La procesión va por dentro, es casi como una guerra fría en donde la dirigencia chavista procura alcanzar mayores cuotas de poder para asegurar su liderazgo y especialmente tener peso en la toma de decisiones partidistas. Es típico que cuando las organizaciones creen haber acabado con las oposiciones comienzan a crear conflictos internos tendientes a romper la unidad, pues el factor que los hacía defenderse aparentemente ya no es peligroso. El presidente Maduro ha sido muy inteligente debilitando las fuerzas contrarias, pero pareciese que en la dedicación a alcanzar ese objetivo descuidó el control de su propio partido, claro que aún lo tiene, desafortunadamente para él se van notando señales indicando el nacimiento de fuerzas emergentes en el seno del Psuv. Por más que desee, difícilmente Maduro tendrá la fuerza de Chávez para controlar a totalidad las divergencias internas.
Vemos como se aprecian las costuras al notar la manera como Maduro en una de sus más recientes alocuciones nombraba a Aristóbulo Istúriz, lo consultaba, lo alababa repetitivamente diciéndole hasta que no se achicopalaba ante nada. Alguien podría definir esta actitud como un desagravio publico luego de la salida del profesor de su cargo como protector de un estado oriental. Por otra parte a muchos les parece raro que dentro del plan terrorista, únicamente se denuncie un atentado contra Tarek William Saab, es como si de repente sea candidato seguro a sacarlo del cargo de Fiscal, con la excusa de velar por su vida. Uno se pregunta será que el presidente necesita una persona con más lealtad que Saab, no por algún liderazgo interna del otrora Poeta de la Revolución, sino por quitarle cierto poder a los que lo postularon.
La decisión más complicada la tendrá el presidente Maduro al decidir quién será el nuevo Presidente de La Asamblea Nacional, designar una persona distinta a Diosdado Cabello, podría desencadenar una hecatombe interna en la unidad del partido de gobierno, allí veremos hasta donde aguanta el hijo de El Furrial, seguirá diciendo que es un soldado de la revolución?. Diosdado en sí ha aprendido bastante en este tiempo de vida política, siempre sopesará la asignación o no de un cargo, con la autoridad interna que tiene en las filas del chavismo, ponerse a pelear con Maduro será una decisión igual de trascendente. Hasta donde el hecho de querer acabar con las parcelas políticas que han ayudado a mantenerlo en el poder, podrán contrariamente disminuir el control partidista de Maduro, recordando además la experiencia del Polo Patriótico con los partidos que se negaron a participar en las planchas conformadas mayoritariamente por el Psuv. Atreviéndose a ir en formulas distintas para las pasadas elecciones parlamentarias.
Por los vientos que soplan al presidente Maduro se le ira el 2021 apagando los fuegos internos, porque con el nuevo argumento de conformarnos y darle gracias a Dios porque estamos vivos, pretenden que la gente siga soñando ahora, con la llegada del 2030 que según la revolución será el año de la felicidad total.