“Nunca el destierro para el verdadero fuerte es una mengua”

Martes, 07/01/2020 02:27 PM

…"Nada más propicio para una carrera que su interrupción temporal, pues el que ve el mundo siempre desde arriba, desde la nube imperial, desde la altura de la torre de marfil del poder no conoce otra cosa que la sonrisa de los subordinados y su peligrosa complacencia; el que sostiene en la mano la medida, olvida su verdadero valor. Nada debilita tanto al artista, al general, al hombre de poder como el éxito permanente a voluntad y deseo. En el fracaso es donde conoce el artista su verdadera relación con la obra; en la derrota, el general, sus faltas; y en la pérdida del favor, el hombre de Estado, la verdadera perspectiva política. La riqueza permanente debilita; el aplauso constante hace insensible; únicamente la interrupción procura al vario ritmo de la vida nueva tensión y elasticidad creadora, únicamente la desgraciada mirada profunda y extensa de la realidad del mundo. Enseñanza dura, pero enseñanza y aprendizaje es todo destierro: al débil le amasa de nuevo la voluntad, al indeciso lo hace enérgico; al duro más duro aún. Nunca el destierro para el verdadero fuerte una mengua: es siempre un tónico de su fuerza." En: Fouché, el genio tenebroso.

Quisiera dedicarle esta reflexión de Stefan Zweig a aquellos que hoy se encuentran en el exilio geográfico y político, y en exilio espiritual de la cárcel. Incluso al presidente de la república, en el exilio de la medida. Vivimos algo parecido que una caída libre sin control, donde nuestros líderes hace tiempo que perdieron el bastón de mando, la vorágine de la anarquía capitalista se los chupa sin dirección y sin control, lanzando manotazos aquí y allá para ver de dónde sujetar lo que queda del país.

No hay que dejarse engañar por el biógrafo. Para Zwieg Fouché, Dostoievski, Balzac, Erasmo de Róterdam son solo pretextos para penetrar las pasiones humanas. Cada personaje señala un límite de esas pasiones, de una obsesión y vehemencia por el éxito, por el poder, o para aguantarse aferrado a él. "El que sostiene en la mano la medida, olvida su verdadero valor", nos dice, y nos viene a la mente, como una premonición lo que les deparará a muchos. "El aplauso constante hace insensible": no dejo de pensar en cuánto debe aprender la humanidad de sí misma.

Pero es un mensaje dedicado especialmente a nuestros exiliados chavistas, para que no decaiga la voluntad en ellos, a para que se fijen en la mente que nunca el destierro para el verdadero fuerte una mengua.

Hay que insistir, si no lo hacen los débiles de espíritu, los que se entregaron a sus instintos y vicios aburguesados, al mismo sistema que en principio creyeron combatir. Debemos cambiar la realidad, luchar en contra de la lógica del consumismo, del dinero fácil, de las insatisfacciones materiales que sorben de nuestras almas todo, como un abismo sin fondo no se puede llenar: jamás será colmado de toda la basura que deseamos a cada momento. Es el tiempo de reflexionar, revisar, qué hay de cierto y firme en este despelote. Hay que dejar de un lado los deseos y aferrarse a la realidad, y desde ella construir, empezar desde el principio.

Tenemos un plan, el Plan de la Patria que nos legara Chávez, el original; la constitución; uno y otra se complementan, por ahora. El espíritu revolucionario de Chávez latente en todo aquel capaz de fundar críticas sin miedo y resistirse a toda manipulación y chantaje, y sobre todo al amedrentamiento. Si hay algo firma para comenzar de nuevo está en el legado político y espiritual de Bolívar y de Chávez. No podemos darle más oportunidades al capitalismo que todo lo infecta y todo lo diluye, la única opción es cambiar la sociedad a un sistema socialista, construido a partir, primero, de una voluntad de cambio, aprendiendo de la historia, de la herencia política legada por Marx y grades hombres como Lenin. Trotsky, Che y Fidel, y todos los demás estudiosos y políticos revolucionarios de América y del resto del mundo. Eso es lo que tenemos, y sobre todo la voluntad de cambio, sin ella todo se desvanece.

No hay que caer en la tentación del pragmatismo, del camino fácil de rellenar los estómagos, calmar a los hambrientos y así seguir en lo mismo, vamos a cambiar el sistema, vamos a reeducar a la sociedad para una vida digna de ser humano, para el perfeccionamiento espiritual de nuestra especie, por nuestro futuro, para construir nuestro futuro y no dejarlo a lo que nos depare las insatisfacciones, el egoísmo mezquino que domina nuestras vidas. Si ese reto no se viera como imposible, no valdría la pena de realizarlo. Si todo fuera fácil y posible de realizar bajo estas condiciones, ya existiría o sería sencillo hacerlo. Este exilio nos debe prepara para el reto de cambiarlo todo, todo lo que deba ser cambiado vistas hacia el ideal del socialismo, sin dejarse engañar por las palabras y las falsificaciones de los políticos pusilánimes.

¡Volvamos al Plan de la Patria original y Chávez! ¡Debemos ir en contra de la lógica del capital y de la democracia fatua de los capitalistas! ¡Por una junta patriótica y socialista de gobierno rescatemos la lucha revolucionaria!

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