Si algo sigue demostrando la Pandemia es la fragilidad de la vida del hombre sobre este planeta. "el mundo es pequeño ", decían nuestros abuelos.
Quien podía imaginar las terribles imágenes de muerte y desolación que va dejando el Coronavirus a su paso: Silencio, y parálisis en las más bulliciosas y dinámicas capitales del planeta.
Las profecías no hicieron sino cumplirse -dijera Chávez parafraseando a Bolívar- La Pandemia se lleva a los más débiles no por castigo de Dios como lo quieren hacer ver sino por la acumulación del hambre sembrada por el hombre en los mas débiles de la sociedad: Latinos, obreros, inmigrantes, negros niños y personas de la tercera eda d.
A la Pandemia -según expertos - le quedan vidas por cobrar hasta por 2 años mientras no se descubra la vacuna, caso contrario debemos acostumbrarnos a convivir y morir con ella.
Ante esta perspectiva, no queda sino el dilema entre los que empujan al trabajo (la calle), y la cuarentena. De cualquier manera, la gran mayoría incluida la dirigencia más connotada de este planeta, coincide en la necesidad de una profunda e impostergable revisión del sistema o modelo impuesto por esa minoría que sobrepone sus intereses por encima de las mayorías.