La sociedad venezolana yace influenciada desde hace años por un sistema de índole colonial-capitalista-rentista y contracultural. Y ese sistema ocupa todos los espacios de la vida societal. Por ejemplo, introdujo su maquinaria ideológica en la educación, medicina, ciencia, tecnología, política y sobretodo la contracultura. Porque a través de la contracultura, entendiendo ésta, como la cultura del sistema capitalista nos han transculturizado. El sistema colonial-capitalista-rentista nos ha impuesto su cultura dominante, es decir, su ideología, sus modelos colonialistas y no solo eso, sino que nos han obligado a defenderla y a olvidar la nuestra. Nos han transformado en sujetos defensores de esa cultura dominante que nos oprime. Por eso es necesario y apremiante transformar la sociedad. Como diría Fidel Castro: «cambiar todo lo que tenga que ser cambiado» Y es aquí donde la organización política de índole revolucionaria juega un rol trascendente en la des-ideologización del pueblo, en desmontar el descoloniaje de la conciencia del militante y de la sociedad en general, a través de contenidos revolucionarios, de un sistema capaz de abordar de forma completa el entorno del ciudadano.
De igual manera la sociedad tiene que estar en constante aprendizaje, porque es menester que nuestra sociedad revolucionaria se ubique en la realidad internacional, es decir, hablamos de un sistema globalizado, hablamos de un imperialismo y la mayoría de las veces los militantes no sabemos ni que es ese imperio, ni que es ese mundo globalizado y si nosotros no sabemos en el mundo que estamos viviendo y cuáles son las fuerzas que condicionan la actividad humana en ese mundo, pues nosotros no sabremos nunca lo que pasa a nuestro alrededor, ni las causas por lo que eso pasa, ni mucho menos podremos tomar medidas para mejorar, acondicionar o corregir muchas fallas. Así que nunca entenderemos como es que la sociedad en la que vivimos funciona y si no entendemos cómo funciona entonces estamos condenados a ser víctimas de esa sociedad, porque si no sabemos cómo funciona, tampoco sabemos cómo vamos a transformarla en una sociedad mejor, porque si no conocemos lo que tenemos, mucho menos podemos conocer cómo transformar lo que no conocemos.
Finalmente, la sociedad en la que vivimos tiene que estar en permanente transformación, siempre en busca del conocimiento nuevo, del conocimiento liberador, del conocimiento que transforma modos de vida, formas de comportamiento y estructuras de pensamientos.
La educación de la sociedad tiene que ser por antonomasia una tarea política que comprenda una educación y una instrucción social para todos sin excepción. Pero para educar a la sociedad tenemos que saber qué tipo de sociedad tenemos y qué arquetipos de valores y costumbres imperan en esa sociedad. Y tenemos que conocerla bien para poder transformarla en una nueva sociedad capaz de crear voluntades, donde el principio de la sociabilidad le enseñe a la sociedad guiarse por la razón y no por el obedecer ciegamente.
No obstante, el sistema capitalista mediante su ideología o su contracultura prefiere una sociedad de la ignorancia. El sistema necesita la ausencia de luces para imperar y para subsistir. Una sociedad asi produce mas ignorancia, quiere que la ignorancia se mantenga, pues ella es una condición infalible de su permanencia. Su objetivo primordial es mantener a la sociedad en el atraso, en la barbarie, en la desinformación, donde solo un diminuto grupo tenga acceso al conocimiento, es decir, al poder.
La educación actual en la República Bolivariana de Venezuela ha sufrido o padecido un desmejoramiento en torno a la calidad de la enseñanza desde el segundo trimestre del año 2014. Recordemos que en ese año empezó a implementarse el bloqueo o la guerra económica por parte de los Estados Unidos a nuestra patria Venezuela. A partir de ese año empezó de manera paulatina a mermar la importación de literatura, las publicaciones y las divulgaciones de libros de autores venezolanos como extranjeros. Además, se fue incrementando la migración de profesionales de la docencia, producto del bloqueo imperialista, el acceso restringido a bibliotecas digitales en la red. En fin, todo un cumulo de medidas arbitrarias que agostaron el bienestar de los venezolanos. Estos decretos coercitivos lo único que han hecho es desmejorar el ámbito económico, cultural, educativo y moral de la población venezolana.
El imperialismo a través de sus acólitos y lacayos entreguistas quieren seguir manteniendo la sociedad de la ignorancia, mediante la precarización, proletarización y la lumpen proletarización. Porque la meta del sistema capitalista y del imperialismo es convertirnos en apéndices del mercado. Son capitanes de la conciencia y bucaneros de la opinión. Influyen en las emociones del pueblo a través del consumo de medios, sobre todo la televisión, la cual constituye un componente fijo de la vida cotidiana para ideologizar la conciencia común de la población y en todo caso de las sociedades.
A los medios de comunicación pertenece la forma de pensar y de sentir determinada por ellos, los hábitos de leer, oír y ver, de consumo y comunicación, las modas y una buena parte del lenguaje y de la fantasía. Es necesario destacar que a veces de forma inconsciente las instituciones las instituciones políticas, religiosas y educativas contribuyen a crear la ideología o la contracultura que transforma el interés de la clase capitalista dominante en interés general de la población.
Como mencione ut supra la educación esta influenciada o condicionada por un sistema político de relaciones sociales de producción de cualquier índole, inclinación o tendencia política imperante.
En Venezuela por ejemplo hay o mejor dicho estamos viviendo una colisión cultural desde hace 20 años aproximadamente. Como dice Antonio Gramsci hay algo que está naciendo y no termina de nacer y hay algo que está muriendo y no termina de morir. Así andamos en esta batalla cultural, en la artillería del pensamiento. Y el imperialismo lo sabe. Que la mejor manera de desmoralizar a un pueblo es a través de su cultura y cultura es educación. El imperialismo nos quiere ver suplicando, arrodillados pidiendo su intervención divina. Asi nos quieren ver. Eso jamás sucederá porque somos un pueblo guerrillero, resueltos a ser libres, independientes y soberanos como nos los enseño nuestro padre Libertador Simón Bolívar y nos los termino de afianzar nuestro Comandante eterno Hugo Chávez.
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