Venezuela pudiera estar cruzando el umbral de otra historia. La penumbra se apoderó de la sociedad venezolana. El cinismo copó la institucionalidad y la política. Las tensiones producidas se conducen irreversiblemente hacia el colapso del gobierno de Maduro y el madurísmo. Esta apretada crónica de catástrofe anunciada puede ocurrir de un momento a otro. El sistema se cerró sobre sí mismo. Pero el inminente desenlace no puede dejarse al garete, que lo gobierne la anarquía. Si eso llegara a suceder el pasado regresaría con mucha fuerza. Es necesario que un movimiento político cultural, portador de futuro, como la izquierda chavista, la única que ha demostrado resistir con sentido histórico y con un proyecto avanzado de nación sobre la sociedad venezolana se ponga al frente para que canalice democráticamente el cierre de este pandemóniun venezolano.
Dejando a un lado todos los principios socialistas de los que hacen alarde en cada uno de sus cansados discursos, y desconectándose de la misión establecida en el Plan de la Patria dejado por Chávez, la decisión tomada por Maduro y el madurísmo, fue permanecer en el campo del reformismo capitalista, empeñado en cristalizar su quimera socialdemócrata de construir una burguesía revolucionaria o algo parecido a una casta de "camaradas empresarios" ocupados de enrumbar al país a un nuevo desarrollo económico capitalista, maquillando la naturaleza perversa de este sistema de dominación y apropiación del excedente y de la riqueza a costa de los trabajadores y de los pueblos. Esta decisión ha resultado en la destrucción del país mismo.
Los derechos sociales alcanzados en revolución fueron sustituidos por políticas de asistencia caritativa y acciones humanitarias. Mientras lo único que se percibe en el ambiente nacional son profundas heridas y la evaporación fétida de una mezcla de arrogancia, corrupción e incompetencia manifiesta en la conducción de los destinos de la sociedad, que se curva sobre sí mismo, a tal punto, de quedar aislado aunque se empeñe en seguir engullendo toda la energía, el mundo de las emociones, el tiempo y el espacio vital de los hombres y mujeres que conforman la sociedad venezolana. Aquí yace una razón suficiente, para que no haya lugar a dudas, de que la tarea hoy más importante a llevar a cabo por l@s revolucion@rios venezolan@s sea la de hacer la revolución que nos desenganche de esta pesadilla.
Necesitamos poner los puntos sobre las íes. Reconstruir una nación con la suficiente dignidad, soberanía e indepencia, que sea capaz de levantarse sobre sus propios pies, podrá lograrse si se implantan sólidas alianzas nacionales, populares y democráticas capaces de resolver en el periodo de la transición socialista, con métodos no autoritarios, los conflictos que surjan en el seno del pueblo. Se trata pues, en esta fase compleja, donde lo que debería morir lucha por seguir existiendo y lo nuevo no sabe como nacer, y así lo propongo: "eregir un sólido capitalismo de estado de carácter comunal, que convoque al concurso de toda las potencialidades y voluntades de la nación". Ciertamente, necesitamos definir lo que queremos expresar con cada palabra, aclararlas para nosotros y para los otros para que las palabras vayan andando al compás de la realidad.
Reconstruir a Venezuela no puede hacerse a partir de verdades contudentes e inmaculadas, extraídas de manuales que explican cómo se llevaron a cabo transiciones socialistas que nunca existieron como socialistas. O prácticas políticas impregnadas de sectarismo. Tenemos que diseñar un discurso pluriepistémico, con una variedad de visiones del mundo, que junte la voluntad política colectiva, que construya confianza entre los actores que participarán en el proceso de la reconstrucción. Que facilite y no mire con desconfianza la creatividad y la imaginación.
Para rescatar a Venezuela de los escombros, necesitamos de la ayuda del mundo entero incluyendo ayudas "indeseadas", dependerá de nosotros que estas no nos produzcan daños. Y estamos convencidos que el único instrumento capaz de ligar, interpretar, integrar, coordinar los intereses de las distintas situaciones particulares, colectivos y personas en un proceso de transición sería através de un capitalismo de estado de vocación comunal, que como una palanca de Arquímides, impulse la Venezuela potencia emergente.
Pero, desgraciadamente, la realidad venezolana se mueve en sentido contrario al trazado anterior. Cuando Maduro y el madurísmo, con la conchupancia de los partidos fariseos del llamado polo patriótico, hacen uso, por ejemplo, de la violencia institucional del Estado para confiscar el derecho de participación electoral de los movimientos sociales autónomos, no hace sino cerrar las vías democráticas imponiendo el más avieso autoritarismo. Este penoso y desesperado comportamiento de Maduro y el madurísmo, es leído por la sociedad como una señal inequívoca de un terrible estado de debilidad política, y que apela a la violencia y a la usurpación, como la única opción, que le va quedando, para mantenerse en el poder. Después que el consenso lo destruyeron ahora criminalizan el disenso popular, o sea, la hegemonía es sustituida por la dominación. Lógicamente esto acelerará la tendencia que está en curso, su definitivo desgaste. Toda esta actuación no hace sino colocar a Maduro y al madurísmo en la misma situación de ilegitimidad que adolece la derecha, dirigida por Juan Guaidó el contratista de mercenarios, para que hagan lo que él no es capaz de hacer.
Esto viene a incrementar el acumulado de desprecio que se ha alojado en el alma de la inmensa mayoría del pueblo venezolano con respecto a las dos bandas políticas, deseando ante todo, verlos y sentirlos alejados de la conducción de los destinos del país para no decir que del país mismo. Porque ambas fracciones capitalistas, han traicionado los intereses y decepcionados los anhelos de sus seguidores y militantes, dejándolos en la plena orfandad. Sin embargo, lo que si lograron hacer con mucha eficiencia fue lucrarse con la propiedad pública, dejando como único saldo; un país destruído.
El chavismo de izquierda y los movimientos sociales autónomos cuentan hoy como nunca con las condiciones tanto objetivas como subjetivas favorables para unificar fuerzas en una plataforma social de lucha común que tenga como principal bandera en la coyuntura electoral la consigna : " votar nulo es también elegir" estrategia que busque construir masivamente en la calle la ilegitimidad del gobierno y de la oposición fascista mercenaria, al mismo tiempo, poner en acción un amplio movimiento político de la sociedad deslastrado del oportunismo y del reformismo tanto de la izquierda como de la derecha, con una dirección colectiva, y sosteniendo el Plan de la Patria como ruta. Entonces, solo y solamente así puede derrotarse a esta trilogía de la infamia destructora del país: Maduro y el madurísmo, la derecha fascista mercenaria y el imperialismo norteamericano.
Empujado por la soberbia , Maduro y el madurísmo, no se aguantaron mucho tiempo, para sacar de su cajon de manoseados argumentos "antiimperialistas", una acusación pero esta vez para intentar descalificar al chavismo de izquierda, endilgándole dejarse manipular por el conocido criminal internacional Eliot Abrams de prestarse para dividir al chavismo mismo. Lo que Maduro y el madurísmo no se atreven a lanzar a la luz pública son las verdaderas causas que ha obligado al chavismo de izquierda a diferenciarse y enfrentarse al madurísmo de derecha, ya que saben que tal debate los colocaría a ellos mismos al descubierto por haber traicionado los intereses populares.
Ya es una perogrullada decir que el gobierno padece una crisis generalizada, que le está costando sostenerse en el poder, y que el pueblo no quiere que sigan gobernando, pero en donde hay que llamar la atención es que en las altenativas que tratan de aparecer son todavía opciones borrosas y en algunos casos nacen con defectos éticos otorgándole poca confiabilidad, queda colocada a las puertas del 6 de diciembre una insurrección electoral del votar nulo y así elegir iniciar la construcción de un camino organizativo, que el chavismo de izquierda y los movimientos sociales autónomos, se preparan para impulsar desde todos los sectores de la sociedad para recuperar el camino de Chávez.
Ante esta particular y compleja perspectiva Maduro y el madurísmo emplearán, para sostenerse en el poder, las armas del fraude, la usurpación, el expediente fabricado a los líderes sociales, y la negociación con sus homólogos de la derecha mercenaria. Cuando Maduro y el madurísmo llegaron al poder se desentendieron y destruyeron, de hecho, todo aquello que el pueblo venezolano y Chávez habían empezado a construir porque Maduro y el madurísmo, están atrapados, ya que así lo prefirieron, en las lógicas destructoras del capital, en las destartaladas relaciones de dominación, y se han convertido en una traba para el desarrollo de la sociedad venezolana, sumergiéndola en un atroz estado de miseria y pauperización. En la actualidad la pandemia del Covid-19 les cae como una tabla de salvación porque los ayuda a desmovilizar y retrazar la protesta y mantener así la gobernabilidad para terminar de restaurar del capitalismo dependiente y neoliberal.
Estamos obligados a incluir este breve párrafo para aclarar una vez más, que Maduro y el madurísmo no tienen absolutamente nada pero lo que es nada que ver con el socialismo científico revolucionario, del que tan solo hacen uso, a pesar de la incomodidad que les produce, como un simple recurso camaleónico para engañar al chavismo. No obstante, no pueden evitar que sobresalgan el montón de disparates de que está lleno el fulano discurso, sin embargo también les sirve para diferenciarse aunque sea nada más que de forma de sus consortes de la derecha neoliberal mercenaria
Ante este escenario inquisitorial, el chavismo de izquierda debe redefinir su estrategia y su táctica destinadas a echar las bases de la construcción de una fuerza política de costura socialista revolucionaria que retome el camino de la transición hacia una nueva sociedad de desarrollo nacional independiente plasmada claramente en el Plan de la Patria .
Es en el campo de la política que se sintetiza toda la voluntad de acción que pueda haber en un individuo, en una clase social o en una nación entera cuando de emanciparse se trata. Esta definición, nos lleva a decir, que la tarea más importante que deben tener hoy, casi como único punto en su agenda, las organizaciones del chavismo de izquierda y todo el conjunto del movimiento popular revolucionario, no es ni puede ser otra, que concentrar todas sus energías en construir una fuerza popular unificada en un programa de transición socialista que levante en esta coyuntura la consigna votar nulo es también elegir. Y las elecciones del 6D, pueden servir como uno de los escenarios propicios para desplegar con una alta disciplina y organización esta ardua tarea.
Ya está en desarrollo tal insurrección electoral que se patentizará el 6D, y que a medida que transcurren los días se consolida como una montaña, y esta vez la fulana línea del partido y las amenazas no podrán conjurar. Porque las fuerzas populares revolucionarias agrupadas en las organizaciones del chavismo de izquierda han asumido su propia indepedencia política y en consecuencia se ha comprendido que el voto puede ser usado de diferentes maneras y sobre todo de la que le interesa e importa a los sectores populares. No sería descabellado, que alguién estimulado por una situación insurrecional electoral de tanta significación, pueda imaginarse la creación de autogobiernos a patir de los liderazgos populares.
También es posible ganar un proceso electoral organizando políticamente al pueblo para votar nulo pero que esta elección posea un significado y un sentido político claro y concreto con respecto a elegir el camino de la liberación. Y que ello se instale en el imaginario y la necesidad de todo una nación como la vía estratégica de la liberación y la posibilidad real de organizar un gobierno de reconstrucción nacional. Y el chavismo de izquierda posee la fuerza necesaria para convertir esa necesidad y ese imaginario en una realidad.
Hay que buscar las mejores formas o mejor dicho, irlas consiguiendo entre todos, para que esta propuesta pueda bañar e impregnar los multiples espacios de la sociedad tornándose en un debate ligádo al programa de liberación levantado por el chavismo de izquierda. Debe ser un debate contagioso, de convocatoria variada y diversa, de movilización y creatividad. Parece que la clave del debate está en que se parta de los problemas cotidianos más sentidos, los más particulares y angustiantes que sufre la población, como una piedra basal, y, que con ayuda de la dialéctica como herramienta de interpretación de todo el pueblo trabajador, se vaya elevando el debate a las razones y a los conceptos políticos más abstractos. Ahí pudiera estar una de las metodologías a usar.
Sobra recordar, que la socialdemocracia y todos los partidos de derecha, enemigos históricos de los intereses del pueblo, de la propiedad social y comunal harán lo que siempre han hecho en las campañas electorales, un escapulario de promesas que de antemano los y las venezolanas saben que no cumplirán e incluso cosas en las que ni siquiera ellos mismos creen. Buscarán despolitizar la campaña electoral vaciándola de los contenidos históricos programáticos más importantes para el futuro de la gente. Y el gobierno, de acuerdo a la cantidad de recursos que haya quedado del saqueo, sacará pollos, perniles, bonos y cuanto espejito pueda ofrecer, aunque ahora plantean que hay que apelar a las emociones del pueblo, ¡así habrán dejado la olla de pelá!
De tal forma, que el chavismo de izquierda y los movimientos sociales autónomos deben concebir la participación electoral guiada por una visión estratégica contenida en la lucha por la construcción del socialismo, que exige necesariamente forjar un poder en la calle, una correlación de fuerzas de, desde y para las clases populares, arrolladas por el capitalismo, donde se concrete un verdadero poder político revolucionario que primero haga la revolución e inmediatamente inicie la marcha de la transición hacia el socialismo.
En síntesis, la tarea estratégica del chavismo de izquierda y en general del pobretariado venezolano, no es ni puede ser otra sino unificarse en un llamado al pueblo a un Por ahora, votaremos por ninguno, votando nulo que signifique un no rotundo al Maduro y el madurísmo capitalista, a las agresiones y pretensiones del imperialismo norteamericano y sus lacayos de la derecha facista mercenaria . Y que retome el camino de Chávez.