El socialismo de un solo guamazo o cimborriazo, como Dios creó el universo y al gusto de todos

Jueves, 07/05/2020 02:10 PM

Según me contaron siendo demasiado niño, creo para dormirme, distraerme o por aquello del sentido común, servirle inocentemente a un mecanismo de dominación, cosas que todavía nadie ha logrado porque de paso soy insomne, Dios creó el mundo en siete días. No estoy seguro del número pero no voy a confirmarlo, porque si bien no soy propenso a dormirme y menos marearme, si tengo algo de supersticioso numeral y el siete (7) forma parte de mis fantasías o mejor cábalas. Como los demás, tengo mis preferencias y también soy renuente me cambien mis cosas. No hay una vaina que me incomode más que me ordenen mi desorden; pues en este me muevo como pez en el agua y nada se me pierde.

Cada día, "de un solo guamazo", expresión que llevaba años sin usar, el Padre Eterno fue creando una cosa nueva, hasta que al fin, no habiendo más nada por hacer, creó al hombre. Le puso por allí al mando; luego, según me contaron bajo la mortecina luz de una lámpara de querosén, le extrajeron una costilla para hacer a Eva y para que esta se cogiese ese mando con la anuencia de él, de lo que muchas no llegaron a enterarse. ¡Y pensar que fue de una costilla! ¡Quién sabe qué pensó el Padre Eterno al tomar esa decisión y no sacarla como hubiese sido pertinente, según lo que uno sabe, de un testículo! El Padre eterno es justo y equilibrado y por tanto muy consciente de lo que hace.

Si la historia no es exactamente así, no me culpen, aunque pueden llamarme ignorante, por valerme de la simple tradición oral. Pero si es bueno quede en la mente del lector, que tal explicación es muy probable se corresponda a una creación por conveniencia, pero de la mente humana, para abarcar, también de un solo guamazo, lo que es como demasiado descomunal y demanda mucho tiempo y trabajo.

Lo cierto es que, según la versión creacionista del mundo, todo cuanto existe nació así de simple, pero al mismo tiempo misterioso, fascinante, como atosigante y repentino. Pero sobre todo, surgió de un proceso violento, rápido, de un momento para otro. ¿Se ha puesto a pensar en el prodigio de crear todo eso en siete días? ¿Y pensar de nosotros llevamos 20 años o sea 7 mil 300 días intentando entrar en la etapa de transición al socialismo y, caminando como el cangrejo, estamos por detrás? La verdad que convoca a la imitación por lo rápido, eficiente y hasta de bajo costo, como le vería un agente del capitalismo y particularmente del FMI, ahora preocupado porque los pueblos le han descubierto la trampa. Porque además, la energía utilizada no era de Corpolec ni del petróleo, sino de nadie, como todo lo de Dios, barata e inagotable. Por eso, andar a la buena de Dios parece ser lo que los revolucionarios buscan y entonces no importa se paralice el Guri, ni haya petróleo y tampoco gasolina. Y como lo "regalao" parece ser el combustible de la revolución, nada mejor que todo ese proceso imitar. ¡Qué esto se lo coja Dios!

¿Pero de dónde salió todo aquello? ¿Cuáles materiales usó el Creador? Pareciera de la nada. De su poder, capacidad creadora e inventiva. ¡Hágase la luz! Y se hizo. ¡Fórmense los mares! Aquella inmensidad de agua apareció de pronto hecha y desparramada y para más vaina toda llena de vida en su vientre. Así parece haber sucedido todo. Según me contó quien me mecía en la hamaca; pudo ser mi madre.

Aquella historia que me contaron de niño, quizás mi madre o una de mis tías, me pareció bella y tanto que me cautivó. No la asumí como creencia, por esa poca propensión mía a dormirme, pero si como un poema popular que me contaron para bajearme sin éxito, porque me puso a pensar en él y me quedé despierto. Pero eso sí, me despertó mucho más, me puso "los ojos pepirúos", como suelen decir en Cumaná y desató en mi una gran curiosidad por todo aquello. Pero si supe después, que lo más impresionante y digno de incorporar a la conducta, no fue la creación misma sino el proceder.

Cuando tuve edad de pensar cómo estaba el mundo hecho, cómo funcionaba, por qué era así y no de otra manera, nació en mí la necesidad de encontrarme con otros que se angustiaban por lo mismo.

Se habían producido revoluciones como la china y rusa, que pensaron crear el socialismo y luego vinieron otras cuando todavía éramos jóvenes.

Según quienes sacan cuentas, porque les gustan los números, ellos hablan, el capitalismo comenzó a nacer en las entrañas de la sociedad feudal, hace unos cuantos años. La conquista y colonización de América fueron obras del capitalismo y al mismo tiempo, catapultas del mismo. Fue un proceso largo y lento. Lo que por el ser el nacimiento de un nuevo sistema explotador y haber durado tanto tiempo, no niega que haya sido un cambio revolucionario. Pero el tiempo es relativo, uno no tiene idea exacta, en la historia de la humanidad, cuánto vale el tiempo. ¿Qué aconteció rápidamente o no? No hay parámetros.

Pero no hay duda que uno, a los 17 ó 20 años, después de la revolución bolchevique de 1917 y la China de mediados de la década del cuarenta, habiendo leído y escuchado como se derrumbaba el mundo en aquellos espacios y se creaban cosas nuevas, no importa si pertinentes o no, se creó la idea que "hacer la revolución hacia el socialismo", era sólo asunto de apelar a la violencia mecánica y, como el creador, "cambiar todo de un solo guamazo". Se nos parecía, después de tomar el poder, habiendo sumado las fuerzas para ello, un asunto de soplar y hacer botellas. Pero parecía contradecirse con que eso debe hacerlo el pueblo y para ello necesita aprender y organizarse que no es un simple hagan filas. ¿Y el tiempo? Pero uno lo supeditaba todo a la correlación de fuerzas y a una frase como heroica "hay que echarle bolas al asunto". Pues hay quienes se le tiene como héroes, aunque todavía no hayan llegado al panteón, que esa era su prédica y el resumen de todo su pensamiento. Aquella expresión según la cual, "no basta interpretar el mundo, es necesario cambiarlo", que asumo, pues es pertinente, no habla de tiempo, de relojes ni de carreras como quien las tripas se le sublevan.

Nuestras lecturas apresuradas de los "clásicos" *, porque a menos que uno sea pendejo va a decir que no los leyó, sólo que no los cita porque los libros los vendimos a un tipo que compra para revenderlos, y necesitamos real para comer porque el salario, como si por aquí hubiese pasado el FMI, se volvió polvo, y no vaya a ser que la cita no cuadre con lo dicho o no tengamos manera de concretarla en espacio y tiempo, se confundieron con aquella historia de cuna de la creación y por ello llegamos a creer que la revolución socialista o una sociedad de ese tipo, se construye así de un solo cimborriazo, como Dios hizo al mundo, a bajo costo, sin tener que producir nada sino agarrando lo que se atraviese, aunque sea fallo y como vaya viniendo vamos viendo. Ayer nos salvó el coronavirus, justo cuando se nos trancaban los pulmones, hoy la "Operación Gedeón" y mañana cualquier vaina porque en eso la oposición es más creativa que nosotros.

* Pero también podría ser por aquello que, según me contó un amigo y a mí me encantó y mucho me ha hecho reír, dijo José Ignacio Cabrujas de "marxistas de oído"

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