El economista criollo explica cómo el modelo económico y la desigualdad ocasionaron la implosión social en Perú, Ecuador, Chile y Colombia

Sábado, 23/11/2019 02:02 PM

Primero fueron Perú, Ecuador y Chile, ahora le tocó a Colombia. Se evidencia que el sistema político en Suramérica, que dominan gobiernos de derecha, no garantizan la satisfacción de las necesidades básicas de la mayoría de la población.

En el caso de Bolivia lo que ocurrió fue un golpe de Estado liderado por militares y policías financiados por el gobierno de Estados Unidos. La revuelta popular boliviana no se debió a los niveles de desigualdad económica-social sino a conspiraciones dentro del sociedad política.

SISTEMAS POLÍTICOS Y POLITICAS NEOLIBERALES EN DECADENCIA EN LA REGIÓN

El sistema político no garantiza el bienestar social. La desigualdad es la madre de todas las batalla en la región La gente cansada de vivir toda su vida para trabajar como esclavos y vivir mal ha implosionado. Ya Venezuela vivió eso en 1989 en el caracazo. 30 años después es que se replica en la región. Un proceso lento pero seguro.

En fin, es el modelo de relaciones humanas, económicas y políticas que se desarrollan en las democracias disfrazadas por los medios de comunicación en la región, que están conllevando a bajos niveles de desarrollo y a mucha desigualdad, las que están causando la implosión social en Suramérica a inicios del siglo XXI.

Esto es algo muy peligroso, que pudiera propagarse a nivel mundial, tomando en cuenta que los niveles de desigualdad planetario están creciendo a un ritmo acelerado, es decir, cada día la mayoría de la gente nace y se levanta cada vez más pobres y pocos más ricos. Pareciera que ese fenómeno de la desigualdad, es decir, de vivir en una sociedad muy desigual es algo que la mayoría de la sociedad (promedio del 70%)

Tanto el índice Gini, Gini laboral, índice de desigualdad Palma, como la teoría de la paridad del poder adquisitivo demuestran porque la gente se ha volcado a las calles a saquear (implosión social) en Ecuador, Perú, Chile y Colombia. Que son indicadores de medición de la distribución de los ingresos y riquezas generadas por las naciones en su totalidad pero que son mal distribuidas por el propio sistema imperante: el sistema capitalista.

Un problema que según el índice Palma los genera el 10% de la población más ricas, porque entre ellos se ubican los que dominan el sistema financiero, bancario, industrial, manufacturero, entre otros.

Es un problema vinculado al dominio del capital, a su ritmo de acumulación, que crece a una tasa exponencial y, por lógica matemática, se multiplica cada día más, mientras que el resto de la población (90%) que vive de un sueldo, una remuneración, un salario, un rebusque o una dádiva, no multiplica sus ingresos, sino que los dedica a gastar (consumirlo) para su subsistencia. Valga decir, la parte del capital que se convierte en salario (se paga o es un gasto empresarial o gubernamental) no se multiplica, mientras que el capital hecho inversión se multiplica y acumula a niveles exponenciales, sobre todo en la minoría que represente el 10% de la población más rica. Y en la medida que se analiza con mayor profundidad la distribución proporcional de ese 10% más rico, te encuentras, que el 10% de ese 10% es cada vez más rico y multiplica su capital a una tasa exponencial más elevada que el resto de esa población.

Esa es una de las grandes contradicciones del sistema capitalista, que nadie ni ninguna escuela de economía a escala mundial, ha resuelto detener aún, y que se plantea una fórmula mágica que les permita a las naciones y a sus gobernantes, impulsar un nivel de desarrollo económico con menor desigualdad. Evidentemente, que este es un problema de investigación de carácter doctoral.

NEOLIBERALISMO SIGUE EXPLOSIONANDO EN SURAMÉRICA

La realidad social vivida en Perú, Ecuador, Chile y Colombia en los últimos días, dicta de una sociedad dominada por élites, por grupos económicos poderosos y por partidos políticos que controlan el sistema estatal y lo manipulan para perpetuarse en el poder.

Evidentemente que lo político incide en la economía. Las decisiones que toman los políticos en esos países benefician a los grandes empresarios, comerciantes, banqueros y compañías transnacionales la mayoría relacionadas con la economía estadounidense.

Impulsan modelos económicos que benefician a pocos ricos que se llevan más de la mitad del ingreso de una sociedad como ocurre en casi todos los países, indistintamente que sean ricos o pobres, grandes o chicos, democracias o dictaduras, tengan o no recursos naturales, un buen nivel de educación o de gobernabilidad.

Un hecho empírico demostrable si se aplica el índice de desigualdad de Palma, elaborado por un economista chileno José Gabriel Palma, de las universidades de Cambridge en Reino Unido y de Santiago en Chile, un indicador incorporado en los análisis realizados por la ONU para medir el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, las estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las Cuentas Nacionales Británicas, entre otras, mediciones de desigualdad.

En su estudio Palma revela que en América Latina el 10% más rico se lleva el doble de la proporción del ingreso que se llevan los ricos en países más desarrollados e industrializados; por tanto, al 40% más pobre no le queda otra que llevarse una parte muy pequeña, equivalente a la mitad de lo que se llevan en otros países, determinando los niveles de desigualdad pronunciada en la región.

Si bien es cierto, eso ocurre en la mayoría de los países del planeta, porque casi todos los políticos mandan para una élite económica que los apoyan, para los defensores del modelo neoliberal ese no representa un problema económico. Ellos no vinculan al manejo del Estado a la economía, valga decir, la relación política-economía. No logran ver que el modelo aplicado por los gobiernos (desde la sociedad política) genera cada día más pobres y menos ricos (en la sociedad económica), es decir, que en esencia crean mayores niveles de desigualdad.

Los neoliberales no logran ver que la gente está molesta, está decepcionada, se sienten abandonadas. Han sido indiferentes a esa realidad y la gente se cansó: implosionó en Perú, Ecuador, Chile y Colombia. Los gobernantes intentarán parar a las masas volcadas en las calles mediante la represión y la violación de los derechos humanos. Los medios oficiales y aliados intentarán silenciar, pero gracias a la tecnología las redes sociales filtraran esa triste realidad.

CRÍTICA AL SISTEMA POLÍTICO EN SURAMÉRICA

Lo que vemos es una tendencia social y económica muy peligrosa en la región, que deben ser considerados tanto por los gobiernos de izquierdas, de derecha y sus matices. Porque al fin, algún partido político vencerá en algunas de las elecciones venideras en los países Suramericanos, indistintamente de su color.

Lo ideal que sean gobiernos progresistas, que apuesten al desarrollo con menos desigualdad, donde se norme el papel de los monopolios, oligopolios y grandes grupos económicos que controlan la economía, algo que deben poner en prácticas los gobiernos en coordinación con el resto de la sociedad.

Lo que ha ocurrido en nuestra región devela que seguir mandando para el 10% más rico es un coctel fatal para las sociedades, conlleva al camino turbulento de la implosión social. Esa situación requiere incorporar a la academia en esos debates, comenzar a diseñar un modelo de desarrollo y de crecimiento sostenido dirigidos a países desiguales como los de la región, incluyendo a Venezuela.

Hay propuestas como las impulsadas Oxfam, organismo de generar "una economía más humana" e insta a los gobiernos a acabar con los pagos y políticas dirigidas a las corporaciones, evitar su evasión fiscal, así como imponer mayores impuestos a las personas más ricas. Asimismo, plantean que los empresarios paguen una "parte justa de impuestos" y que ofrezcan "salarios dignos", que sean más alto que el salario mínimo fijado por los gobiernos.

Desde esa perspectiva, los determinantes de los niveles de desigualdad, los que lo alimentan son los empresarios, al aplicar modelos de negocio que se "centran más en la entrega de rendimientos cada vez más altos para los propietarios ricos y altos directivos" y menos retribución a sus empleados.

Con el transcurso del tiempo, esa desigualdad se ha expandido a un ritmo mayor, siendo el modelo de relaciones humanas, económicas y financieras teorizadas y modeladas por los neoliberales las que generan esa tendencia perniciosa para la sociedad, cuya máxima expresión es la implosión social.

Como vemos, es en el comercio, el sistema bancario y financiero, en las relaciones Estado -clase trabajadora y en el sistema de distribución de las riquezas del modelo neoliberal donde esta el meollo del asunto. Y los políticos que mandan en los gobiernos de turno a nivel nacional, estadal o municipales, en su opulencia y "popularidad mediática" no logran leer las ansiedades de la población.

Se dejan llevar por indicadores económicos que no dicen nada como el PIB pero cápita, que hacen creer que toda la población está bien si la producción nacional aumenta de un año a otro, valga decir, si el ingreso per cápita aumenta, pero no se paran analizar los indicadores de desigualdad como el índice de Gini que en cierta medida integra una tendencia de insatisfacción social que se va acumulando en la medidas que pasa el tiempo. En ese sentido, los gobernantes se han ido alejando cada más de la atención de las necesidades de progreso del pueblo, de superar el vivir para mantenerse vivo y alejarse del vivir viendo cómo una condición de vida y un derecho natural.

LA ECONOMÍA DEL DESARROLLO Y EL MODELO NEOLIBERAL PASAN A REVISIÓN TEÓRICA DEBIDO A LOS NIVELES DE DESIGUALDAD MUNDIAL QUE HAN GENERADO

Es por lo anterior que insistimos, el modelo neoliberal es insuficiente para garantizar los niveles de desarrollo con bajo nivel de desigualdad, entiendo que un modelo ideal sería aquel que hace progresar a las sociedades, desarrollarla industrialmente garantizando bajos niveles de desigualdad y satisfacción social.

Lo que está ocurriendo en Suramérica es un dilema de vieja data en la teoría económica, que remite obligatoriamente de nuevo retomar las primeras investigaciones y críticas al sistema capitalista actual, entre ellos las plasmadas en El Capital de Carlos Marx, a teóricos clásicos del desarrollo y el crecimiento económico como Adams Smith, David Ricardo, Alfred Marshall, Josep Schumpeter, John Maynard Keynes algunos representantes del postkeynesianismo, de aportes de teóricos emergentes como los de Thomas Piketty y Muhammad Yunus, entre otros.

Correo: agiussepe@gmail.com

ANEXO:

Desigualdad en países de América Latina - Índice de Gini (de mayor a menor)

Brasil

51,3

Colombia

50,8

Panamá

50,4

Honduras

50,0

Costa Rica

48,7

Guatemala

48,3

Paraguay

47,8

Chile

47,7

Nicaragua

46,2

República Dominicana

45,3

Ecuador

45,0

Bolivia

44,6

Perú

43,8

México

43,4

Argentina

42,4

Haití

41,1

El Salvador

40,0

Uruguay

39,7

Venezuela

37,7

   

Fuente: Banco Mundial - últimos datos disponibles para cada país

 

Nota leída aproximadamente 3260 veces.

Las noticias más leídas: