Es una trampa ligüistica, ambos son capitalistas

Sábado, 29/02/2020 02:15 PM

"El sistema capitalista es irracional e injusto, porque produce muchos bienes que cuestan dinero y, al mismo tiempo, no hay suficiente gente que pueda comprarlos sea porque no tiene trabajo, sea porque recibe muy poco por su trabajo y no tiene dinero suficiente. Como hay muchos productos y poca gente que puede comprarlos, periódicamente el sistema entra en crisis".

La interpretación que hace Martha Harnecker del sistema capitalista, en su libro: "PARA ENTENDER EL CAPITALISMO, algunos conceptos previos" nos deja el buen sabor de poder digerir algunos elementos estructurantes del sistema, si bien, se desnuda al monstruo en su esencia, calificarlo de irracional e injusto se acerca a lo inhumano que puede llegar a ser, solo agregaríamos a este argumento; la condición depredadora de la vida en el planeta, al promover valores individuales, al estimular el consumo desmedido que provocan necesidades irreales, y la enajenación del ser en cuanto a su condición gregaria.

Pudiésemos elaborar una larga lista de argumentos para sustentar nuestro rechazo a un modelo que se basa en la eliminación de todo freno ético o moral, que borra todo vestigio de cultura que se oponga a la destrucción con fines de control y dominio, en esa lista; de seguro estarán las premisas desarrolladas por pensadores que lograron dar luces del metabolismo perverso de un órgano que consume recursos y defeca miseria. Se presenta, con apoyo de sus aparatos ideológicos, como la esperanza de la humanidad, al mismo tiempo que la destruye, provoca condiciones adversas para el desarrollo de la vida; y luego ofrece medidas radicales para aliviar los daños, crea ilusiones de progreso a través de los medios y oculta la exclusión de las grandes mayorías. Resuelve con la guerra sus contradicciones genéticas, aplasta toda alternativa que demuestre su capacidad destructiva, niega los orígenes reales de las relaciones sociales y las sustituye por las ansias individuales de tener, estimula la competencia y la desigualdad para impedir la unidad de la clase obrera.

Tal vez, en el campo económico podamos hallar las mejores cifras para intentar convencer, o al menos; persuadir a quienes han sido cooptados y solo entienden como "normales", fenómenos como: la pobreza, el analfabetismo, las epidemias, el hambre y el desempleo, la contaminación, el agotamiento de fuentes naturales de alimentos y la hipocresía de los ricos, al salvar sus responsabilidades con la dadiva y la asistencia, muchos problemas se han generado a partir de la globalización del modelo liberal capitalista y su lógica excluyente, que clasifica, que categoriza, que va creando las condiciones necesarias para las sociedades controladas a partir de necesidades no satisfechas, y expectativas no cumplidas, la recesión, el endeudamiento, los monopolios, la tecnocracia, la tecnología, la ciencia, la ideología, la acumulación en pocas manos, el desinterés, la insensibilidad de estructuras de gobierno que resultan herramientas eficaces, para la propagación de conceptos, cada vez más alejados de la posibilidad real de salvar al planeta.

En los comienzos, desde nuestra perspectiva, no creemos que la evolución de la organización social, y la aparición de modelos económicos incipientes, tuviese por objetivo inmediato, generar destrucción y caos, en "el origen de la familia, la propiedad privada y el estado", Federico Engels hace un estudio pormenorizado de cómo los grupos sociales, fueron alcanzando estadios económicos que provocaron, la separación en clases, la división técnica y social del trabajo, la propiedad sobre las herramientas y utensilios, la diferenciación de roles, la distribución, y sobre todo, la forma de satisfacer las necesidades individuales, familiares y comunitarias, la relación del hombre y la naturaleza, fue cambiando en la medida que la organización adquirió mayor complejidad, así; cada descubrimiento o avance, significaba el ascenso o la supremacía de quienes poseían las destrezas y el conocimiento.

Efectivamente, el capitalismo en esas condiciones, vino a representar para la humanidad un paso gigantesco a la sociedad moderna, tal como la conocemos hoy, en el sentido de lograr mayor capacidad de producción y mejores perspectivas de satisfacción de necesidades, supone en términos positivos, niveles que superan al esclavismo y al feudalismo, pero que no concilia con la realidad de grupos humanos que se van quedando al margen de donde se establecen las relaciones comerciales, de intercambio e identificación de las clases, lo negativo se va consolidando en la interpretación que se hace del poder, en la mercantilización de las relaciones y el afán de lucro con intenciones de acumular.

Es importante reconocer la contradicción que puede significar para la ortodoxia, el hecho de calificar al capitalismo de destructivo y al mismo tiempo aceptar que significó un gran avance para la humanidad, trataremos de argumentar nuestra respuesta, sin la carga subjetiva que le imprime la ideología, esa; que muchas veces nos lleva a limitar nuestros análisis, y nos deja, en el coliseo del pensamiento, enfrentados a la dicotomía de luchar o morir, lo otro es malo, lo mío es bueno. Pesa mucho la naturaleza humana en la definición posterior del capitalismo como sistema, este ha impuesto a costa de mucho sacrificio, una lógica que niega la vida, una dinámica de la muerte y una normalización de sus perjuicios.

El debate actual, debe trascender esa dicotomía, seguir viéndonos y sintiéndonos víctimas de las consecuencias del capitalismo, es abonar en terreno propicio para su reproducción, pues el metabolismo capitalista produce víctimas, excluidos e inferiores. La verdadera dificultad, la encontramos en la manera en que las relaciones sociales se convierten en una costra que impide el avance de toda una sociedad, en el objetivo de transformar su realidad y de impulsar un modelo diferente, esas relaciones producen esclavitud, y la estructura del estado se encarga de mantenerlas, sin importar el signo ideológico de quien tenga el control, los hechos históricos, darán al traste con toda elaboración ideológica, disfrazada de lógica formal rígida, o supuesta lógica científica.

En medio de las realidades heredadas de un largo ciclo capitalista, se nos pretende presentar sus consecuencias como algo inevitable, hoy día contamos con instituciones que se preocupan en medir niveles de "felicidad", y clasifican a los países, según aspectos que definen a un pueblo "feliz", entre esos aspectos, el consumo ocupa lugar privilegiado, indicadores promovidos por el propio sistema capitalista, son bandera de gobiernos "pro", que se preocupan mucho más de preservar espacios de poder, que en crear escenarios de verdadero bienestar, en los que la satisfacción de necesidades no esté mediada por el condicionante asistencialista del populismo demagógico.

Muchas estadísticas asocian la gestión de las necesidades al consumo, nos encontramos con expresiones que hablan de "soberanía" a partir de la garantía en el acceso, la política asistencial como paliativo de la crisis y los programas sociales, son expresión fiel de la trampa lingüística, empleada por el statu quo para dejar de impulsar alternativas surgidas en el seno de las grandes mayorías, marginadas de los planes, estas mayorías compran la ilusión de superar su condición, elevando los niveles de consumo, o percibiendo la asistencia social como alivio de problemas históricos, atendidos siempre con los mismos instrumentos fracasados.

Consideramos que la sociedad de consumo es una imposición de lo que llaman "revolución industrial", muchas de las necesidades que sufrimos hoy, son generadas por ficciones elaboradas a partir de lo psicológico del individuo y los valores impuestos por el modelo económico capitalista. A propósito, Martha Harnecker lo expresa de modo preciso "Y como su objetivo es ganar siempre más, en lugar de producir bienes que permitan satisfacer las necesidades humanas, crea artificialmente nuevas necesidades, estimula el consumismo, usando para ello la propaganda a través de las más diversas formas".

Una sociedad limitada al consumo, alberga en su funcionamiento la debilidad de depender, lo ideal sería, lograr un equilibrio entre las necesidades reales y la producción necesaria para satisfacerlas, en ese sentido, la cultura debe prevalecer en su modo de lograr la atención de cada uno de sus miembros. Se descalifica constantemente la propuesta de un mundo mejor, tildando a quienes lo promovemos, de "soñadores ilusos y utopistas", sin embargo, seguiremos ofreciendo nuestros esfuerzos por lograrlo.

"El endeudamiento masivo no sólo sirve para mantener o ampliar el mercado interno de un país, sino también para que los trabajadores pierdan combatividad. Como es necesario asegurar el puesto de trabajo y hacer méritos que permitan lograr el ascenso profesional para lograr nuevas oportunidades de consumo: conseguir la casa propia, el automóvil, el más reciente equipo de audio, el último modelo de televisor, por lo tanto, no hay que crear dificultades a quien te da la oportunidad de trabajar y de comprar".

Frente al consumismo como mecanismo de control del sistema capitalista, los revolucionarios debemos asumir banderas de defensa de mejores condiciones para la producción y distribución, eso en primer término, a la larga retomar el espíritu de las grandes revoluciones, implica levantar la reivindicación histórica de la lucha, estudiar en profundidad el sistema capitalista, organizar a la clase obrera y pasar del plano propositivo, al plano de la acción permanente, atrevernos a manifestar abiertamente, el engaño que ha significado el maquillaje al sistema, los acuerdos entre las viejas y las nuevas clases dominantes, la mascarada representada por modelos progresistas, que esconden en sus entrañas la reproducción de las desigualdades y la miseria.

El crecimiento inusitado de la población mundial, obliga a mirar en la perspectiva ambiental para preservar la vida, demanda actitudes firmes frente a la irracionalidad capitalista, a decir de Rosa Luxemburgo, "el socialismo no es solo cuestión de cuchillo y tenedor", en tanto; la defensa del medio ambiente será efectiva en la medida que la condición humana ocupe el centro de todos los planes, en Venezuela, a partir de la puesta en marcha de planes de explotación mineral. Se ha entregado casi un octavo del territorio nacional a la voracidad capitalista, y lo más descarado es que se hace en nombre de una "revolución" que representa la "esperanza" de los pueblos del mundo.

Grandes ecocidios ocurren a diario a nivel mundial, se agotan las fuentes naturales de alimentos, se contaminan las aguas, el aire y aparecen enfermedades que amenazan la capacidad de regeneración, se extinguen especies importantes para el equilibrio natural, todo parece indicar, que el sistema mundo entró en terapia intensiva, y los liderazgos mundiales; están desfasados ante el posible y catastrófico desenlace, para enfrentar esta nueva coyuntura, es necesario que surjan nuevos y potentes discursos que hagan despertar la conciencia colectiva, aletargada por los efectos de la propaganda,

Más que persuadir debemos buscar en la masa inerte de las víctimas, una reacción a las consecuencias de la implementación de un modelo que beneficia a unos pocos, y perjudica a todos. Rediseñar no será suficiente, pero es un paso previo al derrumbe del modelo, o la extinción de la especie humana, allí los medios de comunicación deben cumplir el rol de correas de transmisión del nuevo pensamiento, el impulso de planes y estrategias educativas para generar la conciencia necesaria que nos lleve a luchar contra los enemigos verdaderos, estos están representados en el aparato militar que emprendió, desde hace mucho una carrera armamentista en la que cada día está más cerca un desenlace trágico, la acumulación en estas circunstancias, no tiene razón de ser, pero eso no lo comprende el capitalismo de derecha, ni el de izquierda.

 

ccdresistencia9960@gmail.com

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