El Arado y el Mar

Maduro renunció y pocos se dieron cuenta

Martes, 19/11/2019 01:40 PM

Aquí en Venezuela ocurre un golpe de Estado inédito, lo podríamos llamar "golpe suavecito" o, quizá, más apropiado, "golpe soñado". Es un golpe que se da por etapas, el presidente va cediendo poder poco a poco. Primero, se lo nota cansado, derrotado; luego, se va ausentando, sólo aparece en grabaciones, se aleja por largos periodos, evita ejercer. En estas condiciones otros ocupan sus funciones, hasta que llega el momento en que desaparece como estalla una pompa de jabón y nadie se da cuenta de su ausencia, el país sigue disolviéndose sin altibajos. Antiguamente este tipo de vacío era propio de las monarquías, el monarca permanecía pero no ejercía, era sólo figura.

Este golpe soñado, o el golpe de Morfeo (porque el mandatario como que se duerme), sin duda está sucediendo en Venezuela, es verdad que pocos se dan cuenta, pero cada día es más evidente. La última certeza es la entrevista de José Vicente el domingo 18 de noviembre. En ella el presidente maduro reconoce que la dolarización del país es un hecho espontáneo y él la recibe dando "gracias a Dios". De esta manera, acepta la renuncia del ejecutivo a la planificación económica, al papel controlador del Estado, y deja al capitalismo y a la sociedad a la libre. Eso sin tocar la muestras de extravío, de economía de quincalla que nos obsequió cuando basa su gestión en el petro, el lingotico, el carnet de la Patria, el ecocidio del oro. Se refugia en el rentismo más puro, el que espera sentado la renta y que el mundo se "ajuste" con la ayuda de Dios.

Ya antes maduro había renunciado a muchas áreas de la presidencia, las había abdicado en favor de diosdado que es el que suda la camiseta, da vueltas por el país hablando, tratando de justificar los disparates, mintiendo sobre mentiras ya viejas. Los militares andan de su cuenta, a merced de voceros ignaros que mantienen una guerra de nintendo con Colombia, mueven misiles, hablan de aviones, la alta jefatura calla, hay renuncia a dirigir como ese campo se merece. Los industriales, los obreros, esperan que todo se ajuste por la buena de Dios, mientras agarran dónde haiga.

Es así, el país de los tres presidentes, en realidad no tiene ninguno: guaidó no manda, está enredado en sus reuniones secretas con el gobierno, en sus pactos para un nuevo cne; diosdado es pura espuma y no cuaja; y el del sueño tranquilo hace tiempo que dejó de gobernar, es pura figura, como el monarca cansado. El país se está disolviendo, sin jefatura cunde el caos a todos los niveles, cuando no hay presidente, cuando todo queda en manos de lo espontáneo, la sociedad entra en la barbarie, proliferan los feudos, las pandillas, la guerra de todos contra todos, el sálvese quien pueda, dejamos de ser una sociedad. La situación es muy grave, corremos peligro de ser un país inviable, de desaparecer. Es urgente tomar medidas antes de que la tome otro.

Lo primero es recomponer una jefatura que sea capaz de dirigir, "que no se llame jefe para no serlo", creíble, querible, con un proyecto que supere la lógica de la cuarta república, que rompa el círculo de las elecciones burguesas, que dé un salto hacia nuevas formas de organización social y política, capaz de decir la verdad a la gente, convocarla para la tarea de la reconstrucción de la sociedad, hacerla responsable del futuro y beneficiaria de ese futuro.

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