¿Por qué todas las revoluciones han fracasado?

Miércoles, 24/02/2021 10:40 AM

La historia es inapelable, todas las revoluciones han fracasado, de ellas sólo queda el heroico ejemplo del intento de construir un mundo viable, con futuro, donde todos vivamos por el bien de todos. Este fracaso debe ser estudiado para conseguir la falla y tomar el rumbo del triunfo que es vital para la humanidad, porque o superamos al capitalismo o la humanidad perece.

Debemos empezar por establecer que las revoluciones son derrotadas primero en la ideología, y si queremos ir más profundo, caen en la psicología, por la incapacidad de sustituir los valores éticos del sistema capitalista que quieren superar.

¿Cuáles son los valores éticos del capitalismo? El capitalismo es el escalón más alto de una serie de sistemas basados en el egoísmo, la pérdida del sentido de la totalidad social, en la explotación de la sociedad por un segmento minoritario que se apodera de la riqueza socialmente creada. El egoísmo produce la pérdida del sentido de sociedad, de futuro, del bien común, se puede decir que es una enfermedad individual y también social. El hombre del egoísmo sólo se importa por su bien individual, por el aquí y el ahora, actúa en base a ese principio, de manera que la sociedad capitalista que es la suma de estos egoísmos no percibe el daño que su actuación puede ocasionar a las generaciones futuras, a la existencia de la humanidad, por el lucro inmediato trastorna gravemente al clima, el egoísmo impide resolver las calamidades que él mismo crea.

El egoísmo es la más formidable defensa del sistema capitalista, lo ha protegido de todos los intentos revolucionarios: cuando todas las barreras han sido derribadas, cuando se creía que el sistema capitalista estaba derrotado, éste surge vigoroso de las entrañas de la revolución y las derrota.

La principal víctima del morbo del egoísmo son las direcciones revolucionarias. Después que arriban al poder, cuando el fragor de la lucha se distancia, cuando nuevas generaciones alimentadas con las bondades del poder asumen liderazgos, entonces, el egoísmo emerge y en la lucha interna enfrenta y derrota la posición que expresa los nuevos valores, la fraternidad, la camaradería, el bien común, estos valores la debilitan frente a la tortuosa conducta de las corrientes egoístas que al final, cuando la jefatura histórica desaparece, se hacen con el poder y restituyen lo que se quería derrotar, el egoísmo regresa como forma de gobierno y de relación social.

Es en la dirección, en su ética, en su psiquis, que comienza la derrota de las revoluciones. Si aceptamos que la conducta de la dirección, del poder se refleja en toda la sociedad comprenderemos que en gran medida el destino de una sociedad está determinado por su dirección, al mismo tiempo debemos aceptar que la sociedad, su comportamiento influye en la dirección, se forma así un complejo, tutelado por la dirección, que permite el funcionamiento social.

Mientras exista la primera dirección, la que se formó en el combate por la toma del poder, la que la represión del sistema imperante obligó a un comportamiento fraterno, donde la suerte del todo dependía de la suerte de cada uno y la suerte del individuo dependía de la suerte del todo, el egoísmo permanece agazapado. No ha sido posible derrotar al egoísmo, esta es la gran falla de las revoluciones, este es el reto principal, entender que antes que todo las revoluciones deben ser un cambio ético, sin ese cambio todo será vano.

¡SIN SOCIALISMO LA HUMANIDAD SE EXTINGUE!

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