Si Venezuela fuese una isla, aislada geográfica y socialmente del resto del planeta y de la humanidad, la reconciliación no sólo sería posible sino necesaria. Pero ese no es el caso. El país y la nación están insertos en la aldea universal de la cual ha hablado McLuhan. Hoy la interdependencia entre los pueblos no es sólo económica, es política y social. De modo que es absurdo plantearse la posibilidad de un apaciguamiento entre los venezolanos, sin que ella se plantee a escala global. Por el contrario, al menos deberíamos estar satisfechos de que a diferencia de lo que ocurre en otras regiones, incluso en nuestro vecindario, el enfrentamiento que responde a la contradicción fundamental que se debate a escala global, ha venido discurriendo con un mínimo de violencia entre las partes. Ese hecho dice mucho de la racionalidad de la mayoría de los venezolanos. Y entre otras variables, sin dudas tiene que reconocerse la negativa de quien hoy tiene el control del poder en el vecino país, de utilizar las enormes capacidades que ha acumulado, para coercitivamente imponer su voluntad. Basta con mirar la realidad de Colombia, para ver como la intolerancia -y la injerencia extranjera- ha mantenido su población en el medio de un torbellino de violencia inacabable. Alberto Müller Rojas
Pero hay otra condición esencial para el diálogo: la existencia de visiones contrapuestas. Aquí, quien controla el poder, ofrece una visión que reconoce las semejanzas entre todos los venezolanos. ¿Cuál es la visión de los que lo adversan? Nadie la conoce. Simplemente recurren a la descalificación, usando categorías virtuales, inmedibles en la realidad, negando de manera absoluta las proposiciones y acciones de quien tiene la capacidad de ordenar el país y la nación. ¿Es posible, con esas condiciones, establecer una negociación política? Claro que no. Cuando hablan de reconciliación lo que buscan es un acuerdo de élites. La cooptación de la dirigencia del movimiento popular, como ha ocurrido en el pasado. Un hecho que sólo implica posponer los enfrentamientos dentro de una realidad dividida de hecho. No es el apaciguamiento , son diversas las iniciativas que dan testimonio del trabajo voluntario y participativo de una sociedad que aspira a vivir en convivencia. Sin embargo, no puede afirmarse que estén dadas las condiciones para una paz sustentable. Forjar la Paz no es tarea de unos cuantos días, sino producto de una práctica constante por parte de cada uno de los miembros de una comunidad. En esta oportunidad reiteramos nuestra invitación para que en la cotidianidad del hogar, del trabajo y de nuestra vida comunitaria, sigamos haciendo nuestros mejores esfuerzos para construir y fortalecer realidades que preserven y nutran la convivencia como hecho cotidiano.
No olvidemos que todos los sectores y en especial los actores que desempeñan funciones de liderazgo a distintos niveles son co-responsables del modelaje en materia de construcción de paz, asumiendo el compromiso de promover que es posible, más aún, necesario, abordar las diferencias desde una perspectiva pacífica. Si lo deseable para Venezuela es una salida política y pacífica, el único escenario que puede llevar a ella es la negociación. Con sus avances, retrocesos y posibles impasses, este es el escenario al que más atención debe prestarse porque es el que ubica a Venezuela en mejor situación en el futuro –aunque se sabe que la negociación no siempre es posible de instalar y, cuando ocurre, ella es la negociación. Con sus avances, retrocesos y posibles impasses, este es el escenario al que más atención debe prestarse porque es el que ubica a Venezuela en mejor situación en el futuro –aunque se sabe que la negociación no siempre es posible de instalar y, cuando ocurre, no siempre es exitosa.
Venezuela avanza hacia la búsqueda de un consenso nacional. Lo cual no niega que cada sector siga defendiendo sus banderas y proyectos políticos. El proceso de diálogo está en plena evolución y desarrollo, aunque aún persisten algunos escollos. Los acuerdos preliminares ya existen. Otros, igualmente sustantivos, se irán formando en los próximos días. El apoyo principal que demanda el Gobierno de Venezuela es fundamentalmente de tipo político en el marco de la constitución Bolivariana de nuestro país. El presidente de la Asamblea Nacional (AN), Jorge Rodríguez invitó a todos los sectores del país y al pueblo venezolano a enviar sus propuestas, solicitudes de encuentro que contribuya al diálogo y la reconciliación de Venezuela.
"Algo importante que vale destacar es que la oposición democrática tiene varios años instando al diálogo para lograr una estabilidad institucional, de coexistencia y paz con todos los factores de la vida nacional. Se acordó con este sector político las fechas de las elecciones presidenciales, y estos últimos comicios del 6 de diciembre se derivan de estos procesos de acuerdos políticos", dijo Tibisay Lucena.
Asimismo, indicó que la continuación que se plantea, a través de la Asamblea Nacional (AN) para seguir el diálogo, ayuda a incluir a todos los factores que todavía han insistido en las vías insurreccionales para encauzarlos en la vida pacífica de la nación.
El Gobierno espera, a la luz del proceso de diálogo y reconciliación que se adelanta, consolidar mayores consensos , en caso de que fuera necesario, para profundizar y perfeccionar la institucionalidad democrática en Venezuela .
Nos vimos y nos reconocimos en la misma angustia. Carola Chávez. Resumen Latinoamericano : Nos dice abrazamos durísimo y la consulta médica se convirtió en el encuentro de dos mujeres, dos mamás, puestas frente al abismo del fin de la paz, el abismo de la guerra. Las dos desveladas pensando en un mañana incendiado, en nuestras casas, nuestras matas, nuestros gatos, nuestros perros… ¡nuestras hijas! La suya y la menor de las mías que son amigas del alma. Ella y yo, amigas del alma también. Ella con su gorra caprilera en su escritorio, y yo con mi corazón chavista. Las dos ahí con los ojos llenos de lágrimas coincidiendo en casi todo, en todo lo importante coincidiendo. Ese día nos hicimos más amigas aún.
Como nosotras, tantísima gente sintiendo amenazada toda la vida que durante años intentaron construir, y están construyendo. En Margarita surgieron grupos de personas que se unieron para, desde sus distintos sectores, promover la paz y la estabilidad. Entre ellos un grupo de empresarios locales que se vieron desterrados, empezando lejos lo que aquí tenían consolidado. Se vieron en el anonimato que impone la migración, se vieron siendo nadie con dinero y confirmaron que no quieren estar en ningún lugar que no sea aquí donde están.
Ponernos al borde del abismo de la invasión militar, además de un acto criminal de traición a la Patria, fue una enorme torpeza. A todos los pasó la vida por delante y la vida que rememoramos en la angustia de perderla era buena, generosa, cálida… Fue como una especie de «nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde» antes de perderlo. Supimos que no queríamos perdernos en el miedo, el humo, la sangre.
Mientras más insistían desde que la opción sobre la mesa era la intervención militar, menos puntos se anotaban los promotores de la guerra. Y más nos encontrábamos los venezolanos en lo que tenemos en común, en lo que nos une, y nada nos unió más que nuestro deseo de paz.