Hay discursos torpes y los hay imprudentes. De estos últimos pudiera haber alguno muy bien elaborado y hasta documentado, pero dicho en el sitio y momento inconvenientes. Y los hay torpes e imprudentes a la vez, pues aparte de muy malos en lo formal, de baja calidad, son pronunciados cuando y donde no se debe. Sin duda, para quien esto escribe, por la edad, profesión y hasta hábitos, acostumbrado a escuchar y poner atención a los discursos, pocas veces había escuchado uno de más baja calidad, torpe e imprudente que el recién pronunciado por Jesús Farías en respuesta al de un diputado opositor.
Al instalarse la AN se confirmó en buena medida lo que dije en artículo publicado unos dos días atrás, titulado "De las opciones políticas en la AN. ¿Con quién, al sustituir, equilibrarán a Cabello?", que puede leerse mediante el siguiente enlace: https://www.aporrea.org/ideologia/a298695.html
En efecto, fue electo Jorge Rodríguez. Lo anuncié porque pensé, como más lo pienso ahora que, habiendo sido él quien había manejado todos los intentos de diálogo con la oposición, en unos casos sin éxito alguno, más por la injerencia de la diplomacia de Trump y sabiendo de su nivel cultural e inteligencia, pese quienes le adversan, más cargados de odio que otra cosa, eso no le reconozcan, era el adecuado para que la alta dirigencia oficial pensara en colocarlo al frente de un cuerpo que será fundamental en la tarea por venir, que implica tumbar muchas barreras y encontrar caminos que existen, pero, por ahora, están cerrados, como encriptados, bajo claves.
La presencia de una fracción opositora en esa AN es todo un éxito y hasta un factor de enorme importancia para la tarea que hora hay que emprender y que no es inherente sólo a una fracción que ha estado atorada por años. Por lo que el gobierno de Maduro, la democracia venezolana, la paz y los venezolanos todos, debemos celebrar la instalación de ese cuerpo.
La elección del mismo, sumado a la derrota de Trump, aceleró al máximo el proceso de deterioro de la figura de Juan Guaidó y su "presidencia interina". Pocas horas antes de la instalación de esta AN, como lo destacó el mismo Jorge Rodríguez, en su intervención de toma de posesión de su nuevo cargo, el diario madrileño "El País", que ha estado avalando su figura y hasta difundiendo al mundo su validez y pertinencia, pareció dar un vuelco y se sumó a las denuncias de corrupción y atracos a la propiedad de los venezolanos, que antes hicieron el Departamento de Estado y el diario The Washington Post.
En efecto el diario español expresa "el dirigente opositor pierde apoyo de un nuevo sector y su equipo enfrenta otra denuncia de corrupción. Diputados como Stalin González y otros más, anunciaron que finalizaran sus funciones".
Al analizar ese cuadro, la coyuntura toda, pese la casi aplastante mayoría del PSUV en el organismo recién electo, en vista de las tareas a emprender, habiendo sido el gobierno muy audaz con la Ley Antibloqueo, creí no tendría inconveniente en tender un puente más sólido hacia a la oposición dándole representación en la directiva del organismo que se instaló hoy. Todavía anoche, cuando impropiamente, lo digo así porque me pareció un gesto impolítico, el presidente se encadenó para que se anunciase la propuesta oficialista para la directiva del cuerpo legislativo y pese el presidente en una muestra más de su egocentrismo y personalismo, en un momento dijo "he tomado las siguientes decisiones", dándole casi carácter personal a la misma, pensé que con la presencia de Iris Varela se completaba una fórmula a discutir con la oposición para llegar a un acuerdo más político y hasta estratégico del cuerpo.
Pero no, en este asunto me equivoqué. Cuando escuché a Diosdado hacer la proposición comenté a quien tenía al lado, optaron por la peor de las soluciones, cedieron de nuevo al sectarismo, esa será la composición del cuerpo, pues no habrá otra proposición. Diosdado no se va a exponer a ser derrotado por una proposición posterior convenida, que de haberla la haría él y a la oposición tampoco le conviene hacerle el juego al gobierno haciendo una que también sería derrotada, lo que les dejaría muy feo frente a un universo que hay que ganarse para la democracia y contra las sanciones, cuando lo conveniente, dada la coyuntura, las tareas comunes que están por delante, es una solución acordada, convenida.
Y en efecto, resultó lo como programado por el sectarismo y la ceguera política.
El discurso del primer orador opositor estuvo plenamente justificado, salvo algunos detalles de estilo y hasta de madurez política, lo que sobró en el segundo de los oradores que le tocó responder al pobre, sectario y hasta inmaduro discurso de Jesús Farías.
Mientras escuchaba la estrafalaria pieza oratoria de Farías, le imaginé en la AN anterior, de los tiempos de la presidencia en la misma de Henry Ramos Allup. Me pareció entrando en su cerebro y viendo allí el transcurrir de las ideas, las imágenes de la coyuntura y todo eso saliendo en palabras por su boca. Y lo que es peor, no parecía Jesús Farías, el muchacho excomunista, egresado de la Escuela de Economía de la UCV, expresidente de la Comisión de Finanzas de la AN de cuando el gobierno tenía allí mayoría, sino a eso que llaman un diputado sal "palante" y tira coñazos.
Jesús Farías, al diputado que reclamó la conveniencia de una directiva que recogiese el espíritu y fines de esa nueva AN, o lo que es lo mismo que la oposición estuviese representada, así como en el cuerpo secretarial, le trató como si fuese Julio Borges, Leopoldo López o Juan Guaidó. Pareció haber retrocedido tanto que, imaginé, le sacarían de allí con una camisa de fuerza y enviado al consultorio del mismo Jorge Rodríguez.
Para Farías, todo el proceso de acercamiento entre el gobierno y esos sectores opositores, que al mismo tiempo significa el alejamiento y desprendimiento de estos con quienes han querido volver a Venezuela un escenario de guerra, propiciar invasiones y control absoluto del capital estadounidense y sus aliados, no pareció significar nada y menos ser digno de reconocimiento. Tampoco pareció importarle nada que esas mismas fuerzas no sólo pueden, porque en eso andan, incorporarse a la lucha por los objetivos inmediatos del pueblo, los que el gobierno dice encarnar y para lo que hacen falta, por eso se descargó contra ellos, como si fuesen los enemigos fundamentales e inmediatos. Les habló, allí está el discurso, como si lo estuviese haciendo para los integrantes de la AN de Guaidó.
La torpeza y fuera de control y del momento histórico, con un volver a cosas ya dichas a otros que bien lo merecían, del discurso de Farías, dio origen a una respuesta por parte de un segundo diputado opositor que le dio una lección acerca del momento. A quien esto escribe y tres personas más que le acompañaban, aquello nos dio la sensación que volvíamos a los tiempos de la presidencia de Ramos Allup y la oferta de un nuevo gobierno para los próximos seis meses. De un volver a la guarimba y toda esa parafernalia opositora y los deseos y aspiraciones de cambio y de empezar a superar la crisis se nos volvieron polvo. Salvo que el discurso del opositor, además de sensato y en demostración de lo que en buena ley quiere, calmó los ánimos y hasta imagino a Farías, salido del estado de excitación, por los efectos de ese discurso, ahora en estado depresivo.
Menos mal que al hablar Jorge Rodríguez, a quien por algo lo pusieron donde ahora está, nos recompuso el cuerpo. Pareciera que no es un volver otra vez a lo que gente como Farías quiere, sino como queremos la mayoría de los venezolanos. Esta última sensación sentí al escuchar el discurso totalmente distinto, equilibrado, adecuado, en la búsqueda, no de enemigos, que ya son bastantes, sino de aliados, del nuevo presidente de la AN