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Primero fue la delación que hizo un capitán comprometido con la hija del General Manuel Delgado Gainza, Director de la Academia Militar. Entre los planes del Comandante Hugo Chávez y de todos los comprometidos con la insurrección del MBR-200, se había tomado la determinación de que si se producía una delación, en ese mismo instante era imprescindible desencadenar el Plan de Operaciones, el POV. Esta delación Delgado Gainza fue terrible. Los oficiales comprometidos en la Academia Militar llaman a Chávez por teléfono y le avisan en clave que se ha filtrado el plan. Inmediatamente Chávez, de acuerdo con el POV, aprueba tomar posiciones para desencadenar la rebelión. Se da la grandísima sorpresa, de naturaleza estratégica, que cuando los centros de inteligencia norteamericanos están esperando que la rebelión estalle en Maracay, en el Regimiento Aerotransportado Aragua, Chávez aparece dirigiendo el movimiento, a 400 metros de Miraflores, en La Planicie.
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Tomar La Planicie desconcertó completamente al generalato afecto al Puntofijismo y por supuesto al Presidente Carlos Andrés Pérez. Entre los más desconcertados está el mismísimo Ministro de la Defensa, General Fernando Ochoa Antich, a quien lo cogen las primeras acciones metido entre sábanas. Luego del ataque frontal a Miraflores cuando un tanque destroza una de las rejas protectoras de la entrada y cuando se supone que está el Presidente de la República en palacio, la posición de Chávez en La Planicie resulta formidable. Azuzar con un ataque terrible y después esperar que el enemigo se desajuste sicológicamente, saca de quicio a la Casa Blanca. Chávez desde La Planicie va a desatar un plan de desajuste brutal de las fuerzas oficialistas. Anclado en su fortaleza aparece su desafío o amenaza envuelta en una especie de aproximación indirecta que abrumará al adversario (que en caso de que Chávez no reciba todo el apoyo militar que espera, al gobierno no le quedará otro camino que transarse por un arreglo o al menos buscar un diálogo. Chávez desde La Planicie minará la débil estructura del poder de Pérez. La dislocación física y sicológica del Presidente ya se ha logrado con el tanque que ha estado echando abajo uno de los accesos principales a Miraflores, y Washington trata de pedir ayuda desesperada a la OEA y a gobiernos vecinos como Brasil y Colombia.
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Todo lo anterior demuestra que cuando ya se presumen las acciones que acaban por desencadenar el 4-F, simultáneamente se están dando los pasos, influidos por el Comando Sur de los EE UU, con el Coronel Winston Cover a la cabeza, por el General Rangel Rojas y Raúl Salazar, a las 17:30, del día 3 de febrero de 1992, para conformar las acciones que no podían ser otra cosa que facilitar un Golpe pro-norteamericano. El General Ochoa Antich se encontraba en Maracaibo, realizando la visita mensual a las Guarniciones, ese fin de semana. Ya el día 3 de febrero de 1992 el Comando Sur de los EE UU y los servicios de Inteligencia del Ejército habían detectado treinta unidades donde se produjeron movimientos no explicados, y estaban saliendo igualmente tres decenas de telegramas de la Dirección de Inteligencia del Ejército, presidida por el General Valero Rivas, para alertar a esas treinta unidades.
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Entre las actividades que se tenían que realizar en Caracas estaban las de "Seguimiento de Crisis" en el Comando General del Ejército. Cuál sería la suprema impresión que le causaría a unos comprometidos, al recibir una llamada de una oficial para que presenciara una extrañísima reunión en el área de banderas de la Comandancia del Ejército, entre el Coronel Winston Cover, sus oficiales y el Coronel Raúl Salazar Rodríguez, ayudante general del Ejército. Ahora bien, ocurre algo más: Esos treinta telegramas antes mencionados fueron retenidos por el Coronel Raúl Salazar y el General Rangel Rojas, a instancias del Jefe de la Misión Terrestre de los EE UU, el Coronel Cover. Detectados el mismo día el movimiento insurgente, los norteamericanos del Comando Sur junto con sus amigos venezolanos permiten que se desencadene la insurrección que estalla el 3 de febrero y que luego fracasa el 4. ¿Pero por qué se hace?, sencillamente porque se está preparando un Golpe de la derecha, monitoreado por la CIA, en caso de que resulte derrocado Carlos Andrés Pérez. Agréguese a este hecho, que posteriormente, estos oficiales son condecorados en la Embajada Norteamericana, por el mismísimo embajador Mickel Skoll, a instancias del Comando Sur, y existe una fotografía sobre este acto. ¿Cómo es posible que estos señores reciban tal condecoración por haber luchado en una acción armada contra sus propios hermanos en Venezuela? Este acto sobre la entrega de esta condecoración fue publicitado por parte de la Embajada de los EE UU y reseñado en el Daily Journal de Caracas.
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De modo pues, queda definitivamente claro que estos señores del Comando Sur junto con Rangel Rojas y Salazar Rodríguez, dejan a oscuras, sin conocimiento a los comandantes para que la insurgencia coja cuerpo a fin de planificar la contra-insurgencia, y tratar de desbaratar el movimiento bolivariano.
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El General Fernando Ochoa Antich, una vez concluida su visita a Maracaibo, regresa a Maiquetía, y llega por la noche del 3 de febrero. Él no está enterado de los movimientos, porque adrede, el Ejército se lo oculta; de nada han valido los treinta telegramas que ha enviado el General Valero Rivas. Precisamente, los que están interesados en que el General Ochoa Antich no sepa nada, están preparando acusarlo más tarde de ser el jefe de la insurgencia, cosa del todo inútil si vemos lo voluble y falso que es este General. Pero en todo caso habría sido acusado de traidor porque se suponía que él además de subalterno era amigo del Presidente Pérez. Era otra manera de recudir el círculo de los totalmente controlados por la CIA. El Presidente Pérez llegó de Davos por la noche, entre las 20:00 y 20:30 horas. Pérez se inquietó mucho por las alarmas inusuales que vio en su avión, entre otros cambios, el hecho de no haberse dirigido a la rampa presidencial sino que se le llevó por un largo recorrido como evitándose algo que él desconocía. Simultáneamente se está dando otro hecho extraño: Cuando el General Ochoa Antich sube de Maiquetía a Caracas, luego de sus visitas a las guarniciones en el Zulia, encuentra con un descomunal congestionamiento en la vía. Le informan que un jeep se ha incendiado. Es por lo que entonces él decide ir en persona a recoger al Presidente, cosa que le acrecienta las preocupaciones a Pérez. Al verlo al lado de Virgilio Ávila Vivas (Ministro de Relaciones Interiores), CAP le inquiere: "¿Y qué está pasando?".
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Lo cierto fue que ya los comandos de Chávez estaban en plena acción y habían provocado la explosión del referido jeep ya calcinado en plena vía. Aquí comienza a verse la falta total de coordinación de los centros de inteligencia del gobierno, taponados por sus propias torpezas. Tanto Ochoa como Pérez, confundidos por lo que realmente se está desarrollando, se tragaron el cuento de que el jeep había sufrido un simple accidente, de los que suelen darse en una vía tan transitada. Es por ello, por lo que se ven forzados a subir por uno de los túneles en contra-vía.
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En medio del panorama extraño de una Caracas callada, somnolienta y fría, la caravana del Presidente llega tranquila a La Casona; concluida esta fase aparentemente "tranquilizadora", el General Ochoa Antich, opta por retirarse a su aposento, coger sus pantuflas, tragar unas pastillitas para el estrés, empijamarse, como si todo se estuviese desenvolviendo en el plano militar de lo más normal.
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UN 3 DE FEBRERO DE BALAS:
23: 30 p.m.: En la avenida la Salle, a una cuadra de la Avenida Andrés Bello, cerca de la calle que sube al Canal 4 de televisión, ya están unidades militares artilladas.
23: 35 p.m.: Se escucha un gran tiroteo muy especial con ráfagas de disparo de tres tiros que corresponden a los fusiles FNC, calibre 5.56 mm, de las Unidades Especiales y Paracaidistas, lo que le hace pensar, se tratan de las Unidades Especiales de Maracay.
El General Ochoa Antich recibe una llamada. Salta de la cama, coge su revolver, se embute en pantalones de campaña, y se asoma a la ventana. El General Ochoa había llegado a su residencia ministerial en Fuerte Tiuna. El General Ochoa no sabe en ese momento que está rodeado por las fuerzas insurgentes, que dentro de poco van a hacer preso a 22 Generales.
23: 40: Por el sector de Mariperez hay disparos y ráfagas de fusiles 5.56. La situación es cada vez más contundente porque hay detonaciones de AT-4 o CSR Carl Gustav de 84 mm. La persona que habla con Ochoa Antich le dice: "- Escuche usted, señor ministro"
23: 45: En la Avenida Andrés Bello y esquina con La Salle a unos 200 metros de la vía que conduce al Canal 4, todo está desierto porque la estampida de los carros particulares ha sido espantosa, y además porque los vehículos artillados ascendían con rapidez en dirección a Mariperez-San Bernandino o Cotiza haciendo que la gente se refugiara donde pudiese.
23:48: El General Ochoa se percata de que hay tropas en movimiento dentro de Fuerte Tiuna y no consigue saber lo que está pasando.
23:55: En Mariperez ya han sido tomadas la Policía Metropolitana y en el Teleférico un comando de la Guardia Nacional.
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4 DE FEBRERO
00:05: Intenso tiroteo en San Bernardino, en un área que correspondería más o menos a la Comandancia General de la Marina. Hay varios jeeps en la puerta principal de la Comandancia e intercambio de disparos muy fuertes, lo cual habla bien de la mujer venezolana por cuanto una Teniente de Navío, sólo con un FAL 7.62 mm y sub-ametralladora 9 mm, pudo contener a los insurrectos, sin permitir que tomaran el edificio. Los insurrectos, a plomo limpio, se habían hecho fuerte en La Prevención. Luego esta misma muchacha rechaza el ataque de La Prevención e hiere al Comandante de los insurrectos a quien le cercena un dedo de la mano, y por esto ella logra recuperar la Comandancia, teniendo los insurrectos que retirarse a posiciones secundarias en los alrededores.
En todo ese sector donde se encuentra la pasarela entre el cruce de la avenida Vollmer con San Bernandino había balas trazadoras y se oían disparos de cañón AT-4 y sin retroceso de 84 mm. El sector se encontraba sin otras personas que militares, y los únicos vehículos que se estaban desplazando eran los de los insurgentes.
A esta hora ya se tenía tomada Fuerte Tiuna, y la Comandancia del Ejército. A diferencia de Fuerte Tiuna donde hay tropas armadas que fueron inmovilizadas, en la Comandancia de la Armada lo que hay es una sede administrativa, donde lo que funciona es un pelotón de custodia de unos treinta efectivos.
00:10: El Presidente Pérez se está reincorporado al Palacio de Miraflores, acompañado de Luis Alfaro Ucero y el Ministro de Relaciones Interiores, Virgilio Ávila Vivas. Cuatro tanquetas con veinte soldados y cuatro oficiales en ese momento están atacando de manera inclemente al Palacio y al Regimiento de la Guardia de Honor del Batallón Ayala.
Se presume que a estas horas, Alfaro Ucero todavía tenía esperanza de que todo aquello sólo fuera un trauma pasajero y que la fiesta que a todo dar tenía organizada, en su casa, pudiera darse. Ya él le había participado a todo el mundo que el Presidente estaría sin falta, "tiemble o relampaguea", cosa ahora que parecía del todo imposible.
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¡Usted no ve carajo cómo estamos para andar con fiestas!
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ESE HOMBRE NO SÓLO SÍ CAMINA, CORRE
00:15: Se hace la toma formal de este Comando en la Avenida Vollmer, también el Comando de la Policía en Cotiza y minutos después con los tanques de guerra de Díaz Reyes el Palacio de Miraflores, y el Palacio Blanco donde estaba la guardia presidencial.
El Jefe de la Casa Militar, Iván Carratú, conduce atropelladamente al Presidente al salón Ayacucho, mejor protegido, en momentos en que un tanque Dragón 1300 está penetrando en Miraflores. El espanto es de Padre y Señor nuestro, y no hay tiempo que perder ni en nada qué pensar.
En salvándose el Presidente se salvaba la República. Ahora para cogerlo, sí iba a ser difícil. Se les había escapado.
Cuando Fernán se comunica nuevamente con el General Ochoa éste le pide encarecidamente:
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No te vengas a Fuerte Tiuna porque te van hacer preso. Mejor dirígete a buscar al capitán Moncanut, en Monte Cristo, y con él entonces puedes darle seguridad al General Santeliz. De este modo sí te puedes venir a Fuerte Tiuna, por los Próceres, no por una de las puertas 3, 4 o 5, sino por el acceso al Ministro de la Defensa, por Cumbres de Curumo.
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Se comunica don Fernán con el General Santeliz, quien ahora sí está convencido de que no son lucubraciones suyas los espantos y temblores que se están viviendo. En ese tercer reconocimiento de don Fernán, éste no puede pasar más allá de la sede del Banco Latino en la Avenida Urdaneta porque hay acción de tanques AT-4 o de cañones sin retroceso, y ráfagas trazadoras. Es entones cuando Fernán se encuentra con grupos de CNN y de Globovisión. Los de CNN le dicen que están haciendo un reportaje sobre travestis.
12:35: Fernán le comunica a Ochoa que probablemente Miraflores y el Palacio Blanco han sido tomados por la gran cantidad de vehículos blindados, Dragón con cañón 90 mm, que se ven en la zona, pertenecientes a una unidad que está en Fuerte Tiuna.
Coge hacia el Este, en busca del capitán Tomás Moncanut.
Enfila por la Avenida Libertador, llega al Liceo Gustavo Herrera donde se está iniciando el ataque y toma de la Comandancia General de la Fuerza Aérea, con violentas acciones de armas automáticas y de cañonazos de AT-4. La imagen que le acude a la mente de Fernán para describirme estas acciones es: "Compadre, aquello era la Segunda Guerra Mundial".
Está allí detenido ante la avalancha de unas descargas que se están dando sin pausa. Ve que uno de los oficiales, con pasamontaña tricolor, se adelanta de un grupo con indumentarias bolivarianas y el símbolo tricolor en el brazo. Casualmente este oficial reconoce a Fernán y le dice que espere una señal para que pueda seguir su camino. Estos muchachos son lacónicos y precisos en lo que está ejecutando. Tenía por fuerza que llamarle la atención a Fernán aquella mística para provocar tamaña conflagración tan bien armada y coordinada. No, aquello no era un golpe de "locos", y debía tener un jefe con carisma y mucho ñeque para haberlos envuelto en tan extraordinaria resolución. Se podía ver cómo soldados cruzaban al trote la autopista y entraban por un boquete hecho a la Base Aérea en la Carlota.
En una de esas oleadas que pudo ver Fernán pasando a la Base Aérea, recibe la señal para que continúe avanzando hacia los edificios Xerox y Torre Británica. La acción de asalto a esta Base fue de tipo clásica, muy bien llevada.
Era totalmente surrealista aquella ciudad de Caracas sin un carro circulando por sus calles o avenidas y sus semáforos normales haciéndoles señales a vehículos fantasmas.
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En el edificio Xerox lo detiene otra unidad de paracaidistas, luego también en el edificio La Británica, hasta que consigue llegar a la Francisco de Miranda que tiene la vía completamente libre. De allí hasta el "Cubo de Cristal", y toma por la Rómulo Gallegos, y cuando llega a la Bomba de gasolina, en la esquina del Canal 8, tiene que frenar y retroceder porque hay una batalla campal. Entonces se decide por la vía que circunda el Liceo Monte Cristo, hasta que consigue llegar a la casa del Capitán Moncanut. La situación es incontrolable y la movilización por la ciudad peligrosa. En ese momento están tomando a La Casona, y hay fuerzas avanzando desde el Canal 8 y el Parque del Este donde la acción militar se siente con fuerza. Hay que coger ahora hacia Cumbres de Corumo. No puede ir hacia el trébol del Gustavo Herrera porque la conflagración allí es total, como tampoco tomar hacia el Trébol de Santa Cecilia porque allí se está desarrollando la toma de La Casona.
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LA NOCHE DE LOS CULILLOS LARGOS
Don Fernán y Tomás Moncanut entonces enfilan por la Francisco de Miranda hacia Chacao para entrar a la Autopista de Prados del Este. Pasan por Helados Tío Rico. Entran pues a la autopista de Las Mercedes por encima del elevado y ya se puede decir que han dejado la guerra campal a sus espaldas. Acceden a Cumbres de Corumo, donde encuentran que el General Santeliz ya está preparado y tiene encendido su automóvil.
Van pues, dos carros hacia el Ministerio de la Defensa: adelante va el General Santeliz, seguido a unos ochenta metros por Fernán. Al llegar a la alcabala que está a la altura de la Comandancia del Ejército es detenido el General Santeliz quien iba vestido de civil (como en ese momento también andaba el General Ochoa). Había salido de su carro LTD el General Santeliz, dejando la puerta abierta, y Fernán observa que a él y a su acompañante también les van a detener. Le dice a Moncanut que se meta por la alcantarilla que da a la Comandancia del Ejército, por debajo del Helipuerto, y resulta efectivamente que este capitán es el único de los tres que no cae prisionero. Moncanut llega a la Comandancia pasando por los estacionamientos, y consigue llegar a su puesto que está en el Centro de Guerra de la Comandancia del Ejército. Moncanut no es detectado en ese momento por la gente que está controlando la Comandancia bajo las órdenes del General Rangel Rojas (aliado del juez copeyano Rodríguez Corro, enemigos a muerte del General Ochoa Antich) quien junto con el coronel Salazar tiene la parte no insurreccionada del Ejército en sus manos directamente, como el Batallón O’Leary e indirectamente el Batallón Caracas, que es la Unidad del Cuartel General del Ministerio de la Defensa. Es decir, quienes tienen el contra-Golpe preparado en connivencia con el Comando Sur de los EE UU en el caso, como hemos dicho, de que CAP hubiese sido desbordado por los ataques. Llama sobre manera la atención que en un informe oficial se diga que a las 22:05, el General Pedro Remigio Rangel Rojas se haya trasladado al Fuerte Tiuna "donde asumió el Comando y control de las operaciones de las fuerzas en el país".
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Hasta la una de la madrugada todavía el Presidente Pérez no ha huido de Miraflores.
Don Fernán, el único medio informado de toda esa avalancha de hechos desencadenados a partir de la delación del oficial (novio de una hija del General Gainza), para completar ahora también cae preso. Poco después cae prisionero el General Santeliz.
Don Fernán se da cuenta de que se estaba llevando a cabo un enorme juego de guerra en Caracas, donde se requería utilizar más la cabeza que las armas, pues él había tenido la oportunidad de determinar cuáles eran las unidades que estaban en los diferentes sitios, tomando las posiciones estratégicas de la ciudad, sin tener conocimiento hasta ese momento de que ya estaba tomada La Planicie.
Están allí detenidos en Fuerte Tiuna 22 Generales del Alto Mando, junto con coroneles, mayores. Todos ellos habían sido sorprendidos por el Capitán Ortega quien era el jefe de las fuerzas bolivarianas.
El segundo oficial que pudo escaparse al asedio tendido en Fuerte Tiuna por los insurrectos fue el Coronel Pompeyo Torrealba. Este oficial, al ver detenido a sus jefes directos, al General Iván Darío Jiménez y al Vicealmirante Daniels, coge hacia la ESFAV, de allí entra al Ministerio de la Defensa. El Coronel Torrealba tendrá oportunidad de ser un testigo excepcional de todos estos hechos y resultará ser el Relator de Guerra del Estado Mayor Conjunto, para los sucesos del 4-F.
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Don Fernán y el General Santeliz duran detenidos aproximadamente 30 minutos. Durante ese tiempo Fernán hizo lo posible por obtener una sub-ametralladora o pistola GP 9 mm, entre unas armas que creyó podrían tener en unos maletines que habían estado en poder del Vicealmirante Rafael Daniels, del General de Brigada Iván Dario Jiménez Sánchez y el Coronel Tosta Reyes.
Todos estos altos oficiales estaban sobre el césped de la Prevención del Comando, junto con casi todo el Alto Mando de las FF AA. Fernán encontró sumamente preocupados al General Iván Jiménez y al Vicealmirante Daniels, porque temían ser maltratados o inclusive ajusticiados, que según Fernán, esta acción no habría sido en modo alguno despreciable para la suerte benemérita de la República de Venezuela, y al respecto es contundente: "Uno de los graves errores del 4-F fue el no ajusticiamiento de los oficiales que habían incurrido en actos dolosos, masacres y lesa patria".
Todavía a estas alturas, Fernán no se explica por qué el Capitán Ortega no llevó a los presos en un autobús a La Planicie.