El copresidente maduro, en su discurso el 23 de enero, alertó de un intento divisionista en las filas del PSUV, imputó a grupos que se dicen marxistas-leninistas y chavistas. La alerta fue escueta, aérea, y por eso peligrosa, deja holgura para una inmensa cacería de brujas. Además, acusa a los disidentes de agentes del imperio norteamericano, acusación que, por manoseada, termina desacreditada. Sin embargo, debemos preguntarnos ¿por qué esa acusación, por qué ahora?
Al madurismo se le llena el cuarto de agua, pensaban que, sobre las mentiras, las excusas y las acusaciones a mansalva podían traicionar al Socialismo, instaurar al capitalismo sin que esa traición tuviera consecuencias políticas en las filas chavistas; pensaban que el capitalismo en lo económico no iba a generar y sostener una ética capitalista, una política capitalista. Y sobre todo, creen que podrán sofocar cualquier intento de cuestionamiento con una segunda purga.
Las palabras del madurismo en el sagrado Balcón del Pueblo (hoy profanado) anuncian el comienzo de una segunda purga, y ya en las palabras de maduro se asoma la motivación ideológica, el objetivo: antes ya había hablado de "izquierda trasnochada", ahora habla de grupos marxistas-leninistas y chavistas. El objetivo de la purga está claro, se trata de perseguir a los disidentes, a los leales a Chávez, a su pensamiento, al Plan de la Patria, a la lucha "contra la lógica del capital", a los consecuentes, a éstos se le pretende desacreditar con el anatema preferido de la derecha: ¡marxistas-leninistas! ¡chavistas! ¡trasnochados!
Las cartas están sobre la mesa, de este grupo se puede esperar cualquier canallada, no tienen escrúpulos. Ahora pueden aparecer diciendo que altos dirigentes de PSUV eran infiltrados de los gringos, no queremos decir nombres, pero nadie allá arriba está a salvo. Ya hemos visto cómo el madurismo destroza reputaciones. Los que ayer eran gente de Chávez, hoy son aplastados por la avalancha de calumnias, la lista es larga y es triste. Es suficiente que incomode, que brille, para que sea candidato a la segunda purga.
Vana pretensión del madurismo la de parar con represión la rebelión que se gesta no sólo en el PSUV secuestrado, sino en la masa, en los dirigentes medios. Hoy no serán suficientes los cuerpos represivos, tal como ayer no lo fueron la seguridad nacional, la digepol, el dim, la seguridad nacional, siempre la dignidad se abre vías de expresarse, de luchar contra la infamia.
Los maduristas del gobierno sienten que tienen los días contados, ven espectros por todos lados, son peligrosos, le temen a los militares, le temen a un PSUV libre y discutidor, le temen a la dignidad de este pueblo, intentan prostituirlo todo, comprar con prebendas el apoyo que se les escurre entre las mentiras y la realidad. Están arrinconados, sienten que Chávez volverá y ellos tendrán que entregar cuentas; el PSUV volverá a ser aquel partido vigoroso de Chávez, y pagarán sus fechorías los traidores.
Es inevitable que los chavistas leales se encuentren en algún lugar del camino, es ineludible que el decoro venza al miedo, es seguro que el espíritu del 4 de febrero, hoy perseguido, exiliado, deformado, encarcelado, regrese.
¡CHÁVEZ SIN MIEDO!