Esta es la oportunidad, quizás la última oportunidad, para que Maduro haga las cosas bien. Frente a la idiotez y maldad de Guaidó y de sus jefes (Trump y compañía) nos queda desearle al presidente que una luz ilumine su mente para que haga lo correcto, y se deje asesorar por especialistas en temas tan complejos, y, sobre todo, que piense en los días venideros después de esta conmoción planetaria.
El mundo no se acabará, ni siquiera muriendo la mitad del planeta, pero sí podría terminar el capitalismo. Esta plaga es un aviso de la naturaleza, porque es la naturaleza la que se esquiva de nuestro control, mejor dicho, de nuestro abuso; así este virus haya sido el juego macabro de unos intelectuales alucinados, en un laboratorio del gobierno X (yo prefiero creer que fue hecho por la CIA): la misma obsesión de control y codicia del hombre lo llevó a "jugar" con los poderes ocultos de la naturaleza y le reventó el tiro en la cara. El mundo no se acabará, pero la humanidad – si sigue con ese "jueguito" – sí.
Este es el momento de reflexionar y pensar en la fama, en lo que cantará la musa Clío de la historia de este pueblo. Estábamos leyendo un artículo de Fernando Rodríguez, viejo filósofo de la UCV, donde decía que, ante los acontecimientos tan arrolladores de estos tiempos, cuando se empieza a evidenciar los efectos del calentamiento climático, por ejemplo, ya se derriten los glaciares y aumentan las inundaciones, ocasionando muertes jamás imaginadas; y aparecen infecciones pandémicas como esta; cuando en la política el capitalismo no deja nada bueno y el socialismo "real" se diluye en los efectos globales…, en otras palabras, frente al gran "cambalache" humano y el de la naturaleza, Fernando Rodríguez no invita a hacer "metafísica", a pensar, de dónde venimos, qué somos y hacia dónde vamos, en fin, hacia dónde va la humanidad.
Lo entiendo, porque nosotros vemos en esta plaga un aviso de la naturaleza: nos está diciendo "lo mejor para los mortales es no nacer, pero, si han nacido, lo mejor es morir pronto". Como bichos arrogantes, orgullosos castigamos a la otra parte de la vida, castigamos a la naturaleza, que no conocemos, y esta nos devuelve muerte, desolación, angustia. Esto es un hecho para reflexionar en serio, y no para quedarnos a chillar viéndonos el ombligo – como si hubiera muchas esperanzas para los mortales, "seres de un día" – pegados al chisme, en "dimes y diretes" con "chismosas" como Trump, o el inútil de Guaidó. Es hora de ganar "fama", es la hora de héroes y heroísmos, de mostrar nobleza, humildad e inteligencia prometeica – para seguir con la sabiduría del mito.
¿Vamos o no… hacer una revolución socialista, humanista, cristiana – pero la del cristo terrenal, aquel que nos dio ejemplo de humildad, de amor y comprensión, de resistencia en vida y por la vida, no el otro, el de la cruz que resucitó y la iglesia católica lo puso en el cielo? Este es el momento de cambiar malos hábitos.
Se sabe que con la ausencia de gente, en las calles del capitalismo, ha bajado la temperatura del planeta, los índices de Co2, y se han aclarado las aguas más contaminadas por la paralización de las fábricas; se sabe que el capitalismo es un factor mortal, y no para el coronavirus-19, ni para miles de bacterias y gusanos indestructibles por la mano del hombre; el capitalismo es mortal para el Hombre (la mujer, niños, niñas y adolescentes), el capitalismo es mortal para el ser humano. Aprovechemos este aviso claro que nos da la furia de la naturaleza (de las ninfas) para cambiar nuestras prácticas de consumo, la "simpleza animal" de nuestras aspiraciones, todas asociadas a un excesivo hedonismo y un escaso desarrollo del espíritu (del intelecto, de la educación, de la creación científica, del arte: del humanismo).
Si la gente está dispuesta a disciplinarse para no salir a la calle y usar tapabocas, también puede cambiar sus prácticas de vida cotidianas, de alimentación, de consumo de basura y cosas innecesarias, y a sí mismo la producción de ellas. ¿Cuántas plantas (fábricas), que producen "basura", "lujos" innecesarios, necesitamos para vivir bien? ¿…y vamos a dejar que estos "virus humanos" contaminen y vivan, solo por sostener el sistema, vicioso y circular, de la explotación capitalista, del capitalismo? Ahora podemos darle una estocada al corazón irracional del sistema, a la lógica capitalista.
Venezuela debería ser ejemplo, cambiando los valores capitalista, la "lógica del capital", por la lógica de satisfacer verdaderas necesidades humanas, o por lo menos las necesidades de un humano más avanzado, superior a este que hemos sido hasta hoy. Es tiempo de hacer un poco de "metafísica" de la buena, de la que viene de Grecia (¡no la de Conny Méndez!). Ojalá maduro se contamine en estos días pero de socialismo y cambie su visión estrecha, de barrio, mezquina, de la política; que comience a hacer política de altura, a la altura de las águilas arpías de los Andes, y gane fama como héroe y no como nulidad, como el único presidente de Venezuela desaparecido de nuestra historia.