Razón y emoción

Sábado, 14/12/2019 02:46 PM

Hay mas y más de 8 millones de aspectos límbico antagónicos en la capital clara contradictoria confusa, y, la razón y la emoción, es tan solo y sólo, uno de ellos, incrustados aspectos en un lugar del encéfalo como continente que contiene los contenidos de lo matemático de lo gramático y de lo poético de lo memorioso emotivo de la forma significativa conmovedora. Y, que entre casos límite contradictorios, ha de haber necesariamente, y, forzosamente un medio de las conjeturas indiciarias aristotélicas de La Gran Moral, asina como, entre exceso y defecto. Tanto dicho en Aporrea, entre dicho y hecho, el trecho estrecho arrecho barbecho borroso platónico, que no de otra suerte que como cuando se dice de la sombría penumbra whitmaniana, del yin y yang, y, del borroso 69 cojedeño, trazada slash tangencial socrática, en el punto crucial decisivo, en el punto inflexivo topológico contradictorio borroso octaviopaziano, de lo divino y de lo humano, del realismo ingenuo einsteiniano y el realismo mágico cervantino, de lo consciente y de lo inconsciente villaverdeiano, asín como, de la razón y la emoción.

Hay mas y más de 8 millones de aspectos límbico antagónicos en la capital clara contradictoria confusa, y, la razón y la emoción, es tan solo y sólo, uno de ellos, incrustados aspectos en un lugar poético memorioso significativo conmovedor figurado cerebral encefálico, que no de otra suerte que como cuando Ana Enriqueta Terán, dijéranos: "El poeta, sólo tiene la palabra, su abstracción, su alusiva sequedad de almendra suprema." La poeta Ana Enriqueta, no es una especialista del sistema nervioso, pero a buen seguro que ha sabido que el cerebro es como una computadora central que controla todas las funciones del cuerpo, o sea, lo que piénsase y siéntese, asina cómo, aprender y recordar, asín la razón y la emoción, así lo consciente y lo inconsciente, y, la forma en que te mueves y no te mueves, aun y aún, y, ese control computarizado central lo lleva esa sequedad almendrada suprema, esa evasiva alusiva escueta almendra victoriosa, la palabra evocativa fugaz. La poeta, ha sabido que no existe memoria sin emoción, y que la emoción ha de estar vinculada a la razón, mediante el trecho estrecho arrecho barbecho platónico contradictorio borroso, ha sabido que tanto entre la razón y la emoción, está incluida su amígdala escueta alusiva profunda, su sequedad almendrada suprema profunda, como entre el dicho y el hecho. La poeta Ana Enriqueta, sabía y no sabía, de la borrosidad, de natura y persona, de amígdala almendrada vinculante entre razón y emoción. La amígdala límbica almendra escueta suprema enriqutateraniana, es de equilibrio dinámico dialéctico dialógico difuso de control del paleo complejo "R". Mas y más, empero la poeta, a todo esto lo reduce a la palabra, como refugio, como evasiva, como fuga, huida, escape, y con este cura ignaro raro cleuasmo asno, el rincón de la palabra, mi salvación labra, a lo monterrosoiano y a lo unamunoiano. Ana Enriqueta, en sabiduría socrática, el saber, llevada por el que sabe que no sabe, en la borrosidad, en la penumbra sombría whitmaniana, reducida en la palabra, de ella emergen iguales elementos contrarios, la razón y la emoción, y, dícenos, con Antonio Machado: "Busca tu complementario, que anda siempre contigo, y, suele ser tu contrario."

Hay mas y más de 8 millones de aspectos límbico antagónicos en la capital clara contradictoria confusa, y, la razón y la emoción, es tan solo y sólo, uno de ellos, incrustados aspectos en un lugar poético memorioso significativo conmovedor figurado cerebral encefálico, que no de otra suerte que la de Arturo Uslar Pietri: Ortografía y cultura. El Nacional. Caracas. Domingo, 13 de abril de 1977. P. A/4. La ortografía, es racional es mas y más de la lógica, asina que ortografía y cultura, son casos límite contradictorios, contenidos que contiene la razón y la emoción, y viceversa, y que diríase, con aquello del Gabo, Gabriel García Márquez, en la ocasión del Primer Congreso Internacional de la Lengua Española, en que lanzara la invitación la premonitoria inquietud imaginativa creativa: "Jubilar la ortografía, como un temor del ser humano, desde la cuna hasta la sepultura, y, paso seguido primero enterrar las hachas rupestres." El Gabo, barruntaba lo que venía, con el avance tecnológico de la telemática, la informática, la electrónica y la industria de la comunicación, en que hase impuesto la antiescuela a la escuela, las redes sociales comunicativas, y, la sufrida ortografía, la Gramática y la Lógica, la escritura, la semántica, la estructura, la sintaxis, lo sintagmático y lo paradigmático, la prosa y la poesía, lo lineal y lo sinusoidal, el caos y el orden, en el mundo de las letras, de la razón y de la emoción, en que romperíase el equilibrio dinámico dialéctico dialógico difuso de control del paleo complejo "R", llevado por esa preciosa amígdala límbica almendra escueta suprema enriqutateraniana, entre los casos límite contradictorios la razón y la emoción. Y, otra cosa mariposa, como decía Rosa María, en la calle Alegría de San Carlos, todos los días, a la conjugación del verbo haber, que los mismos ministros caen en la de jubilar la ortografía como que si ya, jugando adelantado al Gabo, hubieran enterrado las hachas rupestres, desvirtuando las normativas lógicas reglamentarias del verbo haber. Bueno, mas y más, empero Arturo Uslar Pietri, estaba viviendo el momento, no estaba barruntando lo del petróleo, y sacudióle, en aquella fecha, a Gabo, esto: "En lugar de proponer la simplificación de la ortografía, con todas las objeciones estéticas y éticas que ella suscita inevitablemente, habría que pensar más bien en fomentar, desde el nivel de la enseñanza elemental, el conocimiento sistemático de la etimologías. Más allá de su simple valor de significación escueta, cada palabra es un pedazo de historia muy rica en informaciones y sugerencias en que está presente el pasado vivo que vincula a cada pueblo con su lengua. Cada lengua es como el depósito supremo de la experiencia histórica de cada nación. Podría decirse, sin exageración… Cada palabra es como el compendio de una experiencia histórica singular. Tratar de reducir cada palabra a su expresión más directa y a su grafismo más directo y a su grafismo más simple podría tener un atroz resultado empobrecedor para la humanidad entera. La palabra es la más importante de las creaciones del hombre y la lengua es el bien cultural fundamental de cada pueblo. Reducir todo esto, por razones prácticas, a las formas más simplificadas del grafismo que faciliten su transmisión por los actuales medios electrónicos podría tener inmensas consecuencias negativas para el futuro inmediato…Tratar de simplificar la lengua podría resultar en una terrible operación de empobrecimiento, del que la primera víctima sería, sin duda, la poesía y todo el prodigio de la palabra. Co el propósito, aparentemente vital, de simplificar la ortografía podríamos desembocar, sin darnos cuenta, en el inmenso mal de empobrecer la lengua y de hacernos más torpes e inexpresivos ante el mundo que nos rodea." El poeta es fuga, es huida, es abstracción, es evasiva, es elevación, es levitación, es trascendencia, es teleológico, el rincón de la palabra, la salvación labra. Ana Enriqueta, en sabiduría socrática, el saber, llevada por el que sabe que no sabe, en la borrosidad, en la penumbra sombría whitmaniana, reducida en la palabra, de ella emergen iguales elementos contrarios, la razón y la emoción, y, dícenos, con Antonio Machado: "Busca tu complementario, que anda siempre contigo, y, suele ser tu contrario." La escuela y la antiescuela. La escuela la que defendiera con rigor, Uslar Pietri, y la antiescuela, que denunciara la inventiva premonición de García Márquez, a éste creativo poeta, la historia, siguiera dándole la razón, a lo que la amígdala límbica almendra escueta suprema enriqutateraniana, ha de ser de equilibrio dinámico dialéctico dialógico difuso de control, tanto entre la razón y la emoción, como entre la escuela y la antiescuela.

Si hay mas y más de 8 millones de aspectos límbico antagónicos en la capital clara contradictoria confusa, y, la razón y la emoción, es tan solo y sólo, uno de ellos, incrustados aspectos en un lugar del encéfalo como continente que contiene los contenidos de lo matemático de lo gramático y de lo poético de lo memorioso emotivo de la forma significativa conmovedora. Entonces sea dicho que entre casos límite contradictorios, ha de haber necesariamente, y, forzosamente un medio de las conjeturas indiciarias aristotélicas de La Gran Moral, asina tanto entre exceso y defecto como entre razón y emoción. Ergo vergo sea dicho que la amígdala límbica almendra escueta suprema enriqutateraniana, es tanto de equilibrio dinámico dialéctico dialógico difuso de control, entre la escuela uslarpietriiana y la antiescuela garciamarqueziana como el tercio incluso aristotélico profundo, criada respondona, después de la voladura de Las Torres Gemelas Neoyorquinas el día de La Patrona de Venezuela, a las cinco en punto de la tarde garcialorcaiana.

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