A la hora de la conformación de un grupo u organización, conviven diferentes visiones; pero siempre con un objetivo por delante. Vale la pena mencionar la parábola del "trigo y la cizaña", en la siembra del trigo, sembraron la cizaña, al notar que la dos crecían, pretendían eliminar toda la cosecha, y fue negada esta opción, creciendo simultáneamente con mayor fuerza, el trigo que la cizaña, al final, la separaron y la quemaron; así sucederá con la revolución bolivariana; que se infiltran individualidades que están lejos de identificarse y al profundizarse, quedan en el camino, como un limbo y al final no los quiere ni la derecha, ni la izquierda.
Por la revolución bolivariana con el presidente Chávez, han desfilado cualquier cantidad de individualidades, algunos se han desviado de sus ideales y se han quedado en el camino, otros han resistido y han sido consecuentes con sus principios e ideales.
Recordemos la última alocución del presidente Chávez de diciembre del año 2012, hizo hincapié en la unidad y pronunció aquellas cuatro célebres palabras de unidad, lucha, batalla y victoria; dejando a Maduro como virtual presidente y darle continuidad a su legado; por los caminos que soplaron, ese voto de confianza fue lanzado al despeñadero. En estos momentos cuando la patria requiere con mayor fuerza la unidad, para salir a combatir a un enemigo fundamental que no hace vida en las entrañas de la República; lejos, pero con un poderío sin igual, que tiene metido entre ceja y ceja, no solo acabar con esta incipiente revolución, sino con el país entero y dejarnos en la carraplana, como lo han venido haciendo. Hoy se hace necesario, casi impostergable, limar las asperezas dentro de los revolucionarios y salir a dirimir las diferencias, no dejarlas para lo último cuando el prurito consensual de la planchitis se haya apoderado de sus cuadros dirigentes; no obstante que se incrementó sustancialmente el número de diputados, ahora todos con mayor razón quieren ir para el baile y estar en las primeras filas. El PSUV tiene a sus sempiternos candidatos, lo que no quieren es dejar espacios para sus aliados; mientras que estos aliados buscan romper las barreras para colocar sus dirigentes, basándose en el chantaje; pero esa discusión la dejaron correr mucho tiempo; suficiente para que estas fuerzas: el PCV y una incisión del PPT y de los Tupamaros montar tienda aparte con un movimiento que llaman Alianza Popular Revolucionaria.
No es el momento que estos grupos de revolucionarios, que antes funcionaban como Gran Polo Patriótico, acompañando en sus inicios al presidente Chávez y ahora a Nicolás Maduro, vayan hoy a cometer tan craso error y marcar distancia en momentos tan difíciles para la República, por nimiedades. Ellos han dicho que tienen diferencias con las políticas económicas, tratamiento que le han dado al salario, a la lucha por la tierra, en la construcción de una economía productiva; por un socialismo ético; que judicializa a la protesta revolucionaria, que es capaz de negociar con empresarios, pero no es capaz de sentarse con los trabajadores.
Cabe destacar que en condiciones normales, sin sanciones y bloqueos, sería posible cumplir con los requerimientos. En los últimos años se ha arreciado las agresiones de un imperialismo guerrerista, que no pierde espacio para asfixiarnos. Ahora bien se han preguntado: ¿Cuantos ingresos percibe el Estado?. ¿Cuántas exportaciones e importaciones le gustaría hacer?. Como pretenden estas individualidades, que sus requerimientos sean cumplidos. Se han preguntado; ¿Que han aportado para que esto se haya hecho posible?. El presidente Maduro se ha valido de infinidad de estrategias para paliar la difícil situación económica; como el CLAP, los bonos, la Misión vivienda, entre otros; para que llegue a la mayor parte de la población; aunado a esto y en medio de las privacidades, el gobierno ha venido superando la embestida del Convid – 19. Cabría preguntarse: ¿Si por aspiraciones personales, se vaya a sacrificar la unidad revolucionaria?