El costo terrible de lo que no entendimos en el 2020

Miércoles, 30/12/2020 08:19 AM

Es difícil percibir los compromisos con el futuro. La existencia efímera exige un esfuerzo intelectual para entender que las acciones y omisiones de hoy determinan el futuro de la humanidad toda, de nuestros nietos, de los nietos de nuestros nietos, de cientos de generaciones futuras. Lo anterior adquiere urgencia vital dado el daño que el hombre de hoy puede hacerse a sí mismo y al ambiente. La humanidad tiene el poder de sentar las bases de una segura aniquilación futura, y también de sentar las bases de la salvación.

El hombre del capitalismo, como sistema, culminación de todos los anteriores sistemas basados en el egoísmo, ha perdido su condición de ser social, el egoísmo es la norma ética, el importarse por el beneficio aquí y ahora sustituye cualquier pensamiento social, cualquier sentido de pertenencia a la especie, olvidada la noción del daño a los semejantes y, más importante, la noción de daño futuro a la vida. Por el beneficio inmediato de un segmento de la sociedad se contaminan mares, extinguen bosques, derriten los polos, alteran el clima, contaminan la atmósfera… liquidan al futuro.

Si la humanidad no cambia el rumbo, si estas generaciones no entienden su compromiso con el futuro, el "homo sapiens" está condenado a la extinción. En otras palabras: si la especie no supera, no niega, al capitalismo está condenada a desaparecer. En el capitalismo es imposible recuperar el sentido de pertenencia a la humanidad necesario para salvarla.

La situación del mundo es preocupante. Es unánime el dominio del capitalismo, no hay ejemplo de una nueva organización social, los ensayos de sistemas diferentes del capitalismo han fracasado, la humanidad camina ciega hacia su destrucción. El último intento de superación de la barbarie fue el Comandante Chávez. El chavismo grande, el auténtico, entendió el peligro que afronta el planeta y dio los primeros pasos para establecer la relación humana necesaria para fundar un nuevo mundo, con esos pensamientos asistió a cumbres mundiales, con esas ideas recorrió el mundo.

El capitalismo no tolera movimientos que lo cuestionen, la amenaza al capitalismo se paga con la muerte. Por eso el intento chavista de fundar un nuevo mundo que serviría de ejemplo, que señalaría la ruta al resto de planeta, fue víctima de una gran operación de liquidación. El asesinato del Comandante Chávez abrió camino a las fuerzas internas agazapadas que se oponían a la superación del capitalismo. De esta manera, el último intento contra la barbarie fue derrotado, el chavismo auténtico perdió esa batalla, aunque el compromiso permanece.

La humanidad no puede rendirse. Corresponde al pueblo chavista, a su vanguardia, asumir el reto de señalar el camino de la construcción del nuevo mundo, de la salvación de la humanidad. El país, la construcción del ejemplo necesario, no puede ser frustrado por una oposición gringa cobarde que espera una invasión y por la inepcia del madurismo traidor.

El año 2021 será definitivo, deberá retomarse el camino abandonado de la recuperación humana, deberá aparecer la brújula que señale el rumbo. No es fácil, pero es vital. Lo que está en juego no es la simple sustitución de un gobierno, no es un asunto meramente político, se trata del futuro que la humanidad perdida en la inmediatez no percibe. Es necesario convocar a la grandeza de los que luchan por sus prójimos en cualquier parte del futuro donde se encuentren.

Despedimos el año parafraseando a Sartre:

¡LA HUMANIDAD NO ES UNA PASIÓN INUTIL!

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