Auditórium

El ‘general’ que le ganó la batalla al gas, con la leña para cocinar

Sábado, 24/10/2020 02:32 PM

"El jefe de la Redí Los Andes, mayor general Ovidio Delgado Ramírez: "Vamos a iniciar una campaña con nuestros representantes políticos para repartir leña a las personas". Fin de la infeliz cita.

https://twitter.com/fallaElectricas/status/1319658405666164736?s=20

Venezuela el país latinoamericano, y el octavo en el mundo con reservas certificadas de gas natural. Donde las autoridades petroleras no dan una explicación de por qué no se puede satisfacer la demanda interna del gas domestico.

Desde hace más de cuatro años Venezuela se está quedando sin gas, y la escasez comienza a ser dramática, así que muchas familias han comenzado a cocinar en hornos de leña improvisados en cualquier lugar de sus casas o apartamentos . Cocinar los alimentos para subsistir las familias, son ahora menús de paciencia, y humos para el asma, y el virus chino.

Los venezolanos para alimentar a sus familias han inventado, y reinventado soluciones para poder sobrevivir, y cocinar donde más del 80% del país consume bombonas del Gas Licuado del Petróleo (GLP) que suministra en forma casi exclusiva PDVSA Gas Comunal, sólo una población cercana al 8%, tienen el servicio de gas metano directo en sus residencias.

Hoy los venezolanos cocinan con leña por la falta de gas, donde el retroceso de 60 años revive la superada etapa de la cocina a leña, que hoy es cada vez más habitual en un país en crisis acostumbrado a la escasez de casi todo y, en pleno siglo 21, parece que la única solución ante la falta el gas son las dadas por el general experto en ‘tácticas y estrategias de la guerra gasífera de V Generación’. Algunas familias cuentan con una cocinilla eléctrica, pero debido a los constantes apagones que dejan durante horas sin luz al país tampoco ayudan con la efectividad de esta alternativa.

Venezuela con reservas certificadas de gas natural. Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA) cuenta con 5.740 miles de millones de pies cúbicos; y sin embargo no puede satisfacer su demanda interna. Los motivos principales: la destrucción, y desmantelamiento de PDVSA, la baja producción de petróleo y gas, y la merma en la operatividad de plantas procesadoras debido a la fuga del personal técnico, y sustituidos por ineptos militares como este general de marras de los tres soles, y la corrupción acuciante durante estos últimos años, cuando pdvsa le fue entregada al sector militar para su manejo.

Otro de las causales son las obsoletas infraestructuras para su distribución. La escasez de GLP, se origina desde la producción pues en el país hay gas, el punto es que la infraestructura para procesar, y distribuir el gas no funciona; la planta de fraccionamiento de Jose, donde se produce actualmente el GLP que consume el país son múltiples, los daños que presenta, desde los numerosos problemas técnicos: turbinas, compresores y trenes dañados, según técnicos en la materia consultados que laboran en ese sector.

De la planta de fraccionamiento de Jose, el GLP se transporta o transportaba a las plantas de suministro vía cabotaje o poliducto, y de ahí era llevado a las plantas de llenado a través de cisternas o camiones habilitados para ese tipo de transporte, según estas mismas fuentes de PDVSA Gas Comunal consultadas, se estima que en la actualidad, mas del 50% del transporte de cisternas de gas están fuera de servicios por problemas técnicos, porque el gobierno lo que anda es en la politiquería de baja estofa, y de albañal rumbo a las elecciones parlamentarias del 6D del 2020, y no se ha preocupado en solucionar este problema en dicho sector , que debería ser manejado por el sector privado.

Desde el año 2011, Venezuela comenzó a importar GLP para compensar la falta de producción, pero al día de hoy las importaciones se dificultan debido a las sanciones de EEUU. Cuyas medidas coercitivas incluyen también posibles sanciones económicas a las compañías extranjeras que vendan combustible al país, excepto el diesel, por razones humanitarias. Esta situación ha provocado que la escasez de GLP en estos momentos supere el 80% según los expertos, y eso pone al país en una situación crítica, y con malas expectativas respecto al futuro.

El reparto del gas, y del hambre depende exclusivamente del gobierno nacional, donde el consumo promedio de GLP de las familias venezolanas se sitúa actualmente en unos 40 mil barriles diarios. Según expertos en la materia consultados, este volumen implicaría que cada familia tendría un consumo normal promedio mensual de 2 bombonas de 10 kg, y según, la producción actual de barriles se encuentra por debajo de los 15 mil diarios.

Con esta terrible escasez, y la caída de la producción solo hay disponibilidad para una bombona mensual por familia, de ahí el caos que vemos en la actualidad en las calles de todo el país, cuando vemos a cientos de miles de ciudadanos haciendo colas esperando para conseguir el preciado combustible para cocinar.

Pero existe otra agravante peor aún, miles de familias no consiguen, ni una bombona al mes. Porque el reparto del gas depende única y exclusivamente de los corrompidos, y politiqueros consejos comunales, no existen alternativas privadas (como Vengas, Tigasco, Tropigas etc.) para reponer las bombonas, como era antes, que solo con una llamada telefónica al otro día estaba el camión sustituyendo las bombonas vacías.

Hoy lo que existe es un mercado negro basado en la corrupción de los, consejos comunales, bacahqueros, transportistas que trabajan en el reparto del Gas Comunal. En el mercado negro, la bombona de 10 kilos puede costar entre 10 y 20 dólares. El salario mínimo de los venezolanos es de 400.000,00 bolívares, y continúa devaluándose, y en estos momentos está en 0.88 dólares mensuales. El mercado paralelo no es apto para nadie, así que la mayoría se resigna, y sale a buscar leña para preparar los alimentos. ¿Habría que ver el domicilio de este degenerado general trisoleado de la leña, si el enciende en su casa leña , esta alternativa que él propone para sustituir el gas y cocinar, y de seguro anda en una Toyota 2020, sin hacer colas para surtirla de gasolina, mientras los que dejaron su vida en PDVSA: trabajadores, técnicos, ingenieros, superintendentes, gerentes activos, y jubilados mueren de mengua, por falta de servicios médicos, medicinas, y alimentos, con un salario promedio mensual de 5 $.

Se estima que en el país hay un déficit de unos 10 millones de bombonas, y fuentes de PDVSA Gas Comunal, aseguran que el 80% de las bombonas circulantes incumplen las especificaciones técnicas establecidas en las normas de la Comisión Venezolana de Normas Industriales (Covenin) y que las revisiones pertinentes no se hacen, y que ya han ocasionado accidentes domésticos con muertos.

Pero es muy triste, recuerdo de niño cuando mi difunta madre dejó de cocinarnos a leña, y pasamos a la cocina de kerosén, y su mayor alegría cuando mi difunto padre que fue el operador del Patrol de Tigasco que excavó las calles del Tigre en el Estado venezolano de Anzoátegui, para llevarle el gas directo a los habitantes de esa población, le compró a mi santísima madre su primera cocina de gas, su plancha eléctrica, y su lavadora, para lavarnos los guardapolvos blancos para ir impecablemente limpios a la educación primaria, mi madre nos decía siempre: "hijos estudien, porque ser pobre es horrible, y no pasen por lo que yo pasé "… Sabrá este general lo criminal que es cocinar a leña, donde es mucho más lento, el humo causa problemas respiratorios; hay que estar muy pendiente, y quita tiempo para el desempeño de otras actividades. No disfrutas tu vida. Se vive en una rutina de supervivencia primitiva, y así fue cuando se inventó la harina de maíz pre cocida para tener el desayuno en las manos, y evitar la horrenda sancochadera, y moledera de maíz.

La clase media profesional venezolana con esta tragedia económica que vive Venezuela, se ha venido a menos por la pérdida del poder adquisitivo; donde algunos van "resolviendo", inventando empleos, "matando tigres": expresión venezolana que se refiere a la realización de trabajos informales para obtener dinero fácil, y completar el menguado salario insuficiente cada mes.

La resiliencia de los venezolanos ante estas circunstancias no puede considerarse como de conformismo construido a base de la injerencia totalitaria cubana. Pero nada más lejos de la realidad. Hoy es pura supervivencia tallada en la certidumbre aciaga de que esto va a cambiar, y hay que dar la pelea ante un gobierno que dictamina tu futuro sin derechos a pataleo, y a su antojo dictatorial. Por el momento, se ha intentado de todo y protestar, pero la traición de la dirigencia opositora, y los alacranes, a juicio del venezolano de a pie mayoritario, ya no sirven para nada, menos para cambiar esta situación, salvo para arriesgar la vida por estas ratas de albañal politiqueras.

Hace días murió un viejo amigo en la cama de su casa. Me dicen los amigos que me informaron de su muerte, que no murió de coronavirus, que ellos sepan, porque nunca le hicieron la prueba, murió fue de la pobreza, porque no encontraron sus familiares los medicamentos que necesitaba para una enfermedad crónica que se lo comió con los años, la mala comida, y el agua contaminada que, aunque se hierva, resiste a los parásitos, y a las bacterias como el covid-19 o peor, también mata a fuego lento.

Hoy muchas familias pobres tienen un fogón de leña en el suelo ‘comunitario’ de sus ranchos, para poner sus ollas en el *fuego comunal*. Los casos de bronquitis son alarmantes desde que comenzaron a hacer fuego a leña diarios, y todavía muchos no se han curado, me informan muchos vecinos de todo el país.

El gobierno de Nicolás Maduro, salvo este general trisoleado de la leña del árbol caído, no da soluciones ni explicaciones al respecto de cómo va a ser para que le llegue el gas a las familias venezolanas, una problemática, que se acrecienta de manera considerable. En el interior de la republica, y en las zonas rurales, hace meses que la leña la acumulan en los patios de las casas de muchos pueblos venezolanos para cocinar a diario. Ahora, la necesidad urgente llega a todas las ciudades venezolanas mientras los niños, se colocan la mascarilla, para salir con sus padres, a buscar trozos de maderas secas para cocinar. Por lo que vemos contra el hambre, y la muerte, no hay cuarentana ni 7+7 plus que valga.

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