"En lo que parecemos, todos tenemos un juez; en lo que somos, nadie nos juzga". Schiller, Friedrich von.
Quienes ejercen el poder en Venezuela como actividad política, ponen en duda su ejercicio, al dejar en evidencia que no tienen la adecuada preparación.
He sido un fuerte adversario del analfabetismo izquierdoso venezolano, y hoy lo reitero al referirme a quienes detentan el poder.
Precisamente han transcurrido 22 años cuando vemos que estamos frente a "un gran analfabetismo socialista" entre los que fungen de conductores de la revolución.
Si a esa ‘dirigencia izquierdista’ en el poder, se les pidiera diferenciar las principales corrientes del pensamiento político, no tendrían argumentos qué explicar. Son los que mencionan guerra económica, la agónica renta petrolera, el valor agregado, la política monetaria, y la dolarización de facto –para citar sólo unos ejemplos—sin saber exactamente a qué se están refiriendo".
Ahora se percibe una apreciable cultura en el pensamiento político en los lectores que me escriben sobres mis artículos de opinión en www.aporrea.org, y otros portales nacionales e internacionales, unos a favor, y otros en contra, sobre el pensamiento de los políticos que ejercen el poder en Venezuela. En el año 2020, la lucha cívica en el país, es indudable, que ha habido avances en la inteligencia política disidente, y opositora nacional, y una mayor decantación en las posiciones políticas.
Sin embargo, el autodenominado socialismo venezolano, es un factor perturbador introducido en el mapa de las contiendas políticas. Cuando se corre el rumor que las instalaciones petroleras de PDVSA, están siendo picadas, y vendidas como chatarra a árabes, chinos, rusos, iraníes etc.
En realidad de ser esto verdad de la venta como chatarra de los activos de PDVSA, estos protagonistas de la revolución, no son ningunos socialistas, sino unos aventureros que asaltaron el poder, y recurren a todos los recursos imaginables e inimaginables para mantenerse en el gobierno.
De allí que el analfabetismo ideológico marxistoide e izquierdizante, en mixturas con pretendidos discursos de fe doctrinaria, se hallan concentrados en los cerebros llenos de falacias de quienes actualmente detentan el poder.
Otro nuevo criterio digno de estudio por las facultades de derecho del país y del mundo, así como de las cortes supremas de justicia y fiscalías del planeta tierra es la siguiente cita: "Le pondrá las «esposas o ganchos» a Juan Guaidó", tras las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, no acepto que los diputados electos en 2015, continúen llamándose parlamentarios. "No me calo una comisión paralela, no me calo usurpadores de cargo como lo hacen Guaidó, y su pandilla". La primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional, aseguró este miércoles 3 de febrero que "tomaría la justicia por su propia mano" en caso de toparse con el ex-presidente del Parlamento electo en 2015, Juan Guaidó.
"Si lo veo, yo misma le pongo las esposas –ganchos-, y lo entrego a las autoridades", expresó en una entrevista en el programa televisivo Vladimir a la 1, transmitido por Globovisión; como si la detención de personas fuese parte de las atribuciones reseñadas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) para el desempeño de los parlamentarios.
De la misma manera cuestionó que Guaidó no haya sido detenido aún por los cuerpos de seguridad del Estado, a pesar de que ningún ente jurisdiccional ha emitido hasta la fecha una orden judicial contra el líder opositor. "Sin orden judicial, hermano, eso no hace falta", expresó, quien además aseguró que Guaidó cometió "un crimen en flagrancia". ¿"No debe existir una orden judicial, preguntó el periodista Vladimir Villegas Moderador del programa"?. ¿Pero qué pasa con los delitos en flagrancia? "expresó la diputada, el Articulo 44 del texto constitucional en su ordinal primero reza: "Ninguna persona puede ser detenida sin orden judicial a menos que sea sorprendida in fraganti". Asimismo, la representante del régimen se presentó como autoridad de la República, al tiempo que de su bolso de mano extrajo unas esposas, que según la misma diputada dijo: "que las mandó a comprar en una tienda donde venden artículos de defensa personal". "Cualquier persona puede detener a Guaidó", indicó, a lo que agregó que después de arrestarlo: "lo colocaría a la orden de las autoridades judiciales", entiéndase: Ministerio Público o Policía Nacional Bolivariana (PNB). "Que ellos hagan lo que tengan que hacer con ese señor". Fin de la cita.
En estos días de convulsión política que se están pasando, casi precisos, es bueno recordar unas celebre frase de Bertolt Brecht: "El analfabeto político es tan burro que se enorgullece, y ensancha el pecho diciendo que odia la política". Y la odia, fundamentalmente, definida como un modo preciso, concreto de intervenir en la realidad -diaria- de los diferentes habitantes de una sociedad, es decir, si la política deviene como motor imprescindible de los cambios posibles en las estructuras sociales.
Una buena parte del denominado pensamiento filosófico por llamarlo así, se destaca por sus matices: blanco o negro. Parecería, en muchos casos, que los matices se ignoran, y sobre todo hoy en día en la convulsionada Venezuela del 2021, un país en el que ya no se debe hablar de izquierda, y derecha sino de las idioteces que van componiendo cada una de las ideologías no tan precisas como podían serlo desde antes de la revolución bolivariana. Sin embargo, en ocasiones como estas, en mis breves artículos, no me queda otra opción que manejarme con esas polaridades. Por lo tanto, sin temor a cometer un grave error, podría asignarle a la ‘izquierda venezolana gobernante’ su analfabetismo ideológico. Ellos no son analfabetos políticos -en algunos casos sí- sino que siendo conscientes de que el único modo de someter el status quo, es con la intervención de la política, la rechazan de plano. Siempre, pero siempre, desde los lugares más comunes, al mejor estilo fascista; valga como ejemplo paradigmático: "Todos los políticos que nos adversan son corruptos". Sí, claro, no soy una carmelita descalza que supone que en la revolución venezolana cada uno de los hombres, y mujeres que la practican día a día como oficio, digamos así, son santos que trabajan por el bien común. La reciente imputación por el Fiscal Tarek de los gerentes de PDV-Gas Comunal. No. Pero no queda otra que confiar en que, algunos de ellos, muchos o pocos, tienen en sus manos la herramienta más potente para el cambio, para que los sobrevivientes, luego de décadas infames criminales, lentamente, revivan.
Pero retomemos el lugar común: "Todos los que nos adversan son unos terroristas y lacayos del imperialismo yanqui". El movimiento de la derecha conocido como los alacranes -perdón por la tautología- es el siguiente: desprestigian desde todos los puntos de vista posibles a los ex parlamentarios opositores 2015-2020, ya que ellos supuestamente asépticos como dicen ser. La prueba reside es que en general estos alacranes descriptos por ellos mismos como buenos samaritanos, serios, limpios, sin prontuario, cayeron en la revolución con las ideas más reaccionarias, cínicas, y retrógradas. Los casos son bien conocidos por todos los venezolanos, y no vale la pena mencionarlos.
Así, la frase de Bertold Brecht se complica. Analfabeto es, por definición, alguien que no sabe, es el que ignora, el que no tiene cultura. Analfabeto ideológico izquierdista, sería aquél que desconoce el papel que tiene la izquierda democrática para transformar, entre otras cosas, la realidad económica de los pueblos.
Sin embargo, y a partir de lo que se viene reflexionando en la Venezuela revolucionaria este año 2021, el analfabeto revolucionario venezolano en el poder, ignora que "el costo de la vida, el precio del pollo, del pan, de la harina, del vestido, del zapato, y de los medicamentos, dependen de decisiones políticas, y esto lo sabe el totalitarismo cubano demasiado bien, y por eso cualquier decisión política que intervenga en el ámbito económico sagrado de la calidad de vida es torpedeado.
Hoy, en cualquier lugar de Venezuela, afirmar la primacía absoluta de los derechos de someter a la población (yo hago lo que quiero con el pueblo) es una versión patética y arcaica de lo que se creen revolucionarios. Esto es concebido como obra maestra del diablo, y sus secuaces.
Además, el que profesa una ideología totalitaria y fascista, a diferencia del analfabeto ideológico, habla de política, participa incluso de los acontecimientos políticos. Pero afirma que el bienestar es detestable y que son todos unos escuálidos. Queda claro, los reaccionarios son analfabetos políticos, son reaccionarios, a secas. El problema es que el fascista juega para el totalitarismo. El que dice que es de izquierda, es de izquierda; el que dice que es de derecha, es de derecha; el que dice que no es de izquierda. ni de derecha, es un fascista totalitario agazapado.
Ahora bien, la pregunta que inevitablemente surge es: ¿por qué el rechazo visceral, a unas elecciones generales libres, con garantías reales y supervisadas? Pudiendo pecar de ingenuo, cuando los derechos de los postergados, de las mayorías se extienden, la nomenklatura siente en carne viva que sus obscenos privilegios corren peligro de venirse abajo. Si los derechos se respetan, ellos no deben temer. Bueno, sí, quizás deban pagar sus faltas, como en cualquier país normal, en donde el que delinque paga, con el objetivo de construir un tejido social que contenga a los que no hayan tenido la suerte de forjar un buen vivir. Porque vivimos en una sociedad, y cada uno no se puede cortar solo. Claro, ellos con trampas alcanzaron el éxito, pero lamentablemente no todos los venezolanos han logrado alcanzar el ‘sueño americano‘, y por lo tanto es necesario tomar ciertas medidas.
La repuesta a la pregunta de las mil lochas será: ¿al miedo, al temor, a la inseguridad? Ya lo expresó el poeta alemán: "no hay nada más parecido a un fascista que un burgués asustado". Fin de la cita.