Los caciques no son buenos o malos, sino todo lo contrario

Sábado, 05/09/2020 03:58 PM

No existe en el planeta tierra, un país que haya producido más Caciques que Venezuela. Aun cuando la palabra Cacique haya mutado de forma, la esencia sigue siendo la misma y vamos a ver el porqué.

El Cacique, el Jefe, el Presidente, el Capo, el Pran, son algunas de las denominaciones con la cual se reconoce a quien es el que realmente manda en un espacio determinado. Tiene poder de vida o muerte en un espacio y seguidores que obedecen sus órdenes sin objetarlas y son capaces hasta de morir cumpliéndolas. Por lo general, El Cacique nace, no se hace. Son pocas las excepciones a esta regla.

Nuestro actual Presidente acaba de tomar una decisión que lo catapulta a la categoría de los grandes caciques que ha tenido este país, como es la de haber ordenado la libertad de 110 personas que estaban privados de libertad por delitos contra la paz y bienes de la nación y contra personas. Este hecho que para algunos es muestra de debilidad para otros lo es de hidalguía y managnidad; todo depende de la posición política de quien lo esté comentando. Para algunos olvidar de un plumazo 20 años de violencia, destrucción y muerte les resulta difícil de tragar; para otros es el mandamiento del Nazareno de perdonar 70 veces 7, a quien te ha ofendido. Esta parece la razón que tiene más peso.

En Venezuela admiramos tanto al Cacique que hasta tenemos un Ron Cacique y Caciques de Oro para premiar a los artistas. Tenemos un dicho que sirve para definir un espacio donde reina la anarquía: "Aquí hay muchos caciques y pocos indios", determinando que allí nadie quiere obedecer ni seguir las reglas establecidas. Un Cacique nace para ser obedecido, no para obedecerle a nadie. Un Cacique es considerado por sus seguidores un ser anormal, distinto al resto de los mortales y con poderes especiales. Mientras más cerca se está del Cacique, más beneficios o prebendas se pueden obtener.

La máxima gloria que puede tener el seguidor de un Cacique es respirar el mismo aire que él respira o beber del agua que él bebe. A mayor intimidad, mayor poder. Cuando el Cacique cae, su círculo íntimo es perseguido hasta el exterminio, pues existe el peligro que alguien pueda haber sido contaminado de su eflujo y reencarnar en alguno de ellos.

No hay que confundir al Cacique con El Líder, este puede ser circunstancial para liderizar un proyecto o solucionar un problema, puede ser carismático o burocrático. Un Líder mueve a la acción a los que le siguen y puede lograr los objetivos propuestos; un Cacique mueve a creer en él, independientemente de los proyectos que tengan sus seguidores, es por eso que La Lealtad es el valor supremo. Lo ideal sería que El Cacique también sea Líder. Estos casos son difíciles de encontrar.

Cacique, es todo hombre o mujer que logra reunir a su alrededor a personas o grupos de ellas que están dispuesto a seguirlas, servirlas y venerarlas hasta el sacrificio personal. O sea, Patria o Muerte. Son esas personas tocadas de un aurea especial, que imanan eflujos corporales que son percibidos por los que le rodean siguen, hacen ademanes solemnes y especiales que son captados solamente por ellos y los convierten en excepcionales. Un Cacique hasta haciendo sus necesidades fisiológicas es admirado. Con contadas excepciones, los Caciques son "Pico e plata", o sea buenos oradores o conversadores. Sus palabras son consideradas pura sapiencia y se aceptan como mandamientos. Ejemplos hay muchos, voy a referirme a los más conocidos y que han dejado profundas huellas en la historia patria desde la etapa independentista:

Simón Bolívar ha sido el más Grande y Notable Cacique que hemos parido. Hombre heredero de una gran fortuna en su época y de baja estatura corporal no llega a ser Cacique por esas características, sino por su valentía, liderazgo, carácter, verbo elocuente y brillante que sobresalía ante los demás que le rodeaban y se plegaban a él siguiéndolo en sus alocadas travesías y sueños.

El siguiente Cacique que registra la historia de Venezuela es José Antonio Páez, " El taita", quien hizo lo que le dio la gana en nuestro país hasta su muerte; luego tenemos a Antonio Guzmán Blanco, que se dio el lujo de mandar y gobernar a Venezuela hasta desde Europa. Pasamos luego a Juan Vicente Gómez y de allí en adelante, Rómulo Betancourt y por último Hugo Chávez. Esos son los grandes.

A nivel parroquial, comunal y hasta por calles tenemos caciques puntuales, los cuales son los que hacen posible o no, que las ordenes, decretos o leyes emanados desde los poderes estadales o nacionales se ejecuten en el espacio que dominan. Por ejemplo, si desde el Ministerio de Transporte se decreta una tarifa para el transporte público de pasajeros a nivel nacional y al Cacique que manda en las líneas de transporte de Mérida, no le dá la gana de que se apliquen, no se aplican. Así de sencillo. A si hay miles de ejemplos.

Existen Caciques sectoriales especializados en todas las áreas del conocimiento y los espaciales que dominan en espacios geográficos específicos, por ejemplo, en las cárceles tenemos a los "pranes", que ejercen su poder desde sus celdas en todo el penal y pueden hacer que sus órdenes sean cumplidas también fuera de él.

En Mérida tenemos Caciques por todos lados, para cada producto agrícola tenemos un Cacique, si Ud. está en la mala con él, olvideses que podrá comercializarlo o venderlo. Trate Ud. Por ejemplo de ponerse a vender plátanos, para que vea cómo funciona el cacicazgo . Así pasa con el gas, con las cajas Claps, con el PSUV, con cada comunidad, escuela, etc. Hay una persona para cada cosa que afecta su vida cotidiana, es por eso que digo y sostengo que este es el país que produce mas Caciques que arroz.

El Cacique no es bueno ni malo, esta valorización carece de sentido para evaluar sus acciones, él por lo general actúa de buena fé, él cree a ciencia cierta que lo está haciendo por el bien de sus seguidores, un ejemplo de ello es el de nuestro actual aspirante a Cacique y Presidente de Venezuela quien ha ordenado poner en libertad a 110 políticos presos, cuando hasta ayer decíamos que aquí no había presos políticos. De ello se pueden extraer tres argumentos por las cuales se dicta ese Decreto de Indulto:

Una: Los tengo vencidos, no representan ningún peligro teniéndolo libres, más bien me conviene sacarlos para que el pueblo los remate negándoles los votos. (Nicolás Maquiavelo)

Dos: Están vencidos y ya han pagado por lo que han hecho, es bueno tener una oposición con la cual competir en las próximas elecciones, para quitarles argumentos a los que me acusan de ser un dictador.

Tres: Mi formación humanística y cristiana me impiden ejercer la venganza y la retaliación contra los que, por cualquier razón, han violado las normas de convivencia democrática y han recibido el rechazo de la mayoría de la población y eso es suficiente castigo.

Usted amigo lector, ¿Cuál es su argumento si usted fuera Nicolás Maduro Moros?

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