Es una verdad históricamente comprobada que los pueblos, al contrario de lo que creemos, son fácilmente engañables, fácilmente manipulables. Sin ir muy lejos, recordemos que Bolívar terminó desterrado de Venezuela y el pueblo no protestó; recordemos los más de cincuenta años de la cuarta república cuando el pueblo acudía en masas a las urnas como si de un juego de apuestas se tratase. Ahora, nosotros sostenemos que el pueblo, la masa, está sometido a una inmensa operación de engaño que comenzó con el asesinato de Chávez (reconocido pero nunca investigado) y continúa hasta el sol de hoy. Veamos.
La operación tiene como objetivo desmontar la pretensión de liberarse de las garras del imperio capitalista, castigar la osadía de revivir lo que ya fue derrotado con el Socialismo real. Comenzó con el asesinato del líder, y perdida la guía del proceso emancipador, sus herederos no podrían resolver la incógnita que les permitiría seguir el camino trazado. Estos carecían de instrucción, de ideología y de condición humana para una empresa de tal magnitud, era inevitable una alianza con la oposición.
La alianza no era indispensable que fuera pública, ni siquiera que fuera secreta, era una alianza de identidad de objetivos, de equivalencia de ideología, no eran necesarias conversaciones, los acuerdos eran tácitos e inevitables. Sin duda se trataba de una jugada de alto ajedrez, de esas que son propias de la inteligencia de los imperios.
Y la operación empezó con buen pie. El asesinato del líder quedó en manos de una comisión fantasma cuyo informe nunca se conocería, así como sus integrantes, una estafa. Después comenzó el desmontaje del Chavismo, de su obra, comenzando por su legado espiritual y el pensamiento crítico que pudiera oponerse a la operación. Así desvirtuaron la construcción del Socialismo. Lo hicieron en el espíritu, fragmentando a la sociedad y a sus organizaciones políticas y sociales: cambiaron el partido por un carnet, las misiones por una caja, las comunas quedaron como entes aislados, los informes políticos se convirtieron en bonos absurdos, la constituyente en un rebaño mudo, encadenado a lo que digan los dos pranes. Y lo más importante lo hicieron en lo económico: primero desprestigiaron las empresas nacionalizadas, de propiedad social, y luego las revirtieron; desmantelaron a pdvsa, la arruinaron, y ahora la venden a precio de gallina flaca, entregaron la faja y el Arco Minero; lo desmantelaron todo.
Simultáneamente, montaron el show distractor: amenazas de invasión, decretos ofensivos de los gringos, golpes de papel en Altamira, invasiones de mentiritas. Mientras el capitalismo avanza, los capitalistas ganan como nunca, tienen acceso a los dólares como nunca, mientras los pobres son más pobres y más individualistas. En el circo lo único que no se permite es meterse con la economía, guardó no dice ni un silbido en contra de la venta de pdvsa, del Arco ni se da por enterado, de la Faja del Orinoco ni se acuerda, lo de él es crear distracciones, sin ir al fondo.
Los gringos no necesitan tumbar a maduro, encontraron en él un operador político ideal, les hace el mandado sin pruritos éticos, arrasa con el Chavismo sin ningún remordimiento.
Los gringos hicieron un gran trabajo: acabaron con el Socialismo, con Chávez, desprestigiaron a los líderes chavistas, instauraron el espíritu del capitalismo, al capitalismo… y todo sin disparar un tiro, sin ningún gasto, todo se los hizo de gratis maduro. Una vez más, eso que llaman pueblo fue engañado.