No, la respuesta al titular es no se merece estar sufriendo, este pueblo que en algunos años tendrá en su población un gran porcentaje de origen foráneo, en especial latinoamericanos, como miembros de sus ciudadanos legales, no debería estar pasando por esta calamidad.
El llamado Covid-19 ha dejado de manifiesto algo que las clases dominantes siempre han querido ocultar: la desigualdad. No porque el virus alcance a unos y a otros no; sino porque las consecuencias son diferentes para pobres y ricos.
Hasta los momentos en la patria de Washington van alrededor de 22 millones de desempleados, todos pertenecientes a la clase baja y media del país, son estos los que no tienen qué comer ni cómo pagar la tradicional renta americana, ni cómo acceder a los servicios hospitalarios. Tengo fe en que al terminar esta pandemia, en algo cambie este pueblo adormecido por Hollywood.
La moral de los americanos debe estar confusa. Los medios de comunicación se encargaron de hacerles creer que son infalibles, bajo la angustia de la pandemia ocasionada por el covid-19, muchos se apresuraron a desenfundar como el buen vaquero del lejano oeste no la pistola sino los portaviones, y no pudieron hacer nada, desenfundaron los satélites y nada ocurrió, sacaron las armas automáticas y tampoco sucedió lo esperado. Los hombres de negro que habían derrotado a los alienígenas, también brillaron por su ausencia, muchos quisieron sacar a los superhéroes pero ninguno llegó en ayuda. Otros más realistas, quisieron sacar el sistema de salud pero no estaba adecuado lo habían privatizado y no sirve de nada. Otros lloraron, otros veían el cielo, y muchos otros abrieron los ojos. ¡Ojalá no vuelvan a cerrarlos!
Ya los medios se encargarán de crear nuevos héroes y fábulas a favor de los intereses de las clases dominantes, justificaciones y distracciones para que el cambio sea virtual y los negocios sigan igual que antes. Sin embargo tendrán que luchar contra el recuerdo de todo aquel que perdió un familiar porque no había suficientes respiradores, contra la memoria del que perdió su hogar por no poder pagar la renta, de aquel que se contagió por no tener una mascarilla adecuada, contra aquel que no entiende cómo un pelotero gana millones y un médico no, contra aquel que no acepta que la educación de su hijo no sea universitaria por no tener como pagarla y contra miles en el mundo que se preguntan ¿Qué es el hombre?
Estados Unidos ante el mundo está en deuda, la suspensión de los fondos para la OMS es inaceptable, la apertura económica forzada donde primero es el capital y luego el ser humano, será recordado y debatido posiblemente en muchos escenarios. China y Rusia se ponen a la par y lo más cercano para EEUU será compartir una triada con estos dos países en la geopolítica mundial.
Muy comprometido queda en esta situación el presidente Donald Trump, la críticas diarias de los periodistas, la posición de los gobernadores, las últimas declaraciones de Henry Kissinger, los 50 millones de pobres en EEUU, un sistema de salud solo para las elites, desempleo galopante, descontento en las políticas públicas, discursos mentirosos, población molesta sobre todo en el estado de Florida y un horizonte no muy claro para las elecciones.
Para aquellos que piensan que el capitalismo se cae como naipes, les digo que no, el Covid-19 solo ha hecho reflexionar a parte de los pueblos, los dueños del capital solo piensan en cómo hacer una metamorfosis para que todo sea igual que antes, existe una posibilidad de avanzar si los movimientos sociales humanistas y progresistas se organizan para empujar en una misma dirección y ganar conquistas para los trabajadores, para los pueblos, ninguna estructura de poder cede sus espacios a consciencia, hay que darles ese toquecito del que tanto Lenin habló, los acontecimientos siguen en desarrollo...
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