Mario Silva a Rodrigo Cabezas: “Para estar con esta revolución hace falta cojones”

Miércoles, 05/02/2020 04:37 PM

Veía el juego Puerto Rico México correspondiente al calendario de la Serie del Caribe, del sábado en la noche, porque soy aficionado al beisbol, desde los tiempos que en aquel viejo corralón, en la vía hacia Caigüire, que llamaban Estadio Cumaná, veía jugar a Aureliano Patiño, conocido como "Toña la Negra", quien jugó con el "Cervecería de Caracas" y en la triple A con los "Sugar King", hermano de mi gran amigo, el poeta y profesor de ULA, Arévalo José Patiño; y también a "Marutón" Ramírez, "Cachare Mejías" y "Pelúo" Astudillo y esperando el reinició del juego, había cerrado un ining, opté por cambiarme mientras tanto para el canal 8, el de VTV, donde Mario Silva, sin compañía hacía su programa. Justo en ese instante, el citado personaje hizo un comentario por unas recientes declaraciones de Rodrigo Cabezas, que remató diciendo textualmente lo siguiente:

"Para estar con esta revolución hay que tener cojones".

En verdad, no sé, supongo que sí, Rodrigo Cabezas, debe tener de eso. Dios, dicho así por lo portentoso del lenguaje coloquial, nos hace a los hombres con cabeza y cojones. Las mujeres también tienen de las dos cosas, sólo que la magia de la creación, suele ser diferente, porque si así no fuese, la especie humana hubiese terminado en un experimento fracasado, como los tantos arranques revolucionarios hechos con cojones pero sin cabeza.

Bolívar fue un tipo que tuvo de las dos cosas, porque siendo de la especie humana, no tuvo otra opción. Para ser lo que él fue, tuvo un mezcla equilibrada, de lo uno y de lo otro, en la proporción adecuada. Entonces si asumimos el no muy creativo, original ni plástico lenguaje de Mario Silva, quien lo usa como recurso para impactar a su audiencia, pues en veces ese lenguaje como escatológico es muy "convincente" y pareciera llevar cosas que en verdad no tiene, pero es un estimulante, brebaje o bebida que embriaga, el Libertador simplemente de las dos cosas tuvo.

Para cosas como aquella de "si la naturaleza se opone lucharemos contra ella", estando íngrimo y sólo; proponerse la gigantesca tarea de atravesar los andes, viniendose de la Nueva Granada, para entrarle a Venezuela controlada por España y cuando todavía los orientales, después de invadir por Chacachacare, estaban en el intento de rescatar todo el espacio suyo y lograr aquella gigantesca hazaña y terminar, después del Congreso de Angostura, lanzándose a la conquista del sur, se necesitaban cojones enormes, pero más que todo mucha cabeza.

Aunque aquellos le hubiesen "rodado por el suelo", de nada le hubieran servido para concebir aquel proyecto y lograr la unidad de las fuerzas patriotas, si no hubiese tenido de esta.

Hay un decir venezolano, desde los tiempos de la Guerra Federal, que hemos internalizado mucho quienes aquí tenemos los piés, raíces, hundidos en la tierra, porque la ascendencia también los tuvo, según el cual "si algo nunca ha faltado entre nosotros son cojones, pues estos han corrido como bolas por la tierra". "Aquí lo que ha sobrado son cojones", es una frase que entre mi gente escuchaba a cada instante. Nos ha faltado lo de arriba. Por eso justamente estamos como estamos y cuando digo esto hablo del continente todo que por eso se dejó joder, pese haber sacado de aquí el poder imperial español y hasta ahuyentado a ingleses y franceses. Cuando cabeza hizo falta porque cojones abundaron como ganado.

La historia venezolana, como la de todas los pueblos que aman la libertad, está llena de cuentos donde lo anterior se prueba. Hicimos una guerra muy dura, cruenta, contra los conquistadores.

Fue por demás dura y sacrificada nuestra guerra de independencia y luego entramos en la Guerra Federal y después de esta, la nuestra ha sido una historia heroica de lucha por la libertad y la justicia. Han sido miles los venezolanos que en las cárceles, campos de concentración, cámaras de tortura y en las confrontaciones en las calles y sabanas contra la plaga de dictaduras de las cuales fuimos víctimas, dieron por demás muestras que "las bolas les rodaban por el suelo". Y si eso siempre ha sido así en demasía, entonces es equilibrado pensar que la mayor de las veces lo que ha faltada es la cabeza. Pues en la lucha por el poder y la justicia, en la receta debe haber de las dos cosas, pero bastante de cabeza y un poco de cojones.

Chávez mismo en una alocución que la gente del gobierno suele usar para levantar los ánimos en cada oportunidad que se habla de invasión, hace un balance de lo que "bastante hay aquí" y habla de las montañas, las sabanas, el pueblo y hasta de los cojones. Porque no hay duda, para contener una invasión "hace falta cojones" y aquí siempre de eso ha habido en abundancia, pero como el petróleo, pero hace también falta cabeza para saber aquéllos manejar. Porque los cojones dejados a su libre albedrío no sirven para mucho, suelen ser como un toro herido que en la plaza embiste sin sentido ni norte y hasta chocan entre ellos.

Opté por ir a mi archivo y tomar lo último que ha dicho Rodrigo Cabezas en materia económica, porque ese es el tema del cual hablaba el presentador del canal 8 y aquél es economista. Y me encontré, en esencia con esto:

1.-:"Que los que gobiernan no quieran o no sepan identificar su causa-efecto hace dramática la coyuntura, ya que ésta y sólo ésta es la prioridad de la política económica y del país todo". Al decir lo anterior, Cabezas hablaba de la hiperinflación.

2.-"La nación reclama un programa económico de estabilización con sus componentes fiscal, monetario, cambiario y de producción y, especialmente, el plan para acortar y salir de la destrucción monetaria y de salarios que padecemos."

Al margen que uno pudiera estar en desacuerdo o no con esos juicios, para rebatirlos hay que hacerlo con la cabeza; es el mejor instrumento para eso, pues si no lo entendemos así, pensamos y decimos otra cosa, lo que nos dictan las vísceras o los cojones, en Cumaná, por lo menos, a uno le dirían, "éste si es verdad que tiene bolas". Con lo que estarían echándonos encima lo desatainado y falta de cabeza. No porque tengamos cojones.

Nunca olvido, ¡cómo hacerlo!, aquel compañero que en la puerta de la escuela de Economía, lugar donde solíamos recalar los inconformes y hasta ñángaras a contarnos nuestras cuitas, temores y dificultades de todo tipo, que siempre solía decir, viendo nuestro pésimo estado de ánimo, "¡aquí lo que faltan son bolas!". Para él, en lugar de estar allí, además de lo dicho, confrontando nuestras ideas y visiones sobre la coyuntura y revisando lo hecho y lo por hacer, debíamos todos, eso sí empezando por él, irnos para la guerrilla según su apreciación escatológica, sin pensar en más nada, pues allá se decidía el destino nacional. Allá sobraban bolas.

Ese compañero, cuyo nombre omito por respeto, terminó asesinado en una emboscada en un sitio apartado, por allá en una montaña donde deambulaba si no solo, apenas acompañado por dos o tres cojonudos y soñadores como él, mientras acá en las ciudades abundaban los inconformes urguidos de un plan inteligente y donde estaba la gente toda. Eso si, lo reconozco, las bolas que a él le rodaban por el suelo, también a muchos, quizás más de lo que uno se imagina, pero no las manejaban desde la cabeza y ellas sueltas chocaban sin poder entenderse.

Si uno es justo, no debe dudar, se requieren bolas, muchas vísceras, cojones para decirlo como gusta a Mario Silva, pues suena como más contundente, si no convincente, desatada emoción, cuando se es coherente y entregado, para sentir y hasta decir que en esta confrontación le ganamos la guerra al gran capital . Porque es contra éste con quien presuntamente luchan quienes en el gobierno todavía hacen honor a los sueños de Chávez. Y para pensar que las frases, si no las queremos llamar ideas, de Rodrigo Cabezas, no tienen fundamento.

Si uno revisa lo que suele escribir Pascualina Curzio, a quien Silva presta desmedida atención, tanto como para leer artículos suyos completos durante su audición, sobre todo donde se descarga contra los monetaristas que dirigen la política monetaria de Maduro, no de otro, encontrará que ella, en fin de cuentas, dice lo mismo que Rodrigo Cabezas, como que la gente que gobierna no sabe identificar la causa-efecto de la híperinflación, siendo esta "la prioridad de la política económica y del país todo". Y no hay duda, obviando los detalles, para que cada quien ponga lo crea pertinente, que todos los venezolanos reclamamos un plan, programa económico, que nos saque de este estado de postración o quizás de hundimiento. La diferencia es que Pascualina, por comedida, lo que no quiere decir "falta de cojones", culpa de los errores a figuras borrosas y no a las cabezas visibles del gobierno o a este en su conjunto.

Es cierto, para la tarea del cambio, por la justicia, la independencia y el equilibrio se requiere mucha fortaleza, disposición y fuerza, pero los gestos heroicos, por muy bellos que sean, como aquel que nunca olvido de Antonio Ricaurte, el patriota neogranadino que se inmoló al volar un polvorín en San Mateo para impedir que lo tomasen las tropas de Boves, cantado de manera sublime por Eduardo Blanco en "Venezuela Horeoica", solo sirven para un instante o un momento. Pues uno tras otro de ellos, que falta bastante hacen, solo terminan siendo de gran utilidad si están dentro de un plan, un proyecto inteligente elaborado con cabeza paciente y donde la de muchos, si no de todos, tengan la oportunidad de la participación y el protagonismo.

Por muy macho, hasta como el "siete machos" que se sea, se termina perseguido y acosado, si no se tiene cabeza o a esta no se le usa adecuadamente y se deja arrastrar por el arrume de las bolas o cojones. Porque la revolución, el cambio, el equilibrio y la justicia, requieren un "tantito así" de cabeza y de mucha gente.

Pero si revisamos lo que dijo Mario Silva y le ponemos en un contexto inteligente, dentro del lenguaje coloquial, con más cabeza que cojones, las razones le sobran, pues dijo con mucho sentido para uno:

"Para estar con esta revolución hace falta cojones".

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