertir la política, como lo ha venido haciendo en Brasil, Paraguay, Honduras y otros países. Esta práctica se ha prostituido y se está escurriendo por las cañerías fecales de la historia.
El Imperialismo Norteamericano como sistema financiero de explotación económica y hegemón político de la sociedad mundial no tiene repuestas a las demandas de equidad y justicia que los pueblos emergentes del mundo reclaman. El sistema capitalista financiero mundial es víctima de su propia destrucción, es un rehén de la acumulación de su divisa, es su Dios Sacrosanto.
El dólar, es una moneda peregrina sin destino, sin valor monetario, porque perdió su patrón oro y como medio de cambio no ofrece garantías de estabilidad y seguridad al comercio internacional. El dólar como instrumento financiero para la inversión productiva dejó ser un incentivo al sistema capitalista; la Reserva Federal genera millones de dólares para cumplir con pagos de las deudas de EE-UU y para entregar al sistema financiero del Imperialismo a costo financiero cero e incluso con intereses negativos. Cuando estalle esta burbuja, que no tardará en hacerlo, el mundo respirará aromas de progreso y paz.
El Dios dólar todo poderoso de USA, está siendo bajado del trono de la ignominia, por el Dios del Pueblo, de la dignificación humana: El Poder Popular consciente, organizado y revolucionario. Lo que ocurre en Bolivia, en Chile, Argentina y México..... Venezuela y Cuba, en América Latina y el Caribe, es parte de la tormenta universal de insurrección antiimperialista de los pueblos sometidos y explotados del mundo. El poder financiero del dólar, la mentira mediática y el poder militar del Pentágono, no es ya la trilogía perversa del azote que flagela la humanidad en nombre de la Democracia y la libertad. Estados Unidos de Norteamérica está recibiendo el réquiem de la historia, por esa razón Bolivia, como Venezuela, con el respaldo internacional y con el poder de sus masas populares rescatarán el poder político y volverá a su cauce constitucional, y el Presidente Evo Morales Ayma regresará a su liderazgo popular con un pueblo fortalecido, con mayor conciencia revolucionaría y una experiencia de lucha más curtida ante el imperialismo. Esa es la dialéctica del proceso revolucionario: UNIDAD Y LUCHA, BATALLA Y VICTORIA.