Desde que comenzó la escalada del coronavirus en China a finales de 2.019, hasta convertirse en pandemia, este virus se ha comportado en Europa, Norteamérica y América Latina, como un clásico ejemplo de lo que es ser un perfecto capitalista. Veamos por que:
1) Muestra especial preferencia por eliminar a las personas de la tercera edad. Y si son obesas o con sobrepeso, tienen enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión arterial, mucho mejor, pues el trabajo es más fácil y rápido. Consecuencia de esto: ya no originarán más gastos de seguridad social, ni medicinas ni nada; aparte del descomunal ahorro dado por los elevados costos de las complicaciones de dichas enfermedades crónicas.
2) Tiene una exagerada y sádica atracción por los pobres, sobre todo los Afroamericanos y otras minorías étnicas y lo que huela a "migrantes", como dicen ellos. Que resulta de esto? Más muertes y desesperanza en esos grupos; pero también origina menos gastos en educación, deportes, cultura y en programas de mejoramiento y formación técnica. Esta continua situación somete a esos grupos vulnerables a una espiral de pobreza, muy difícil, por no decir imposible, de salir.
3) Estimula el descomunal endeudamiento de por vida de la clase trabajadora, al acceder a los centros privados prestadores de salud, pues el estado no provee a nadie de atención gratuita. Si tiene seguro de salud tendrá que pagar según la cobertura; y si no tiene, a llorar al valle, o mejor dicho a morirse a los pies de la estatua de la libertad.
4) Liquida cualquier pretensión de solidaridad, algo a lo que el coronavirus es sumamente alérgico, pues la solidaridad y la compasión son sentimientos totalmente ajenos e incompatibles con su naturaleza capitalista, es decir, el racismo, la exclusión, la explotación, el lucro y el exterminio de los pobres, comenzando por los Afroamericanos.
A pesar de ser el coronavirus un buen ejemplo del deber ser capitalista, debemos por lo bajo reconocerle el haber permitido, sin la más mínima duda, que el sistema capitalista quedase al desnudo, al descubierto, al no tener misericordia con el dolor, las necesidades y carencias de los que forman el grueso de la población, me refiero a los Afroamericanos, los blancos pobres, los indígenas originarios y los de habla hispana, estén o no en condición legal.
Si vemos la descomunal cantidad de contagiados y muertes ocurridas, no hay ni un solo caso del grupo que forma el 10% de la población, es decir los más ricos. Y menos aún en los que forman el 1%, en otras palabras, el grupo poseedor de la mayor parte de la riqueza de dichos países.
Ahora bien, demos una ojeada a los estragos del coronavirus en América latina. Cual es la característica común en estos países? Muy simple, los contagiados y los fallecidos corresponden a los estratos de la población más desposeídos, más desnutridos. En fin, los más pobres, los que el capitalismo jamás considerará como seres humanos, sino simple y llanamente sub-desarrollados, quienes deben ser dominados, controlados y manipulados por ese inhumano, cruel y pervertido sistema, donde solo vale tener mucho dinero y poder, así de sencillo.
Los esfuerzos y esperanzas para contrarrestar al coronavirus están centrados en obtener una vacuna; pero si este virus sufre una mutación, esa vacuna no será suficiente y siempre estaremos sometidos a la posibilidad de contagio, dada la pobre y al corto plazo de la inmunidad colectiva que pueda obtenerse.
Sin embargo, sí hay esperanza, claro que si hay una gran luz de esperanza, dada por una especie de vacuna, la cual brinda la posibilidad de mejorar nuestra calidad de vida, garantizar la salud y educación, vencer la exclusión, reducir paulatinamente la pobreza, acabar con la explotación y el odioso racismo y de ñapa nos permitirá derrotar al coronavirus. Esa otra vacuna queridos lectores, gústele o no a unos cuantos, es el SOCIALISMO! Y la historia nos dará la razón.
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