Después de superado el escollo del 6D la dirigencia del chavismo, a la luz de los resultados, más allá de las defensas y de los aplausos tiene tareas inexorables por delante. Seguir refutando la legitimidad de los resultados alcanzados en las elecciones tiene tan poco sentido como dedicarse a celebrarlos olvidando el explosivo contexto social en que se culmina este año 2020.
Cuando el chavismo logró derrotar magistralmente la violencia opositora guarimbera del 2018 con la elección de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el gobierno de Nicolás Maduro logró un incuestionable reconocimiento y señal de fortaleza. La arremetida imperial no se hizo esperar y todos conocemos como se desarrollaron los acontecimientos.
Ahora, ha sido estratégica y digna de reconocimiento, la habilidad y destreza de la dirigencia chavista para persuadir a sectores opositores moderados de participar en las elecciones parlamentarias. Con ello se ha dado la estocada definitiva a los factores opositores de la ultraderecha intervencionista aliados al imperio para liquidar cualquier vestigio de Patria y soberanía en nuestro suelo.
Pero para superar los desafíos que se avecinan no es suficiente con el concierto de "viejas élites" cuartorepublicanas. Habrá que ser bien muy valientes para reconocer el "fracaso de políticas y medidas" y creativos y decididos para asumir los desafíos de la economía considerando los intereses de las mayorías, más allá de élites de viejo y nuevo cuño.
Si la dirigencia del chavismo apenas se engolosina con la victoria y el mero rescate del Parlamento este 2020 y no asume "con firmeza, audacia y valentía el tema de la economía", en palabras de R. Iturriza, estamos perdidos. Si la economía cada vez sigue quedando al libre albedrío, ingobernable, bajo la conducción de "manos invisibles", la mayoría que el chavismo ha sabido garantizarse en el terreno electoral, no pasará de ofrecer futuras victorias "pírricas".
La dirigencia psuvista ha dejado claro que entiende y asume los desafío electorales venideros, el Presidente Nicolás Maduro, como cabeza incuestionable de dicha dirigencia expresó una vez conocidos los resultados electorales del 6 D: "vienen nuevas batallas y como siempre tenemos que renovar el espíritu de la organización"
Pero dónde más se espera que la dirigencia sea capaz de asumir los desafíos es en el terreno económico, considerando a las mayorías afectadas por la terrible crisis, que desde hace varios años, de manera sostenida, incluye a más y más venezolanas y venezolanos.