¿Renacimiento, reconstrucción o resurrección?

Miércoles, 29/07/2020 01:32 PM

"En revolución los maestros y los médicos van

en carreta, Los demás van a pie."

PROVERBIO CHINO

"Camarada… a tanto problemas por los que atravesamos tenemos ahora que sumarle la pregunta que de una u otra manera se hace la gente en la calle. ¿Qué pasará con nuestra revolución si no la limpiamos de tanta alimaña, por no decir ratas y culebras, que existe infiltrada entre nosotros? ¿Tendrá que renacer… debe ser reconstruida… o debe resucitar? Fíjese que el fondo de la pregunta parece ser el mismo, pero esas tres palabras tienen significados y connotaciones diferentes. La primera: volver a nacer, lo que significaría intentar llevarnos a olvidar su padre: el eterno comandante Hugo Rafael. La segunda tiene que ver con reproducir o recordar todas las acciones y circunstancias de un hecho pasado mediante datos, declaraciones, etc., para completar su conocimiento. La tercera es más fregada, porque en algunas religiones significa la vuelta a la vida de alguien que ha muerto, pero así mismo significa la renovación de algo que había disminuido su actividad o que había perdido actualidad. Algunos alegan que la revolución está moribunda porque no han entendido el camino que se debe transitar, y cuan largo es, para obtener los resultados deseados. Cuando Chávez habló de iniciar este camino, nunca dijo que sería fácil, que sería papaya, sino que más bien advirtió de los obstáculos que nos pondrían en el camino, tanto la derecha cipaya criolla como sus aliados extranjeros, al ver que el pueblo no les permitiría volver a manejar los destinos de nuestra patria. Volver a nacer significaría echar en un saco roto todo lo que avanzado y olvidar lo aprendido del Gigante; caer de nuevo en las manos del fascismo y de la demagogia de cuanto aventurero nos quiera cambiar nuestros recursos naturales por espejitos o pulseritas de fantasía, de cuanto vendedor de ilusiones se presente como el «salvador de la patria» que sólo tenga una meta: llenar de nuevo sus alforjas, sus cuentas bancarias a costillas nuestras. Reproducir o recordar hechos pasados para completar su conocimiento significaría que nunca internalizamos las lecciones de Hugo Rafael, lo que nos obligaría a un retroceso de tal magnitud, que seríamos presa fácil de la desesperación que tanto han tratado de despertar nuestros enemigos y que nos pondría al borde del colapso. Si hubiésemos aprovechado el tiempo en difundir las enseñanzas del Eterno Comandante y hubiésemos creado el elemento intermedio del que hablaba Gramsci, otro gallo cantaría, pues parte de esa responsabilidad es nuestra. Y el término «resurrección» no lo voy a tomar en el aspecto religioso, de la vuelta a la vida de alguien que ha muerto, sino más bien en la renovación de algo que había disminuido su actividad o que había perdido actualidad. Sí, camarita, parece que no queremos darnos cuenta que, a pesar de todas las demostraciones de la fuerte unión cívico-militar existente, tenemos aún muchas insatisfacciones dentro de la militancia del partido que deben ser resueltas. En algunos estados el partido pierde fuerza verdadera debido al grupalismo con el que se trata de solucionar los problemas internos y con ello disminuye su actividad, digan lo que digan, y empiezan a perder actualidad. El pueblo militante señala personajes de baja calaña en cargos públicos y, a pesar de lo dicho por Diosdado, no pasa nada; se olvidan del trabajo militante de quienes desde sus trincheras en los medios desmontan a diario las matrices que trata de imponer la oposición lacaya, y no se les brinda el apoyo que desde la presidencia se anuncia, porque creen que el tener una televisora, o una radio, o unos programas de radio sencillamente, es suficiente para no perder sus espacios políticos. Ah… y la cuerda de jaletis a su alrededor dicen que se «la están comiendo». Y los palangristas… ah, esos están muertos de risa".

Camaradas, la verdadera guerra comienza ahora si entendemos que los enemigos más peligrosos no son los rateros de la oposición, apátrida, cipaya, traicionera, inescrupulosa que hace vida en nuestro país, ni los "auto exiliados". Ni siquiera la poderosa fuerza extranjera que les brinda apoyo, porque como dicen los musulmanes "la victoria no es para los más preparados sino para los que reciben la ayuda de Dios". Cada quién dentro de sus creencias, le pide a su Dios, se llame Jesús, Alá, Jehová o el nombre que tenga. Pero sólo su fe le atraerá la ayuda de su ser superior para salir airosos en su lucha. Los enemigos más peligrosos son los que tenemos dentro de la misma revolución. Ya nos hemos librado de muchos traidores, unos porque se han ido voluntariamente al no poder seguir lucrándose del proceso, otros expulsados. Ahora todos pueden escuchar sus voces viperinas y leer el odio en sus escritos.

Y pareciera que no queremos aprender de lo que Bolívar dijo al respecto: "Después de cada perdón, vino una nueva traición". Porque traidores tenemos y muchos. La gente no los señala como debiera, ni los denuncia, por el pánico que le tienen al grupalismo que inmediatamente persigue a quien lo haga, tildándole de cuanta cosa se les ocurre para proteger a "amigo". Por eso, entienden que el mejor amigo en esta guerra es la soledad y el silencio, aunque en eso están equivocados. Tenemos que seguir la limpieza interna para que no nos vuelvan a causar heridas importantes. No esperes que te entiendan, lo importante es hablar con la verdad; no te decepciones ni te rindas porque cuando ondeas la bandera de la justicia muchos van a encontrar un lugar bajo su sombra. Eso es lo más importante para la patria que sueñas. Y si un amigo desaparece, otro amigo aparecerá. El compromiso es la respuesta valiente de quienes no quieren malgastar su vida sino que desean ser protagonistas de la historia.

Vemos como la especulación galopa a placer y pensamos que nadie parece querer detenerla, así como vemos a algunos "camaradas" tratando de lucrarse de las miserias de su pueblo y ¡como se defienden! Pero si no asumes un comercio justo y honesto en los espacios que brindan las comunidades la victoria de la revolución quedará inconclusa. Porque las actividades profesionales y el comercio justo muestran que el camino que se está andando es el correcto. Si no, caeríamos en las garras de quienes se dedican a sacar ventajas significativas con los bienes y servicios para hacerte obedecer a sus designios, cuando no pueden vencerte en el campo de las luchas sociales y políticas, ni en los procesos electorales. Y te hacen obedecer de una manera tal que no parece amenaza. Porque una nación que no capacita a sus propios artesanos, agricultores y profesionales está destinada a la indigencia. Pero… ¿quién le pone el cascabel al gato? Ser comerciante es una vida muy permisible. Uno escoge si ser honesto o ser ladrón. Ganemos, pero sin ser esclavos de la ambición.

Por eso, podemos hablar de «resurrección», en el aspecto de la renovación de algo que ha disminuido su actividad o que ha perdido actualidad, sobre todo en este momento en el que el país se ve azotado por la pandemia del COVID-19, a pesar del buen control y manejo que Nicolás le ha dado a ésta. Pero casi todo el interés se ha dedicado a dicho problema y, aunque se siguen manejando las demás actividades de la nación, de algún modo hemos descuidado la observancia que debe tener la lucha contra los traidores. No podemos pensar que existe un traidor menos importante que otro, así como no podemos comparar apátridas entre sí; o son o no son. Y muchas de las piedras que hemos encontrado en el camino se deben a las trampas que el enemigo nos ha colocado para emboscarnos. Repito… las traiciones no pueden enmendarse, así como el agua no puede devolverse en un río. El que quiera leer que lea; el que quiera escuchar que escuche; y el que tenga ojos que vea. Patria o muerte, ¡Venceremos!

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