Al borde de la cordura: a 20 años de la muerte de Argenis Rodríguez

Sábado, 30/05/2020 01:45 PM

El 6 de marzo de este año en curso se cumplieron veinte años de una despedida anunciada pero forzosa. Argenis Rodríguez esbozó sus últimos versos en un bar de San Juan de los Morros antes de ejecutar su último acto de inmortalidad.

Me avergüenza este descuido de la memoria, pero tras conversar con José Roberto Duque –a quién debo el crédito por recordar esta conmemoración– no pude dejar sepultada la necesaria remembranza de una vida que tanto nos ha legado para las letras y el pensamiento venezolano.

Hace unos años decidí dedicar mi tesis de grado en la Licenciatura de Historia a interpretar la visión particular de Rodríguez respecto al hecho guerrillero en nuestro país y pude esbozar una limitada pero sentida biografía de Argenis, que incluye un inédito en el estudio de su vida, dedicado a su participación en el Campamento Guerrillero que comandaba nuestro querido Juan Vicente Cabezas –lamentablemente fallecido el año pasado y a quien agradezco enormemente su apoyo y amistad–.

Argenis Rodríguez Rodríguez nació en Santa María de Ipire, Estado Guárico, el 27 de noviembre de 1935. Cuando apenas contaba con diez años de edad, la familia decidió trasladarse a Las Mercedes del Llano, donde su padre Don Javier hacía de talabartero y dueño de una pequeña pulpería y estancia, y su madre doña Clara, era sastre y ama de casa. Al tiempo, parte de la familia se mudó a San Juan de Los Morros.

Una característica común que sus hermanos recuerdan y resaltan era el interés espontáneo y constante por cultivarse desde muy joven en las artes. Aprendió a leer a la corta edad de cuatro años. Adolfo Rodríguez recuerda de su hermano, "siempre tuvo mucho interés en la cultura general. Mira, las primeras veces que yo oí hablar de cosas culturales, eran de Argenis; en Las Mercedes hablaba de Chopin y me sorprendió, ¿quién pudiera ser?, para uno que estaba pendiente de Superman, de Batman y esas cosas" (Los Teques, Miranda, 25 de mayo de 2016)

En una entrevista realizada por la Revista Auténtico, Argenis Rodríguez describe aquellos años de dificultades y búsquedas que marcaron su juventud y delinearon su carácter. Cuando le preguntan "¿terminaste el bachillerato?", respondió,

No. No pude por el hambre que pasábamos en casa. Tuve que salir a trabajar. Trabajé de careador de gallos en el Orinoco. Trabajé de quincallero. Hice vasos cortando botellas. Vendía estampas de santos en los montes de Guárico. Trabajé de listero en una carretera y al fin me vine a Caracas y aquí trabajé como vendedor de periódicos y hasta monté un tarantín de libros en la esquina de Miseria. Después trabajé de limpiador de carros en el Estacionamiento el 45, de los Flores de Catia. Allí dormía en un carro viejo y leía en los ratos libres (...) Me metí a comunista y comencé a repartir propaganda. También editaba un periodiquito que yo mismo redactaba e ilustraba (1995: 41)

A mediados de los años cincuenta, en la Librería Pensamiento Vivo, espacio de encuentro artístico, intelectual y cultural caraqueño, Argenis Rodríguez obtuvo un preciado trabajo. Con acceso ilimitado a joyas literarias, se dedicó a leer y a esbozar sus primeros trabajos narrativos, pues a su manera de pensar "aunque aquí no había editoriales ni donde publicar, yo quería ser escritor y escribir todo lo que me pasaba por la cabeza" (Rodríguez, Argenis, Yo voy a mover este país, 1980: A-5)

Con frecuencia se reunía con otros jóvenes quienes como él, estaban involucrados en las artes y la política. Se vinculó a diversas células de izquierda de la Juventud Comunista Venezolana y participó en múltiples acciones clandestinas contra la dictadura de Pérez Jiménez. Del Partido Comunista y la intelectualidad relacionada a la izquierda, en la efervescencia política de finales de los años cincuenta, Rodríguez escribió años después en su obra "Escrito con Odio" lo siguiente:

En 1958 cayó la dictadura de Pérez y los comunistas salieron fortalecidos de allí. Casi todos los intelectuales eran comunistas o pro-comunistas. Los comunistas tenían revistas y eran respetados. A Jesús Farías, a Pompeyo Márquez, a Gustavo Machado y a Guillermo García Ponce se les aplaudía en las Universidades y en las calles. Muchos jóvenes iban al Congreso a aplaudir las intervenciones de los camaradas. Yo era uno de ellos. El partido Comunista era un partido prestigioso que influía en los centros obreros y en las universidades y estaba presente en todas las actividades culturales y políticas del país. Yo me sentía orgulloso de ser comunista. Yo leía a Marx, a Lenin, a los escritores marxistas como Federico Brito Figueroa y Carlos Irazábal (Sant Roz, José, Historia de los Lacayos Teodoro y Pompeyo, 2004: 111)

En junio de 1959 publicó "Una persecución", extracto de un capítulo de su primera novela "El Tumulto", en la revista literaria "Tabla Redonda", dirigida por Jesús Sanoja Hernández y Rafael Cadenas.

En diciembre de ese mismo año, el día 16, contrajo matrimonio con la joven Julieta García Giovanneti, quien a través de una entrevista, describió al Argenis Rodríguez de aquellos años como:

Un joven muy buenmozo, muy educado, era un tipo muy fino, era muy tranquilo, sumamente tranquilo y cariñoso (…) él siempre estaba pendiente de sus asuntos de política y quería también escribir, porque él decía que él había nacido para ser un escritor y así fue, se dedicó a eso por completo (Caracas, 29 de mayo de 2016)

Las actividades políticas subversivas del joven escritor continuaron posterior al quiebre de la dictadura Pérezjimenista y en especial, tras el triunfo de la Revolución Cubana y la visita de Castro a Caracas, cuya influencia en la juventud venezolana vinculada al pensamiento político de izquierda fue bastante significativo. De igual forma, el ascenso presidencial de Rómulo Betancourt y su anticomunismo, animaron igualmente a la juventud a sumarse a los grupos y partidos de izquierda con la determinación de ejecutar en suelo propio un proyecto revolucionario al estilo cubano.

De hecho, en 1960 Rodríguez fue apresado en la famosa cárcel de La Planta junto a otros compañeros, con quienes había participado en una jornada de huelgas en la Capital a favor de la Revolución Cubana. A los tres días fue liberado gracias a las diligencias de un cuñado.

El 11 de noviembre de 1960 se convirtió en padre por primera vez de su hija Clara –la prestigiosa pianista venezolana– junto a su primera esposa Julieta García. La dificultad para conseguir un empleo estable y la participación constante en grupos clandestinos urbanos, terminó por definir la determinación del escritor ante la realidad conflictiva del país. En el año 1962 se incorporó al campamento guerrillero ubicado en El Charal, Estado Portuguesa. Tras una corta estadía de aproximadamente tres o cuatro meses, y por ordenanza de su Comandante Juan Vicente Cabezas, regresó a Caracas a mediados de 1962 con la promesa de reincorporarse a las guerrillas.

El Ejército en la zona asedió el campamento de El Charal y el Frente Libertador se vio obligado a movilizarse para protegerse, en especial tras el asesinato del joven Iván Barreto, quien contaba con tan sólo 19 años de edad y cuya muerte fue un impacto tremendo a la moral de los combatientes del Frente.

Rodríguez retornó a la Capital y producto de la persecución de la cual fue víctima, decidió mudarse a Chile, a bordo del Vapor "Usodimare". Allí obtuvo trabajo como corrector de pruebas en el Diario El Siglo y mantuvo una cercana relación con el Almirante Wolfang Larrazábal, quien lo incorporó a una serie de conferencias en Santiago para tratar el asunto de la lucha armada en Venezuela. Publicó en Chile su segunda obra, "Sin Cielo y otros relatos" en diciembre de 1962. En esta novela corta, Rodríguez narra su propia llegada a Caracas en plena dictadura y en el albor de la lucha clandestina. En realidad se trata de un joven, que a pesar de sus aspiraciones un tanto banales, tiene una sensibilidad desarrollada y un espíritu aventurero definido. Esta obra es antesala de su trabajo testimonial sobre las guerrillas venezolanas.

Sant Roz, por su parte, en "Historia de los Lacayos Teodoro y Pompeyo" expone las contradicciones a las cuales se enfrentó Argenis Rodríguez a su regreso de las guerrillas y luego de su estadía en Chile, las cuales tuvieron un impacto importante en la motivación personal del escritor para manifestar su propia experiencia guerrillera.

La experiencia de la guerrilla deja a Argenis un poso de amargura. A ciertos jefes políticos de la violencia se los encuentra echándose palos en los mejores bares de Caracas, viviendo a lo grande sin importarles mucho el destino de esos estudiantes y muchachos que se han ido a las montañas y que ahora han quedado a la buena de Dios, sin orientación y sin estímulo moral para mantenerse en la lucha (…) lo que importa son los acuerdos, las negociaciones, los tratados. Cuando Argenis regresa de Chile, lo que escucha por todos lados es el desastre de la derrota y del envilecimiento de los supremos líderes de la izquierda. (2004: 28)

Previo a la publicación de sus obras sobre las guerrillas y tras separarse del PCV, Argenis Rodríguez y su hermano Adolfo intentaron establecer un foco guerrillero en los llanos venezolanos, con la ayuda de la Familia Ascanio. La intención era establecer un campamento ajeno a la dirección del Partido Comunista Venezolano y bajo una perspectiva política y táctica nacionalista, aunque de inspiración fidelista. La experiencia fracasó. Argenis Rodríguez fue apresado en San Juan de los Morros cuando se dirigía a casa de los Acevedo, a inicios de 1964. Al poco tiempo fue liberado, regresando a la Capital.

El 25 de abril de 1964 publicó "Entre las Breñas", obra que catapultó su talento como escritor. Es la primera novela testimonial escrita en Venezuela sobre la temática de las guerrillas, así como la primera que denuncia abiertamente las circunstancias bajo las cuales se estaba dando dicho proceso, pregonando sin más el irremediable fracaso de intentona guerrillera venezolana. Por ello fue ampliamente criticado por la izquierda, quien lo calificó de traidor por los relatos descarnados y pesimistas respecto de la lucha armada, en un contexto nacional a su vez convulso y conflictivo dentro de la propia militancia comunista, en cuanto al debate interno sobre la permanencia de la guerrilla como método para la toma efectiva del poder.

A pocos días de la publicación de "Entre las Breñas", el 6 de mayo de 1964 se convirtió en padre por segunda vez de su hija Valentina, junto a su primera esposa, Julieta García Giovanneti.

"Entre las Breñas" le permitió a Rodríguez, entre otras cosas, conseguir una beca en el exterior para continuar con su formación y carrera artística. Intelectuales venezolanos de la talla de Arturo Uslar Pietri y Juan Liscano, apoyaron a Rodríguez en quien apreciaban a un prominente escritor; "Juan Liscano, a raíz de la publicación de Entre las Breñas me consiguió una beca y me fui a París" (Citado por Sant Roz, José, Desesperación Calificada, 2000: 69) De hecho, en una de las cartas enviadas por Juan Liscano al joven Argenis Rodríguez a París, el primero, con plena convicción del talento y mérito del segundo, le escribe: "Debes ser el novelista de tu generación" (Archivo privado de Julieta García Giovanneti, París, 6 de octubre 1964)

Durante su estancia en París, Rodríguez a través de recortes de prensa enviados desde Venezuela, se mantuvo atento de las críticas a su trabajo y persona publicados en los principales diarios de circulación nacional - La Esfera, La República, El Nacional, El Universal, El Mundo-. La impotencia ante la limitada posibilidad de responder y defenderse, terminaron por atormentar a Rodríguez. Al respecto mencionaría años después: "A todos los tipos que escribían del 60 para acá los inutilizó el comunismo y el subsecuente miedo al estalinismo" (citado por Sant Roz, José, Desesperación Calificada, 2000: 15) Por un período de meses divagó ante la posibilidad de retornar a su país para defender su posición.

En enero de 1965 Argenis Rodríguez regresó a Venezuela con un as bajo la manga; había escrito una segunda obra sobre las guerrillas. "Donde Los Ríos se Bifurcan" fue publicada el 20 de octubre de 1965. La obra obtuvo tanta o más promoción que la primera, e igualmente fue reconocido su valor narrativo, artístico y anecdótico.

Sin embargo, los ataques en su contra se mantuvieron. De hecho, Carlos León Márquez, en la entrevista que realizó a Rodríguez en "Élite", comenta la siguiente anécdota de valor, para comprender el asedio al cual era sometido casi a diario este escritor: "En este punto de la entrevista, llega un escritor marxista, uno del "Techo de la Ballena". Nos mira de reojo y saluda a Rodríguez: "¡Hola Sifa!". Argenis estaba, sin embargo frío, indiferente por la llegada del "techero" (1965: 31). Rodríguez ha denunciado ampliamente en prensa y en especial en "Escrito con Odio", cómo fue motejado tanto por los grupos de izquierda, como por los grupos de derecha.

Pese a ello, otra intelectualidad venezolana, ajena a los compromisos partidistas, se pronunció a favor Argenis Rodríguez en la prensa, e incluso algunos dedicaron algunas letras para defender al escritor. Víctor Morales Moro, por ejemplo, en el Diario La Tarde, en su artículo "Donde los Ríos se Bifurcan" apuntó,

Argenis Rodríguez es un hombre de Izquierda moderada, pero tuvo en una oportunidad la experiencia de convivir con gente que marchó a la montaña a pelear. Su primer libro causó disgusto a unos cuantos y creo que hasta recibió amenazas y fue motejado de traidor por un grupo. Argenis no es ningún traidor, es un hombre más bien desencantado no de la lucha sino de quienes la dirigen con malas tácticas, y a veces se autonombran jefes única y exclusivamente para satisfacer, digamos así, una vanidad personal (1965: 4)

En 1966, Argenis Rodríguez retornó a Europa con la esperanza de continuar su profesión artística, y se residenció en Bélgica con Mirna Linares, con quien mantuvo una relación sentimental. De esta unión nació Carolina, su tercera hija, el 31 de agosto de 1966. Al poco tiempo se trasladó a España en donde compartió con uno de los escritores más prominentes de las letras españolas, Camilo José Cela, quien le publicaría a Rodríguez en 1968 en "Los Papeles de Son Armadans". Al respecto Argenis Rodríguez comentó:

Por carta conocí al Premio Nobel Camilo José Cela y él me publicó la Fiesta del Embajador que se vendió en España y toda Europa. También Cela me publicó once relatos y un día recibí un telegrama donde me invitaba a su casa de Palma de Mallorca. Lo entrevisté para El Nacional de Caracas. En casa de Cela pasé seis meses. Allí comía, dormía, nadaba en su piscina y escribía lo que sería la vida de Pérez y Cecilia Matos. Para Cela yo no era un vago, era un escritor (Citado por Sant Roz, José, Desesperación Calificada, 2000: 69)

Mientras estuvo en Bélgica, Argenis Rodríguez escribió varias de sus novelas más reconocidas, a saber: "Gritando su Agonía", "Los Caminos Nocturnos", "El Catire y otros relatos" y un nutrido "Diario". A finales de 1968 regresó a Venezuela donde se mantuvo trabajando como articulista para el diario El Nacional. El 3 de marzo de 1972 se convirtió en padre por cuarta vez de su hija Virginia, junto a Mirna Linares.

Entre 1973 y 1974 publicó los dos primeros tomos de sus "Memorias". En 1976 publicó "Otra Confesión" y "El Regreso". El tercer tomo de sus "Memorias", "Escrito con Odio" fue publicado en 1977 y representa junto a "Entre las Breñas", dos de las obras –aunque diferentes en sus estructuras– más controversiales sobre la izquierda venezolana, la lucha armada y sus protagonistas. En esta particular publicación, Argenis Rodríguez se dedicó a desnudar las guerrillas, exponiendo con nombre y apellido a quienes calificó como los verdaderos detractores y los grandes negociantes detrás del proceso armado. El tema de la guerra armada es, sin lugar a dudas, una constante en la motivación confesional y creadora del autor.

El 6 de enero de 1977 se convirtió en padre por quinta vez, de su primer hijo varón, Eugenio, junto a Inés Ramírez, su compañera sentimental para el momento. 1977 será para el escritor un año importante también, dado que con la publicación de "La Ciudad Desnuda", le fue otorgado el Primer Premio de la Asociación de Escritores Venezolanos.

En una reseña y entrevista realizada por la revista Zeta como homenaje a su premio y titulada "Argenis Rodríguez ¿Genio o Farsante?", este escritor es descrito como un controversial "lengua larga", argumento esgrimido por algunos de sus "enemigos" y por el cual eventualmente fue vetado de los principales periódicos venezolanos. Sin embargo, en la reseña se apunta:

Es innegable que Argenis escribe y lo hace bien y es hoy por hoy el escritor que más lectores tiene (…) De Argenis se ha dicho que es loco y exhibicionista. Pero la verdad es que no sale de un cuarto donde lee y escribe las veinticuatro horas del día (1977: 18)

De hecho, la producción artística de Rodríguez durante los próximos años fue bastante nutrida, así en 1978 publicó "El viento y la Lluvia"; en 1980 la trilogía "Breve relación de la destrucción de un país", en la cual se incluye "Relajo con energía", "La amante del Presidente" y "El juicio Final"; en 1982 "Palabras con el Inmortal"; 1984 "El ángel del pozo sin fondo"; 1985 "El vuelo de los gavilanes"; 1988 "Como hierba es el pueblo"; 1990 "Cruz de Silencio" y "Febrero"; 1991 "La Trágica Verdad del Escritor"; 1992 "Poder"; 1993 "El hombre y su imagen, la mujer y su imagen"; 1995 "La caída de un Presidente" y "El Asesinato de un Presidente"; 1998 "La Soledad del Guerrillero"; 2000 "Milenio".

Entre los reconocimientos a su obra destaca la condecoración otorgada en 1994 por el Presidente Interino Ramón J. Velázquez, con la "Orden Andrés Bello" en su primera clase.

Pese a su éxito como escritor, por su estilo único y frontal, la vida de Argenis Rodríguez parece ser la vida de un hombre que aunque talentoso e indiscutiblemente valiente en su verbo, y en todo caso necesario para el desarrollo cultural e intelectual de un país con múltiples dificultades; debió sin embargo soportar todo tipo de humillaciones y desprecios, producto, entre otras cosas, de la publicación de su más importante novela, "Entre las Breñas", cuyo valor literario ha sido por más reconocido, aunque su verdad ante todo haya sido incómoda para los promotores de la guerra.

Muchas editoriales le cerraron las puertas y con ello limitaron sus posibilidades de publicar e incluso de acceder a un trabajo regular. Vivió algunos años de una beca otorgada por el INCIBA (posterior CONAC); otros años vivió de lo que le pagaban por sus controvertidas columnas literarias, de opinión y de sucesos en "El Nacional", en "Zeta" y en "Auténtico"; otras veces vivió de la remuneración que las editoriales le adjudicaban por la publicación de sus obras. En definitiva, Rodríguez nunca contó con un ingreso regular o digno para sobrevivir. Sin embargo se mantuvo fiel a su talento y a su vocación de escritor. Al respecto Rodríguez mencionó: "sólo el que se apartó de esos grupos – se refiere a la izquierda– realizó una obra como en mi caso Entre las Breñas y 40 obras más, pero eso me costó que me cerraran las editoriales y que ni siquiera me dieran un trabajo para comer. En la actualidad soy un recogelatas" (Citado por Sant Roz, José, Desesperación Calificada, 2000: 62)

Los últimos años de la vida de Argenis Rodríguez, fueron desalentadores para un hombre cuyo talento artístico había sido probado. Mantuvo una relación sentimental con Melysendra Del Corral. Se residenció en San Juan de Los Morros, en la casa de su hermano Adolfo y de su cuñada Clara Rondón, donde hacía vida en un pequeño y apartado cuarto de la casa.

El alcohol y las depresiones se habían apoderado de su genio, y la vejez en especial, había terminado por afectar irreversiblemente el ánimo del escritor. El 6 de marzo del 2000, Argenis Rodríguez se suicidó en la casa de su hermano Adolfo, cuando contaba con 64 años.

La Revista Zeta publicó una nota suicida del escritor, que Rodríguez había entregado a Graciela Requena previo a su determinación, en la cual se revela el estado de tormento y sufrimiento en el que se ahogaba el autor:

Lo único que yo deseo en estos instantes es la muerte. Pienso en Nerval colgando de una soga en la calle de la vieja Linterna. Pienso en Hemingway, metiéndose los dos cañones de una escopeta y volándose la cabeza. Pienso en Akutagawa metiéndose un tiro en la sién. Pienso en Ramos Sucre tragándose un montón de pastillas. Pienso en el estudiante de Praga que se bañó de gasolina y se prendió un fósforo. Yo creo que mi familia espera mi suicido de un momento a otro. Pero no dicen nada. ¿Qué se le puede decir a un hombre que busca su muerte a como dé lugar? Puedo escribir que lo único que deseo es la muerte. He sido un frustrado (2000: 38)

Su familia esparció sus cenizas frente al Orinoco en un emotivo acto de amor infinito. Su hermano Sant Roz publicó meses más tarde "Desesperación Calificada", un esfuerzo por comprender el carácter artístico y humano de Argenis Rodríguez. Respecto de su muerte, escribió:

Argenis murió como murió pero a fin de cuentas lo hizo alegre. No perdió su tiempo. Fue fiel a sí mismo. Había dejado una obra extraordinaria. Antes gritó como quiso, fue orinó bajo el cielo mirando los árboles, miró la tarde al fondo de los oscuros cerros, el mundo apagado después de la juergas de ese día lunes de carnaval. Se acomodó con serenidad y serenamente se fue (2000: 14)

La prensa nacional así como amigos del escritor, se pronunciaron ante tan lamentable y forzosa despedida. Salvador Garmendia escribió un sentido artículo recogido por Sant Roz en "Desesperación Calificada" y titulado "Una bala que nos pasó cerca". De Argenis y su genio refiere lo siguiente:

Soy el mejor escritor de Venezuela, repetía sin muestras de altivez, sin arrugar el ceño, sonriendo incautamente y sin dejar de mirar el movimiento de sus labios en el espejo de la mente, sólo para ver cómo quedaba después de decirlo. Los presentes sentían subir el rubor a sus caras; pero era el rubor de la ira; porque internamente cada uno replicaba con indignación; ¡No! ¡El mejor soy yo! Pero Argenis tenían razón. Él era el mejor. ¿Cómo podía dudarlo, así fuera un instante, y seguir vivo? (2000: 130, 131)

Su ardua labor artística e intelectual legó al país más de 40 publicaciones, muchas de las cuales fueron número uno en ventas, y reeditadas algunas de ellas en múltiples oportunidades, incluso de forma ilegal. Fue articulista por décadas en los principales periódicos y revistas de Venezuela, entre los que destaca "El Nacional". Algunos familiares y amigos conservan trabajos inéditos de su autoría, entre los que pueden mencionarse obras de teatro, así como manuscritos fechados en diversos años. Su impronta de mayor relevancia es sin duda, el análisis crudo, severo y sincero de un país sometido a los más vulgares y desmedidos desmanes. A través de su pluma es posible desnudar un país, un contexto y un pueblo que gritaba ser develado.

Pese a los 20 años transcurridos desde su partida física, Argenis Rodríguez deambula por el país sin que nos demos cuenta, recordándonos su legado no sólo en la palabra escrita, sino en cada recuerdo de taberna, en cada vaso de whisky, en cada poeta maldito, en la librería Historia, en El Gusano de Luz, en cada uno de sus hijos y en todos quienes por haberlo leído, se han quedado sin más por ello, con un trozo de él.

Argenis Rodríguez en la guerrilla.

La infancia y juventud de Argenis Rodríguez, en el deprimido y olvidado llano venezolano de las primeras cincuenta décadas del siglo XX; plagado de pobreza, enfermedades y miseria, y en medio de un país convulso política y económicamente, motivaron al joven escritor, tras su llegada a Caracas, a vincularse en la militancia comunista para formar parte de una generación que creía tener en sus manos, la responsabilidad de establecer un proyecto revolucionario que transformara de una buena vez, las contradicciones en las que vivían millones de venezolanos. En el Suplemento Cultural de Últimas Noticias, en su especial dedicado a la lucha armada, Argenis Rodríguez escribió: "Yo me metí en política cuando contaba 17 años y milité en la Juventud Comunista en contra de la dictadura de Pérez Jiménez y allí en pequeñas células ya hablábamos de lucha armada" (Razón y sin razón de ir al monte, 1980: 1)

El quiebre dictatorial del 23 de enero de 1958, abonó el espíritu político de multitudes quienes veían cercana y tangible la posibilidad de iniciar un proceso democrático en Venezuela. La visita de Fidel Castro a Caracas, convulsionó los espacios de debate político y representó una enorme influencia en sectores de izquierda, quienes por un lado se sentían motivados ante el proyecto revolucionario latinoamericano propuesto por la Revolución Cubana, y por el otro lado, veían amenazadas sus posibilidades de participación política real, producto del arribo al poder de la coalición de partidos del Pacto de Punto Fijo, cuya política esgrimía el anticomunismo como pilar de la praxis gubernamental.

Entre las actividades del PCV para mantenerse en la lucha política, se encontraba el financiamiento económico. Héctor Rodríguez Bauza, Secretario de Finanzas del PCV en el año 1959, mencionó "se discutió la necesidad de buscar posibilidades para instalar negocios que garantizaran un ingreso estable al partido" (2015: 258). Al respecto de uno de estos negocios, apunta: "instalamos una pequeña librería, ubicada cerca de Nuevo Circo, al frente de la cual pusimos a Argenis Rodríguez" (2015: 260) La librería estuvo operativa por algún tiempo, a la par que Rodríguez participaba en otras actividades dentro de la lucha política.

De hecho, Argenis Rodríguez pertenecía a la corriente dentro de la militancia del PCV vinculada a la concepción en torno a la lucha armada como embrión de un proyecto revolucionario en Venezuela. En un manuscrito original e inédito, otorgado por Julieta García Giovanneti de su archivo privado, Argenis relata la organización y ejecución del asalto a una entidad bancaria. Al respecto del trasfondo de la acción, Rodríguez refiere:

Para ese entonces yo ya me había puesto en contacto con todos los grupos que propugnaban la violencia, ya yo había participado en reuniones y pretendía coaccionar todos los grupos y para ese entonces ya había conocido a Pablo y hablaba con él y hasta lo había puesto al tanto del golpe que íbamos a dar (S/F: 6)

El Comandante Pablo, como ha sido ampliamente conocido Juan Vicente Cabezas, era el contacto más afín ideológicamente hablando, con quien Argenis Rodríguez había proyectado la posibilidad de instalar un foco guerrillero. En dicho manuscrito, Rodríguez menciona:

A Pablo lo recibí varias veces en el apartamento que me había asignado el grupo. Su idea era la de crear una guerrilla de 100 hombres. Apertrecharse muy bien antes y pelear alrededor de la base de abastecimiento. Confiaba en el saboteo. (S/F: 8)

Juan Vicente Cabezas, tras la muerte de Livia Gouvernor en noviembre de 1961 se vio en la obligación de pasar a la clandestinidad cuando se dictaminó una orden de captura en su contra. En el manuscrito inédito citado con anterioridad, Rodríguez menciona "lo recuerdo y veo una noche (la muerte de Livia) comiendo en mi apto (…) Al otro día aparecía su fotografía en los periódicos: Capturado jefe comunista y foto de Lunar y Buscado JVC y foto de Pablo (Archivo privado de Julieta García Giovanneti)

Fue inaugurado el Frente Guerrillero Libertador, ubicado en El Charal, Estado Portuguesa. Juan Vicente Cabezas fue designado Comandante. Argenis Rodríguez en la introducción a sus "Obras Escogidas" tras diez años de la publicación de "Entre las Breñas", escribió: "Se perdió, pues, Cabezas y salí yo a buscarlo y a ofrecerme voluntario para ir a hacerle compañía" (1974: 12)

El Frente Guerrillero Libertador desde finales de 1961, había reclutado combatientes que fueron llegando poco a poco durante los meses siguientes. Ángel Suzzarini era el hombre designado por el Comandante Pablo para encargarse de la logística para la dotación de armas, provisiones y militantes. Respecto de la incorporación de Argenis Rodríguez al Frente Libertador, Suzzarini menciona en una entrevista:

"Yo fui el que lo llevé y fui el que lo bajó (…) Había un gran camarada, que fue uno de los pilares para nosotros, Rafael Saavedra Román, quien quedó encargado de muchas tareas para ayudar al frente y estaba al lado de Guillermo; entonces era quien nos daba todo el apoyo para llevar las cosas para allá y llevar a la gente. Él fue el que me dijo, tienes que llevarte a Argenis, que Juan Vicente lo estaba esperando (…) Yo me acuerdo que la esposa de Rafael Saavedra (…) María Luisa Vásquez, cuando ya nos íbamos a ir comenta ¿y para qué se van a llevar a Argenis para allá si Argenis no tiene pinta de guerrillero? Y yo le dije, bueno él quiere ir, él quiere ir a hacer su actividad no tanto como guerrillero sino como escritor. A cumplir su función cultural, educativa, desde el punto de vista de lo que él era. La verdad es que yo, a medida que fui hablando con él me di cuenta que lo menos que iba a hacer era cargar un fusil" (Caracas, 28 de mayo de 2016)

Argenis Rodríguez se incorporó en el Frente Guerrillero Libertador a inicios del mes de febrero del año 1962. Juan Vicente Cabezas describe en una entrevista, la experiencia guerrillera de Argenis Rodríguez cuando comenta:

Argenis Rodríguez hizo vida de campamento con nosotros en el sitio que se llamó Vega Grande, que queda entre la unión de los dos Ríos Güergüero y Río Grande, que esos son los ríos que prácticamente cercan a El Charal, que era la zona por donde nosotros teníamos el Cuartel General del Movimiento (…) A él lo nombramos nosotros representante cultural oficial de la guerrilla y él mandó todos los libros que él tenía; los mandó para allá, para que nosotros leyéramos pues y nos formáramos culturalmente, ideológicamente; era como decir el responsable ideológico. Él salía a hablar con los campesinos también, a hacer trabajo político con los campesinos. (Caracas, 22 de mayo de 2016)

Respecto de la actividad cultural de Argenis en el Frente, Ángel Suzzarini recuerda: "Yo llegué allá, pasé un par de días y Juan Vicente me manda para afuera y cuando llegué como a los tres días ya el hombre tenía un periódico en la cuestión y un poco de cosas escritas" (Caracas, 28 de mayo de 2016)

Entre los compañeros de armas que hicieron vida de campamento, Argenis Rodríguez menciona:

En El Charal conocí a Lunar Márquez que era un hombre de muy baja estatura, no hablaba nunca y apenas si se sonreía. Conocí a Argimiro Gabaldón, A Iván Daría Barreto, a Crisanto, a Dakota, a Fabio, a los Morochos, a Miguelito Torres que murió rodeado de Guardias Nacionales al lanzar una granada que no llegó a estallar (…) Había otra gente: un catire, un estudiante de economía, unos cuantos obreros, algunos campesinos, un guía que no sé si murió de indigestión y otra porción de combatientes que llegaban hoy y se iban mañana (Obras escogidas, 1974: 13)

Bajo el pseudónimo "Raúl", Argenis Rodríguez escribió algunas cartas para su esposa Julieta García Giovanneti y su pequeña hija Clara. En la primera carta, fechada el 21 de marzo de 1962, Rodríguez escribió:

La entrada ha sido difícil y he tanteado en las barbas del maíz sin poder conseguir entrar. Porque debes saber que estamos en invierno y el río está crecido. Conservo con mucha tristeza los malos días que te hice pasar últimamente. No me lo perdono. Lo mismo que no se me va a quitar de la cabeza la mañana que pasé con mi muchachita en la pastelería Williams ¿Pero qué le vamos a hacer? ¿Qué culpa tenemos nosotros de la situación? Hay que enfrentarse con valor a todo (…) La vida está llena de heroísmos y como uno no sabe si tiene o no derecho a vivir tiene que pasar por todos los sacrificios. Sólo así uno sabe si es fuerte y el sufrimiento es el que le dice a uno que vive (Citado por San tRoz, José, Desesperación Calificada, 2000: 56)

En otra carta fechada el primero de abril de 1962, Argenis Rodríguez escribió de nuevo a su esposa Julieta y mencionó: "Si no fuera por el honor que tengo comprometido y la situación inaguantable a que nos ha conducido la presente época, estaría contigo, como lo estuve mientras pude (…) Y si todo pasa rápido y sale bien, habremos conquistado la libertad que buscamos para no separarnos más nunca" (Citado por Sant Roz, José, Desesperación Calificada, 2000: 58)

A los cuatro meses de su llegada al campamento del Frente Libertador, Juan Vicente Cabezas designó a Argenis Rodríguez para que ubicara nuevos combatientes en Caracas y los incorporara con prontitud al Frente. Ángel Suzzarini trasladó a Rodríguez del Campamento hasta el contacto que lo trasladó al servicio de transporte que lo llevaría a Caracas. Suzzarini fue detenido por las Fuerzas de Seguridad del Estado y por ello, al poco tiempo asediado el campamento de El Charal, ante lo cual fue inminente la movilización de los guerrilleros del Frente Libertador, quienes fueron emboscados por la Guardia Nacional y donde fue asesinado el joven Iván Darío Barreto de 19 años de edad. Cuando Argenis Rodríguez llegó a Portuguesa, no encontró una ubicación clara de sus compañeros y ante días de espera sin respuesta alguna, le fue indicado que retornara a la Capital del país.

Mantenerse bajo perfil de las autoridades en Caracas se convirtió en una tarea por lo demás complicada, y producto de la constante persecución a la cual se encontraba sometido y por la cual sufría episodios de paranoia e insomnio, así como ante la urgencia por proveer a su familia de un ingreso para sobrevivir, Argenis Rodríguez decidió mudarse a Chile. Sin embargo, no logró conseguir la estabilidad necesaria para trasladar a su familia a Chile y decidió volver a su país.

Tras su regreso a Venezuela y luego de un tiempo en el país, Argenis ubicó a su hermano Adolfo y le informó sobre un proyecto que había desarrollado para establecer de forma independiente, un Frente Guerrillero en los llanos venezolanos. Ante la pregunta, ¿por qué hacer una insurrección anti-partido? Adolfo Rodríguez respondió: "Bueno, asumíamos que el partido comunista estaba equivocado, que el partido comunista era dirigencionista, era uniformador, era unilineal". Respecto de la línea ideológica a seguir, Adolfo repuso:

Eso nosotros lo asumíamos como fidelista. No comunista, es decir, no era anti partido, sino que era no comunista, en cuanto a los lineamientos del partido, a sus estrategias, a diferenciarse los focos, que si El Charal, El Bachiller (…) Porque Fidel no acató nunca los lineamientos del Partido Comunista, ni siquiera mucho tiempo después que se instala en La Habana. Tiene sus diferencias, sus distancias y sus enfrentamientos. Nosotros de alguna u otra manera, lo fuimos compartiendo (Los Teques, Edo. Miranda, 25 de mayo de 2016)

Adolfo Rodríguez quedó encargado de organizar desde la finca de la Familia Ascanio – de Luisa y Jesús-, ubicada en Las Mercedes del Llano, legiones campesinas dispuestas para formar un campamento guerrillero. Adolfo Rodríguez organizó catorce legiones campesinas que andaban a caballo y contaban con un pequeño armamento propio. Junto al componente campesino, se encontraba también un grupo de obreros petroleros de la zona, quienes también habían sido dotados de fusiles tras un asalto a una prefectura local.

Argenis por su parte, se encontraba en la Capital, organizando la logística necesaria para instalar la guerrilla en los llanos. No obstante, llegado el momento, Argenis se dirigió a San Juan de los Morros y al contactar a la Familia Acevedo, vigilada por las fuerzas de seguridad, fue detenido. La detención de Argenis desmovilizó las legiones campesinas a expectativa de dar inicio al campamento y la misión fue abortada. Argenis Rodríguez fue liberado al tiempo.

Regresó a Caracas y el 25 de abril de 1964 publicó su experiencia guerrillera en forma de novela en "Entre las Breñas". Al respecto, en una nota publicada en "El Nacional" y dedicada a Domingo Fuentes, el primer editor de esta obra y la primera obra editada por la Editorial Domingo Fuentes; Argenis Rodríguez comenta:

A Fuentes, una noche, en un bar de Sabana Grande, le propuse que me editara un libro.

-¿Cómo es ese libro?

-Tú lo lees y lo examinas.

Ese fue el primer libro de la Editorial Domingo Fuentes. El libro lo montamos entre los dos trabajando por las noches porque el día estaba reservado para lo que se vendía que eran los cancioneros. A Domingo Fuentes cuando editaba Entre Las Breñas, lo vinieron a embargar. Así comenzó todo (1972: C-1)

En 1965, Rodríguez publicó la continuación de esta primera obra y la tituló, "Donde los Ríos se Bifurcan".

La militancia política de este escritor se transformó rotundamente en una cruda oposición tanto a la izquierda como al resto de partidos, culpables también del conflicto en el país; conflicto que para el momento tocaba todos los niveles existentes de la vida nacional.

El fidelismo pregonado en los dos intentos guerrilleros del autor, se desmoronan cuando la deserción definitiva provoca un auge reflexivo y autocrítico en el escritor, en torno al proceso de la guerrilla y de la política venezolana en general, que derivan en una consideración esencial en la cual, lo que sea que se haga en Venezuela, debe provenir de nosotros mismos, de un proyecto nacional, pero fundamentalmente nacionalista y es que "la agonía del desadaptado político es la peor forma de morir en los torbellinos" (Entrevista de León Márquez, Carlos, La Esfera, En Venezuela no habrá una revolución marxista: 1965: 30)

Desde su participación en las guerrillas, Argenis Rodríguez no militó en ningún otro partido político, más bien durante su vida mantuvo posturas críticas a todos los procesos políticos, históricos y culturales del país invitando con ello a una permanente reflexión, vigente hasta sus últimas publicaciones.

De su muerte a nuestros días queda el sinsabor de desconocer ontológicamente nuestro carácter como pueblo, requisito vital para generar políticas que se ajusten contextual y esencialmente a nuestra realidad como pueblo. Estamos en proceso constante de debate y cuestionamiento ante lo nuevo que buscamos construir, aún a merced de nuestros vicios y desmanes. Queda retomar las obras de Argenis y leerle con detenimiento pues la vigencia de su pensamiento y visión hoy nos gritan con recelo tomarnos enserio al país.

Adriana Rodríguez

rodrifuentes.a@gmail.com

Fuentes consultadas

Bibliográficas

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TRUJILLO, Manuel. "El quinquenio del Señor Betancourt: Caos, persecución, crimen". En: La Esfera, Caracas, 16 de julio de 1964, pp. 20.

Orales

CABEZAS, Juan Vicente: entrevistado por Adriana Rodríguez el domingo 22 de mayo del año 2016 en el Parque Los Caobos, Caracas a las 3:30 de la tarde.

DELVECHIO, Carlos: entrevistado por Adriana Rodríguez el sábado 28 de mayo del año 2016 en el Paraíso, Caracas a las 12 del mediodía.

GARCÍA GIOVANNETI, Julieta: entrevistada por Adriana Rodríguez el domingo 29 de mayo del año 2016, en el Paraíso, Caracas, a las 2:30 de la tarde.

RODRÍGUEZ, Adolfo: entrevistado por Adriana Rodríguez el miércoles 25 de mayo del año 2016 en Los Teques, Estado Miranda a las 10: 30 de la mañana.

SUZZARINI, Ángel: entrevistado por Adriana Rodríguez el sábado 28 de mayo del año 2016 en el Paraíso, Caracas a las 10 de la mañana.

 

jsantroz@gmail.com

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