Pretendemos: "hacer una revolución "; ya nos advertía Orwell de que se hace la revolución para establecer una dictadura. Fin de la cita.
Cuántas veces no hemos escuchado que los problemas del totalitarismo fascista de izquierda son consecuencia del dogmatismo comunista, y que no puede ser resuelto hasta que la izquierda ultrosa sea neutralizada o al menos convertida en algo amorfo, inútil, trascendido, y olvidado.
Y esto no es una banalidad. Es un objetivo expreso, lo mismo que los manuales intelectuales y propagandísticos made in Cuba, acentuados con cara de circunstancia, y en el caso más patético como el venezolano, donde la izquierdosidad, que no es otra cosa que la metástasis desenfrenada del marxismo estalinista mas pedestre.
Socialismo hambreador del siglo XXI, prefiero llamarlo así, que es lo que ha llevado a ganar terreno a la llamada "derecha" en Ecuador, Bolivia, Uruguay.
Los postulados del socialismo en Venezuela lo que ha sembrado es el resentimiento, la envidia, y la inconformidad más pueril. Haciendo que la gente descontenta huya del país por algo que a veces ni siquiera saben qué es, el hambre arremete en contra de ellos. Mi país, Venezuela, es un imbatible ejemplo de un cementerio de inocentes.
No podemos obviar que esta mal llamada revolución nació, y se hizo fuerte como una subversión, ese fue su leitmotiv, en contra un conjunto de valores de los logros de la mal llamada cuarta republica, a los que la *revolución* la bautizó como "la derecha", y que hoy, gracias al copioso y constante discurso "cubano revolucionario", han terminado contemplándose como valores negativos, caducos, y dictatoriales, comparándose con lo que prometen, y jamás cumplen con lo de la agenda trillada: "humanista y de valores" del totalitarismo.
Venezuela vive una tragedia de embustes convertidos en una macabra perversión, asumida por no pocas personas como "la verdad". Es sintomático que se trate siempre de una verdad aún no alcanzada.
Vivimos la era de la globalización, y no hay nada más globalizador en Venezuela que el hambre socialista.
Es y será así. La nomenklatura rojita, argumentará que los grandes problemas del país son producto de los Estados Unidos de Norteamérica. Y nunca podrán dejar de prometer, mientras se roban millones de $, del futuro que pertenece por entero a las nuevas generaciones de venezolanos. Aunque vivimos en la era de la globalización, y no hay nada más globalizador en Venezuela que el hambre revolucionaria.
Lo mismo sucede con las acciones violentas de un gobierno represivo purgas, asesinatos, sedes militares, y policiales convertidas en campos de concentración, y de exterminio político, siempre serán burdas reacciones para defender sus "altos ideales revolucionarios", ya no sólo ante las "malas acciones de Donald Trump" sino contra una realidad que este socialismo real no está dispuesto a aceptar, aunque la huida de seis millones de venezolanos ha demostrado la necesidad de una realidad contraria a la revolucionaria.
La revolución bolivariana franquicia de la cubana, jamás reconocerá que en su esencia misma aflora la clave de su tesis fallida: la existencia de supuestos logros, continuos errores, canalladas, y donde los accidentes se deben al acoso del imperio, a cuyos valores se contraponen radicalmente. Después de esta receta ideológica y comunicacional, lo que le queda a Venezuela es un estado totalitario. Con todas las instituciones y empresas del estado destruidas.
¿Y qué nos traerá este comunismo cubano? que según sus propios postulados es el estatus superior al que puede aspirar un ser humano. Cuando repiten la cartilla cubana de que garantizan educación y salud para todos, una economía planificada y un estado de bienestar sin parangón. En fin, el paraíso en la tierra llamada Venezuela. Lindas palabras, encantadoras promesas. Pero la realidad es que quienes viven en el socialismo venezolano saben muy bien que es lo más cercano a la descripción del infierno. Por eso escapan por millones los venezolanos del país que los vio nacer.
El socialismo real que se vivió en el siglo XX, pese a utopías pseudo filosóficas, no son más que un juego de semántica histórica para colmo de males, cuyo objetivo principal es mantener entretenido al circo. Pues como el pan es tan poco que casi nunca alcanza, la dócil palabra ha de jugar su rol revolucionario: confundir y adoctrinar. La mano siniestra (dicho popular) de la izquierda es larga y manipuladora. Más de lo que muchos creen. Ya vemos lo que pasa en Venezuela, y por eso tratamos de alertar a quienes no han sufrido el comunismo en carne propia.
Obviar la historia, y lo que se vive en Venezuela es el peor error de cualquier latinoamericano, y esto viene ocurriendo en este país. La izquierda extremista cubana venezolana se ha adueñado prácticamente de la educación, la cultura, el negocio de las comunicaciones. La disidencia (y países vecinos) debería entender con urgencia que no atender a estas alertas es justamente lo que mantiene a esta izquierda totalitaria, junto al odioso y funesto socialismo dogmatico, como un volcán en erupción, amenazante, tan lejos de la ganas de comer, y tan cerca del hambre, como la Cuba caribeña. Y esto no es nada bueno para la América Latina.… es increíble el poder que se arroga la izquierda fascista para juzgar al que critique o se oponga a este desastre, que ha arruinado Venezuela. Es para decirle a la gente que sostiene el gobierno actual: "señores, donde se han aplicado sus ideas la gente ha muerto de hambre".
La mafia estatal parasitaria muy bien organizada contra una sociedad civil productiva, y eficiente pero muy desorganizada, por lo tanto el reto es construir desde los espacios de libertad que nos quedan, sobre todo en el ámbito del mercado, alternativas al Estado en los espacios que controla para que al final lo nuevo acabe sustituyendo naturalmente a lo viejo e ineficiente, este proceso ya ha comenzado en el plano comunicacional y cultural con la irrupción de Internet, el próximo será la educación ya que la proporcionada por el Estado está totalmente obsoleta e ideologizada por lo tanto ya no le sirve a nadie ni siquiera para encontrar un empleo mal pagado.
La iniciativa privada huye a otras latitudes antes de ser saqueada, y nos quedamos en un hoyo de proporciones históricas que se llena de inmigrantes árabes, y chinos especuladores, y lavadores de dólares que quieren parte del pastel por la cara. El comunista es la cara oscura del hambre. Para que no exista el comunismo estalinista, deberíamos eliminar las ganas de comer. Muerto el perro se acabó la rabia… hay que superar esta dicotomía obsoleta. Ni comunismo ni hambre socialista del siglo XXI, que son dos cabezas del mismo dragón, de seguir así nos ayudarán a llegar al siglo XXII con la pata hinchá. Venimos así desde el siglo XVIII, ya es hora de cambiar esto.