¡Alerta Roja! Se busca un delincuente indio llamado Evo Morales. Quién lo encuentre, váyase con él

Lunes, 16/12/2019 03:53 PM

Las policías del mundo occidental, esas que luchan denodadamente por la justicia y la moral del hemisferio, en lo que viene se pondrán en movimiento por el ¡Alerta Roja!, así mayúsculamente, lanzada por la presidente por demás legal y justiciera de cuyo nombre no me acuerdo, por lo que debo ir a la red a rescatarlo, esperen un momento.

Jeanine Añez, así realmente se llama; hube de escribirlo dos veces porque pese haberlo leído, cuando lo escribí por primera vez puse Arias, por aquel triste personaje, como Obama premio Nobel de la Paz, que contribuyó con el golpe en Honduras contra Zelaya, de nacionalidad costarricense de quien la última vez que algo supimos fue de las acusaciones por acoso sexual, llamado Oscar Arias. Acoso que por cierto explica aquello del abusador por abusado, pues es conocido como en el Departamento de Estado, desde años atrás, con acoso se le ha usado de víctima y victimario.

Decía pues que esa dama, salida de las sombras, ha pedido a aquellas policías que cuidan del orden, la paz y la justicia en el mundo occidental, un ¡Alerta Roja! contra un peligroso indio aimara que acabó con Bolivia, aquel paraíso de los blancos, hijos y nietos de blancos, que gobernaron en una época esplendorosa de la vida boliviana. De cuando democráticamente unos y otros se daban un golpe de Estado como quien se da los tres rituales golpes del día, uno al amanecer, otro en el momento más alto de la canícula y el tercero cuando se sol se ocultaba. El saliente, militar o civil, siempre de aquella gente de cultura occidental, eurocéntrica, muy respetuosa, civilizada y democrática, la misma que intenta volver de la mano de Arias, perdón Añez y sus enclaves militares, antes de coger su cachachá para una embajada o embarcarse en uno de los viejos aviones bolivianos o partir, tramontando la sierra, al país más próximo, procuraba llevarse todo el dinero que estuviese depositado en las arcas públicas. Dejaba atrás una larga lista de ultrajados, torturados y hasta asesinados, siempre con la complicidad de los oficiales del ejército que lo salvaban para meter a otro o meterse ellos mismos. Y mientras todo aquel ejercicio de libertad, democracia y civilismo, pulcritud, acontecía, la indiada se limitaba a observar aquello con la paciencia propia de quienes habían sido vencidos por las armas y la crueldad española, de los blancos y civilizados conquistadores. Sus recursos, pese ser los dueños de todo eso, porque cuando Dios creó al mundo, a ellos les puso sobre aquella tierra rica, se lo apropiaron quienes llegaron de afuera y les humillaron, marginaron y trataron como extraños. Y quienes después vinieron, por empatía fundamentada en valores étnicos y culturales, también adquirieron el derecho de disfrutar todo aquello como propio, mientras los indios, los verdaderos dueños, observaban y eran objeto del desprecio.

Aquel indio, un aimara, tuvo la osadía e irrespeto de querer cambiar todo aquello o mejor volverlo si no igual a como lo había creado el Señor, por lo menos distinto a como lo habían convertido los civilizados. Como que la democracia de los hombres de occidente, es decir sus propias reglas operasen y siendo los indios la mayoría tomasen el control de lo que es de ellos sin quitarle absolutamente nada a los descendientes de los conquistadores y los llegados después como resultado de las salvajadas desatadas en Europa, de lo que se habían apropiado de acuerdo a sus reglas. Y votaron todos una y otra vez y el indio siempre salió ganando. Y ya eso es un verdadero acto de sublevación e irrespeto a las reglas, un delito imperdonable.

Pero el indio del carajo no se quedó en sólo eso de ganar elecciones unas tras otras, sino se atrevió a más, como trastocar el orden que venía desde los tiempos de los viejos conquistadores y lo que refrendaron los nuevos, como que, según lo que dijo Luis Britto García en su artículo "Bolivia en el Corazón", el indio gobernó "catorce años democráticamente". Y los indios, con él y su partido el MAS, asumieron "el control de los recursos naturales, suben el salario mínimo de 440 a 2.060 bolivianos y el ingreso per cápita de 1.120 dólares a 3.130, elevan la expectativa de vida de 64 a 71 años, reducen la pobreza extrema de 38 a 17 %, el desempleo de 8,1 a 4.2% y la Deuda Pública de 52 a 24% del PIB, hacen crecer este 327 veces y evitan la secesión del país".

https://www.aporrea.org/ideologia/a284483.html.

Y si uno es justo y suficientemente equilibrado, tanto como forman las redes y esos millones de face news que por ellas navegan, tanto que han vuelto a la gente de hoy como demasiada "crítica y libre", no tiene otra opción que convalidar ese llamamiento justo de la presidenta Añez, tan justo como el origen mismo de su mandato. ¿Cómo a ese señor o mejor indio del carajo, roto, cholo o porquería, se le ocurrio que indio es gente y los pobres de allí que si no son indios es como si lo fuesen, son merecedores de aquellas prerrogativas? ¡Eso es un robo y como tal un delito!

Ella con todo el aval que le da el origen de su cargo, pues está en la línea de los conquistadores y de los venerables gobernantes que siempre tuvo Bolivia, con escasas excepciones como el tan nombrado indio y aquellos militares de la recordada "Revolución Boliviana" del MNR de 1952, que entre otras cosas también rescató para la Nación los recursos naturales, acaba de expresar por los medios y estos se encargarán de hacer llegar el recado al mundo entero que, "Si tiene que venir a Bolivia él sabe que tiene cuentas pendientes con la justicia y a ello se tendrá que atener. Seguramente en los próximos días se va emitir esa orden de aprehensión porque nosotros ya hemos hecho las denuncias pertinente". https://us6.proxysite.com/process.php?d=xS5CJ4WJzGffh9LmFoFWRK2KHF0HZW5RjGbH6b2Rqt6SkLpWalRIVGsrd0EZPrML&b=1

Y al decir eso, se refería al indio despreciable.

Y la señora Añez, la muy legal presidente de Bolivia, porque aunque los votos no la hayan puesto allí, si la cultura eurocéntrica de ella y del señor Camacho y de la vieja clase política para quien Bolivia fue su bodega o herencia, no de Dios sino de los conquistadores y ahora del Pentágono y el señor Trump por el gas y el litio, que a ellos todos les hace mucha falta y esos indios, "por eso mismo, por indios, no sabrán qué hacer con esa vaina", ya se ha encargado, valiéndose de la justicia que emana del golpe y burla a los derechos soberanos del pueblo boliviano, de denunciar al indio por sus crímenes, esos mismos que hemos expuesto arriba.

Ese crimen, entre tantos, de nacionalizar los recursos naturales, como para que los indios saquen provecho a una vaina que no es de ellos sino de otros, no se puede perdonar. ¿Qué hace un indio con litio! Por eso, había que restituir la legalidad y con ella la democracia o lo que es lo mismo que las cosas vuelvan a hacer como antes que aquel indio empezase a cometer sus delitos.

¿Cómo se le ocurre a un indio, en lugar de estar sembrando coca en las tierras de los blancos, los hijos de los conquistadores y los de su misma casta arrimados después de las guerras de Europa como resultado de las derrotas y la necesidad de huir de la justicia o evadiendo la nueva situación, ponerse a alebrestar a los de su clase y lo que es más apoderarse del gobierno, mediante unas reglas que no son de ellos, pues las suyas son servir y bajar la cabeza, para establecer un orden contrario a lo qué debe ser? Es un delito agitar a la indiada para que jerzan sus derechos, reclamen lo suyo, ejerzan la dempocracia y reclamen justicia.

¿Y qué debe ser? Pues el indio debe irse allá lejos, pal monte, no instalarse donde viven los blancos, conformarse con sus rústicas siembras de coca, dejar las ciudades en paz. Olvidarse de todo derecho y hasta el participar en política y votar, lo que no es su derecho, pues el suyo es obedecer con la cabeza baja. Esas son vainas que sólo competen a los blancos y gente civilizada, como esa del ejército y la policía y los propietarios de Santa Cruz y del señor Camacho. Por algo Almagro, el gobierno de Trump y las respetables democracias del mundo sin duda han respaldado la salida democrática y hasta pacífica y civilizada por la que optó en Bolivia la gente de bien y de respeto. Y por eso, dice la señora Añez, ahora si me acuerdo el apellido por lo menos, "Tomaremos las acciones que sean pertinentes. Bolivia se respeta".

Y la señora Añez tiene muy claro que al indio Evo Morales, que ahora se ha radicado en Argentina, hay que atraparle y para eso está la justicia mundial y sobre todo la de occidente.

Por eso pues, hay ahora un ¡Alerta Roja! para que la CIA, la DEA y hasta la OEA organismos campeones de la justicia y la paz busquen hasta debajo de las piedras hasta atrapar al indio delincuente Evo Morales y allá, a Bolivia, lleven amarrado y atado a la cola de un caballo. ¿Acaso, de vez en cuando, el mundo no anda al revés? Pero si usted le encuentra, váyase con él.

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