De cómo la revolución imita al ajedrez

Miércoles, 10/06/2020 02:07 PM

El asunto de vencer al contrario es el objetivo del socialismo. No hay socialismo mientras haya capitalismo. Es un proceso, pero esa debe ser su inclinación, su naturaleza, la de combatir la otra naturaleza que lo niega, que es su contrario. Son dos lógicas enfrentadas. Es como en el ajedrez. Una partida tabla no beneficia a nadie, es como si no existiera, solo vale como experiencia para intentar ganar el mach, pero no existe victoria en un empate.

Cuando uno juega ajedrez tiene que visualizar desde el principio cómo va a ganar la partida. Puede haber ajustes hacia la estrategia, pero si no se visualiza la victoria no se concentra el ataque, se juega solo con tácticas dispersas, con truquitos, aprovechando sólo las oportunidades y errores del contrario para tomar una que otra pieza, alegría de tísicos. Si nuestro contendor sabe lo que hace nos vence con facilidad.

Llevando el juego a la política, esta partida entre el madurismo y sus contendores de la derecha lacaya la tiene perdida porque él no sabe cómo terminar la partida en victoria, ni siquiera en victoria personal,  cuando mucho será tabla, en un mach donde el resto de los cotejos están a favor del capitalismo, un combate donde el resto de los rounds están a favor del capitalismo. 

Cuando se lucha por una causa justa pero se conocen y se practican muchos trucos o tácticas se corre el riesgo de creer que es sólo eso lo que vale en la lucha: los trucos, las tácticas de guerra, puras y simples. Robar bancos puede ser una buena táctica para financiar una lucha justa, pues los bancos han robado antes a la gente, a los países, a todo el que han podido robar y se merecen que los roben alguna vez. Pero si se llega a pensar que el robo es bueno en sí mismo podemos terminar asaltando pequeños abastos y a personas particulares vulnerables, a pendejos que viven de su trabajo. Eso es lo que pasa con el tacticismo de maduro y con el tacticismo en general: confundir los medios con los fines, y así termina robando a los más débiles, a los que se supone tiene que defender.

Maduro sin tener claros sus objetivos perdió la partida porque se perdió en la partida. Cuando dejó de visualizar dónde iba a tener su victoria se extravió haciendo trucos y malabarismos, golpes de magos, en engañar y distraer la atención de la gente del objetivo, extraviado, el cual era alcanzar “el punto de no retorno al capitalismo”, el kilómetro 0 rumbo al socialismo.

Ahora el gobernó sólo sabe fintear sin saber hacia dónde tirar la pelota. Pero el enemigo sí que sabe lo que está haciendo y hacia dónde va dirigido su ataque, sabe dónde va obtener la victoria definitiva. Tanto es así que ha puesto a maduro a jugar para él, y maduro creyendo que está ganando la partida, o simplemente, que está ganando algo, mientras lo pierde todo, pierde ahora hasta lo que le queda de reputación y dignidad frente a sus fieles (atacar al chavismo, al socialismo, no es una buena táctica; mantener en jaque al país no es una buena táctica, anotar en la propia cancha).

Debemos comenzar una nueva partida. Ya conocemos lo de la visualización de la victoria. Chávez llamó esa primera victoria “alcanzar el punto de no retorno” al capitalismo, ir siempre en contra de la lógica del capital, ese es el camino, jugar a favor de los más necesitados y de toda la sociedad, esa es nuestra victoria. Cada táctica debe llevar en sí misma y en esencia la sociedad que queremos construir, no se puede hacer una revolución socialista con las armas del capitalismo. No nos sirve de nada un empate, en la lucha revolucionaria un empate no vale, no existen zonas intermedias, porque todas están del lado del capitalismo que lo gobierna todo, la economía y nuestra mala consciencia.

Ya todas las preguntas están hechas y en su mayoría respondidas ¿Es ésta una revolución? No. Desde la muerte de Chávez se restauró el capitalismo, se actuó yendo con la lógica del capital de forma pragmática para conservar el gobierno, se perdió la estrategia del socialismo astutamente para muchos e ingenuamente para otros.

Pero sin estrategia, conservar el gobierno no tenía sentido, sino de forma personal, por razones personales, para beneficio propio. Trabajar para los empresarios capitalista no puede ser una estrategia socialista o de cambio en un país básicamente capitalista, ese es otro truco de oportunistas. Podríamos decir que el “tacticismo” es una fórmula oportunista de obtener beneficios personales o particulares, perder el valor de la táctica respeto a la estrategia.

La lucha política llevada por una estrategia política clara, como es el caso del socialismo y sus principios implica una concentración de esfuerzos personales y colectivos, los cuales, bien dirigidos garantizan una victoria segura. Si sabes que buscas lo encuentras. Nuestro problema como chavistas sigue siendo la falta de claridad en las ideas de los que fungen como dirigentes, la falta de consciencia, social y política, en lo que hacen como políticos y como personas.

Por ejemplo, dudo mucho que Aristóbulo Isturiz pueda resolver el problema de la educación mientras nuestra sociedad deshaga lo que se quiere hacer con la escuela. O  que Diosdado tenga la fuerza suficiente como para rescatar el legado de Chávez, para abrir los ojos del ensueño madurista. O que Pedro Carreño deje de ser tan fatuo con sus bravuconadas. Dirigentes como estos  no rectifican, solo se dejan llevar por sus hábitos. Sería muy bueno ver algún síntoma de rectificación en alguno de ellos, pero, como dicen, “deseos no empreñan”.

Habrá que empezar una nueva partida y ganarla, no empatarla. Habrá que apelar a la fuerza concentrada de los que quieren vencer la injusticia, y si estos tienen las armas y la juventud, mejor, más rápido. Quienes están en el gobierno carecen de esa fuerza y de juventud. Hasta “Cabeza de Mango” es un viejo medroso. La posibilidad de que despierte Chávez y el Plan de la Patria, otra vez, dentro del ejército de bolivarianos es más cierta que un acto de contrición dentro del gobierno. Si vamos a ganar algo a favor de la revolución socialista, que sea en otro juego distinto, sin estorbos, con mentes claras; ideas claras de dónde y cómo vamos a vencer la injusticia del capitalismo.

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