¿Poder para qué? Una reflexión traída a cuento por un desliz de Mario Silva

Lunes, 28/09/2020 01:46 PM

Nota: Este artículo, titulado "¿Poder para qué?", le escribí en los tiempos de la IV República. Para intentar dejar muestra o prueba de esto hago notar al lector como apenas es de unoas 540 palabras, el límite que entonces, los diarios de Anzoátegui, nos ponían a sus "colaboradores".

¿Por qué lo repongo? Pues porque se trata de una reflexión sobre el poder, valor y significado del mismo, desde la perspectiva de un hombre joven, militante de un sueño hermoso.

Y porque en esta coyuntura, por los hombres que creen y nosotros creemos están el poder, tal reflexión toma gran significado.

Ayer, en twiter, por el como lamento de un personaje, quien según su propia versión, hace trabajos de propaganda o difusión de mensajes por las redes en favor del gobierno, no obstante que "por eso no monetariza nada", dicho así por él mismo, lo que pareció un discreto y hasta justo reclamo, Mario Silva, quien funge un poco como ideólogo y también propagandista casi oficial del mismo ente, puso en las redes dos mensajes.

En el primero exalta y reconoce públicamente la labor del personaje al que hemos hecho referencia y en el segundo, sin hacer mención de nadie en particular, hace un llamado a prestar atención a "cuadros del partido que creo viven del aire".

Si el llamado hubiese sido hecho por persona de poca significación dentro de la "estructura" del Psuv no valdría la pena mencionarlo, pues habría que verlo en su exacta dimensión. Como hecho por alguien sin poder, sin actitud y disposición para hacer algo trascendente o importante y sin la responsabilidad como para que, el colectivo algo del personaje y sus llamados, nada espere. Más bien hasta uno se sentiría tentado a verlo como un gesto generoso de alguien que intenta que sus a amigos, compañeros cercanos, que padecen calamidades, se les ayude. Sería como muy bello y humano.

Pero Silva es otra cosa, pese en veces pareciera olvidarlo. Y entre un hablar mediante el cual él mismo procura dejar sentada su importancia y poder, como cuando dice cosas más o menos parecidas a estas, "esa gasolina no vamos a dejar que la despilfarren" y dice cosas donde procura dejar su identificación con el centro de poder y hasta constancia que está dentro del mismo, de repente suelta otras que parecieran propias de quien no está apto para tales responsabilidades y retos. Y......¿si uno no está a la altura de ellos para que los asume? El pueblo suele decir en estos casos "no te metas para que no aparezcas".

Desde la perspectiva del movimiento revolucionario y partidario del cambio, dentro de una sociedad capitalista y es bueno insistir que en una de ella estamos y no en la que me invento, la fuerza de lucha fundamental la conforman los trabajadores. Es con ellos con quienes se podría contar para impulsar, en primer término, el cambio que la sociedad y la especie demandan; es un asunto que que le es inherente, sería ella la constructora de la nueva situación. La sociedad que se cree posible construir en sustitución de la actual, en caso que eso sea ahora susceptible, sólo se podrá construir, en primer término, con el trabajo, esfuerzo y aporte cultural de ella.

Los "cuadros del partido", que no necesariamente son trabajadores, juegan el rol de impulsar y hasta orientar las luchas de aquellos. Por eso se le evalúa como vanguardias.

De donde uno puede, sin ninguna dificultad concluir, que "los cuadros del partido", si deberían jugar un rol importante, como bujía que, conectándose con los trabajadores, no sólo para buscar votos, sino promover luchas por el cambio, la justicia y la construcción del nuevo status.

Por lo que no es difícil concluir que los cuadros del partido y quienes los dirigen, estarían en primer término, para el reclamo de derechos de los trabajadores y a estos incitarles a eso y sus labores de cambio. Es inaceptable que, en medio de la tragedia que viven aquellos, con salarios casi de miseria, como que rayan en la esclavitud y todo lo imaginable, la capa dirigente ponga énfasis en reclamar "justicia" para "los cuadros del partido" que, según ella, "viven del aire", cuando los trabajadores son ignorados y hasta estafados con los precios y eso del salario que debiendo estar el mínimo, por lo anunciado y dispuesto por el presidente en 1/2 petro o unos 28 dólares, sigue anclado en menos de 1. Es decir, los trabajadores ya casi ni del aire disponen.

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¿Poder para que´?

En una celebrada película de Pontecorvo, protagonizada por Marlon Brando, titulada "Queimada", se ofrece una escena que sugiere una reflexión profunda acerca de los fines del poder. Un jefe guerrillero victorioso, sentado en una silla rococó y asediado por los reclamos de los diferentes sectores sociales que habían sido burlados por el viejo régimen, medita y se pregunta con angustia ¿qué hacer ?. Al cabo de unos días, sin respuesta a la mano, el genial e invicto guerrero retornó con sus huestes a la montaña. Abrió un nuevo frente y un paréntesis para dilucidar un problema profundo ¿ qué hacer con el poder ?.

Para aquel legendario comandante, el acceso al poder de nada sirve si no manejamos las herramientas del cambio positivo.

Quizás alguien se sienta inclinado a pensar que ese planteamiento no pasa de ser un idealismo o una simple expresión poética. Que nada tiene que ver con el mundo real.

No obstante, el poema de Pontecorvo es un simbolismo, una abstracción referida al mundo cotidiano. No es una simple cuestión de retórica construida al gusto de los intelectuales.

Es un lugar común entre nosotros el ofrecer de todo en las campañas electorales. "Acabaré con el hambre y meteré en cintura a los especuladores", dice con demasiada frecuencia el discurso electoral.

"Haremos esta sociedad más justa, una más equitativa distribución de la riqueza y abriremos camino al desarrollo", expresa otro sin el más mínimo rubor.

Muchas de estas promesas, pese a lo que gran parte de la gente crea, se hacen, de un lado u otro, con la mejor buena fe. Es natural creer que más de un cara dura solo habla por hablar; y por algo peor que eso, engañar de manera flagrante. Pero no hay duda que unos cuantos son "sinceros".

Pero éstos últimos son tan peligrosos y nocivos como los otros.

No es sólo con discursos de feria y de buenos deseos que cada sociedad cambiará de manera que las cosas sean mejores y las relaciones humanas más solidarias y..... ¡ eso, más humanas !; que la productividad permita el equilibrio necesario y apreciado entre la rentabilidad y la felicidad; que la sociedad crezca y crezcan los humanos.

Es importante tener la respuesta apropiada a la interrogante del viejo guerrillero, ¿ qué hacer?

Pero es triste saber que muchos que acceden al poder jamás se torturan de esa forma. La soberbia es mayúscula. Creen saberlo todo y en todo caso, se conforman con obtener el aplauso de la camarilla. Y por eso, con ella y para ella trabajan. Y se está en el poder, no solamente cuando se ejerce o maneja al ejecutivo, que si bien es importante, no obstante es apenas una parte de aquel. Se es parte del poder de otras formas y a veces hasta se ignora esta circunstancia.

El legendario guerrillero de Pontecorvo es un Quijote, pero también un tonto que no conoce los secretos del poder. Así piensan los pragmáticos, los cínicos y los equivocados de buena fe.

El soberbio, que de vez en cuando lee los periódicos o recuerda un viejo discurso escuchado por allí, en alguna parte, en sus peroratas de feria habla del Quijote y lo pone de su parte.

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