Del individualismo salvaje

Miércoles, 16/09/2020 02:22 PM

Los hechos han labrado una serie de vertientes fenomenales que permiten el análisis teórico de los movimientos estratégicos en curso de ejecución por los representantes y protectores del régimen socioeconómico capitalista, es decir, la sociedad se encuentra en un proceso de reconfiguración por la necesidad imperativa de adaptación al tiempo y espacio donde nos encontramos.

El modelo económico capitalista, llamémosle contemporáneo, debido al daño irreversible que causa al planeta tierra mediante la explotación de los diferentes recursos naturales, aunado a esto el avance tecnológico desmesurado, ha generado contradicciones en el seno operacional de su propio sistema: ante un posible colapso su reconfiguración fue el paso eminente, reinventándose de una forma más humanista, incluso, quizás, hasta proyectando una imagen de extrema estabilidad y felicidad.

Es importante resaltar la necesidad imperativa de no ilusionarse, el capitalismo -más o menos moderado- se basa en la premisa de la explotación del hombre por el hombre, los más fuertes contra los más débiles.

No pretendo afirmar aquí, que su contra parte, el modelo económico comunista, sea el sistema económico correcto. Sin embargo, se hace imprescindible enfatizar que la actual crisis mundial es consecuencia única del individualismo salvaje que ha producido el capitalismo.

Del mismo modo, ineludible es recordar (a los desentendidos) que el subdesarrollo de América Latina se debe exclusivamente a los principios básicos del capitalismo: las potencias mundiales (primero Europa, y más tarde E.E. U.U) nos han mantenido en la miseria mediante las artimañas más oscuras, para así utilizarnos como instrumentos monoexportadores (división internacional del trabajo) de los recursos naturales indispensables para su sustento y enriquecimiento.

Pero que esta triste realidad no nos desanime, nacer en una región como la nuestra: transgredida durante siglos; enseña el apreciable arte de prevalecer ante las crisis. Y es que justamente esa necesidad de cambio que demanda el sistema nos brinda una oportunidad de desarrollar una nueva estructura económica en nuestro continente, claramente desde las particularidades autóctonas y respetando el planeta tierra.

Inevitable es un nuevo movimiento político, una nueva izquierda latinoamericana, alejada de los dogmas, del estalinismo, de las acciones infértiles, y sobre todo una izquierda bien alejada del "esto es pa’ la causa". Una izquierda que, de obtener el Poder, pueda garantizar a todos el buen vivir. Una izquierda garante del resguardo y la buena administración de los recursos estratégicos del Estado, pero que a su vez tenga la capacidad de incentivar y trabajar de la mano de inversores privados. Porque un Gobierno que pretenda administrar una venta de empanadas, o que deje todo en manos de terceros, no tiene otro camino que sucumbir en la desgracia.

Hemos sido víctimas de extranjeros y connacionales, devoradores de almas, las peores calañas que ha parido la tierra. Hemos sido víctimas por más de quinientos abriles.

Es hora de alzar vuelo.

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