"Una comuna debe ser una célula. Pero, ¿quién ha visto una célula sola? Una célula tiene que estar junto a otra, y otra, y otra para formar el cuerpo, los tejidos y el cuerpo humano. Entonces tiene que ser un sistema integrado de comunas, no unas comunas aisladas. […] La comuna es como la célula, y las células tienen que irse ramificando, enlazando, tienen que ir formando un sistema, articulándose, para darle forma a un cuerpo. Es el nuevo cuerpo de la nación, desde abajo […]" Hugo Chávez, Aló Presidente Teórico No. 1, 11 de junio de 2009
A menos de 5 meses de su muerte, el 20 de Octubre de 2012, Hugo Chávez se dirigía en televisión abierta al Consejo de Ministros para impulsar el "Golpe de Timón: ¡Comunas o nada!". Con evidente enojo y urgencia clamaba por profundizar la creación y el fortalecimiento de los órganos parteros del socialismo.
En el pensamiento del Comandante y en el seno de la revolución bolivariana existe la convicción de que "la propiedad estatal sin el control popular termina crear y privilegiar a una nueva clase social que surge de la gestión monopólica estatal de los medios de producción" y que por tanto el verdadero desafío estratégico de la transición socialista es organizar la soberanía popular. Por eso criticaba duramente la concepción burocrática de las comunas y la falta de interés en ellas por parte de los miembros del partido y de los aparatos privilegiados del Estado como PDVSA. "Todos y todas tenemos que ver con esto, es parte del alma de este proyecto" reprendía.
Recriminar a sus ministros y, asumir públicamente parte de la responsabilidad por el insuficiente desarrollo de la política comunal era lo de menos, pues lo importante era rectificar y para abrir una nueva fase en el proceso venezolano. Una apuesta por una nueva geopolítica centrada en el poder popular.
El poder comunal como estrategia de transición socialista
El fracaso de los socialismos reales ponía un singular desafío para el proceso bolivariano. Reivindicar el socialismo en el siglo XXI requería superar las contradicciones del pasado, sin echar a la basura todo lo obrado. Con en esto en mente y con la vida plena como horizonte, había que lanzarse a la creación heroica. Inventar o errar. Así nace el poder comunal. Éste combina elementos de diversas experiencias socialistas: de la soviética, la formación de un poder autónomo del Estado y de clases dominantes; de la china, la formación estructuras productivas y territoriales de participación; de la yugoslava, la autogestión de las empresas y su vinculación con las localidades; y de la chilena, la utilización de la institucionalidad y el Estado como herramientas del proyecto socialista. Así, recogiendo lo mejor de cada una de ellas, propone poner al Estado al servicio de la creación y fortalecimiento del poder popular.
Este poder consiste en agrupamientos de ciudadanas y ciudadanos, organizaciones comunitarias, movimientos sociales y populares que parten como espacios de autogobierno, de organización y gestión directa de lo local por parte del pueblo. Sin embargo, su meta es mucho mayor pues comprende una articulación en la que se van engarzando con las instituciones del Estado para trascender lo local y ser parte de las grandes definiciones del proceso y, además, pretenden ser las unidades territoriales que cumplan el objetivo de socializar la propiedad, la producción y, por tanto, el poder.
La vía institucional y los antecedentes del Estado Comunal
Las comunas y los consejos comunales, las células básicas que componen las comunas, son estructuras paralelas a los municipios y las gobernaciones que reciben financiamiento directo del Estado. Se agrupan por afinidad y no necesariamente obedecen a los criterios territoriales de la administración estatal. Por tanto, inevitablemente están en tensión con ella. De ahí que fuese sumamente importante, para una vía institucional, consagrar a nivel constitucional la soberanía popular y el ejercicio democrático de la voluntad popular de manera participativa, en contraste con las fórmulas delegativas.
Esto no era fruto del azar, el programa de 1998 contemplaba dentro de sus cinco ejes históricos, el eje territorial cuyo objetivo era desconcentrar el poder en pos de ir fortaleciendo la soberanía popular. Esta nueva Venezuela no solo pretendía construir una nueva geometría del poder, sino que además nuevas reglas para la propiedad, fomentando la propiedad comunitaria y la propiedad social. Así, de la mano de Chávez nace en 2004 el Ministerio del Poder Popular para la Economía Comunal y en 2005 el Ministerio del Poder Popular para la Participación y Protección Social. El primero tiene por objeto impulsar una nueva forma de producción, financiando a través de pequeños créditos a organizaciones populares, y el segundo promover la participación del pueblo en la propuesta, diseño y ejecución de las políticas públicas.
Empiezan a formarse los consejos comunales y el año 2006 se crea la Ley Orgánica que los reconoce institucionalmente. Entre 2006 y el 2010 se promulgaron varias leyes que regulan distintos aspectos de los consejos comunales, se unifican ambos ministerios en el nuevo Ministerio del Popular para las Comunas y los Movimientos Sociales y se crea la Ley Orgánica de las Comunas, cuyo artículo primero prescribe:
"La presente Ley tiene por objeto desarrollar y fortalecer el Poder Popular, estableciendo las normas que regulan la constitución, conformación, organización y funcionamiento de la Comuna, como entidad local donde los ciudadanos y ciudadanas en el ejercicio del Poder Popular, ejercen el pleno derecho de la soberanía y desarrollan la participación protagónica mediante formas de autogobierno para la edificación del estado comunal, en el marco del Estado democrático y social de derecho y de justicia."
Aparece un nuevo concepto, el del Estado Comunal, que empieza a marcar el rumbo de lo que debería ser una nueva fase del proceso bolivariano, pues en éste subyace la trascendencia al viejo estado liberal mediante una organización comunitaria. Es definido por el propio Chávez como el quinto y el principal poder/motor de la revolución, el motor constituyente.
Es interesante ver que en procesos revolucionarios avanzados como el venezolano el problema de la transición al socialismo tiene que ver con diluir el poder estatal. De hecho, al interior del PSUV se discuten cuáles serían las áreas indispensables en las que el aparato estatal, en tanto monopolio, tiene sentido pervivir. Hablan de la defensa y seguridad, energía, relaciones internacionales y la gran producción. Así, la recuperación estatal de ciertos ámbitos de la política y la economía sería una dimensión táctica en contra de la privatización, a falta de órganos populares con capacidad de ir asumiendo dichas tareas. Por lo tanto, y pensando en el caso chileno, es importante tener presente esta consideración para no replicar los problemas de los socialismos reales.
Balance y desafíos del Estado Comunal
Según las estimaciones que se hacen desde dentro del proceso es probable que un tercio de la población, es decir 8 millones de personas, hayan participado al menos alguna vez de los Consejos Comunales. En 2014 se estimaban en más de 40.000 los Consejos Comunales y las comunas en más 1300. Sin embargo, Chávez, haciendo gala de su profundo espíritu autocrítico, hasta sus últimos días insistía en combatir la ignorancia respecto del Estado Comunal y sus leyes, en la falta de la aplicación de éstas, en el lento avance del desarrollo de las comunas, entre otros.
Uno de los principales problemas que entorpece el desarrollo del Estado Comunal sigue siendo el peso de la cultura rentista al interior de la sociedad venezolana. Chávez, comprendiendo aquello, insistía en que el proyecto socialista no solo implicaba una nueva forma de organizarse, sino también nuevos valores, principios y una nueva ética del trabajo. La formación del Estado Comunal requiere de una nueva disposición subjetiva del pueblo, confianza en su organización y en su poder. Por tanto, la formación en los valores del socialismo, contra el consumismo, el individualismo, la competencia, entre otros, es una tarea central en el diseño estratégico.
A más de dos décadas de la revolución, alrededor del 70% del PIB en Venezuela sigue siendo producido por el sector privado. Por tanto, otro desafío de las comunas será disputar la producción, aumentando la participación de las empresas comunitarias o de propiedad social, a la vez que diversifica una economía altamente concentrada en la producción y exportación de petróleo.
Otro gran desafío, será superar el problema burocrático que supone ser parte de la forma estatal. Habrá una tensión natural producto de la necesidad de los funcionarios estatales y del PSUV por controlar las comunas. Ya lo dijo Chávez, citando a Mao Zedong, las comunas son creación del pueblo, no de un partido o dirigente en particular.
"El partido no puede adueñarse de las comunas, no lo permitan. El partido ayuda, tiene que ayudar. El partido impulsa, tiene que impulsar. Las comunas no pueden ser apéndices de gobernaciones ni de ministerios, ni del presidente Chávez, ni de nadie, son del pueblo, son de ustedes».
NOTA: es donde entra el cambio de estructura actual , "cambio en el sistema electoral venezolano". Selección en las elecciones por nombre y no por partido. Ejemplo para presidente, gobernador, y alcalde. Sabemos su nombre y apellido indistintamente el partido que lo postule. Para diputado, asamblea Nacional, asamblea legislativa y concejales la mayoría de las veces votamos por el partido a que pertenece y el pueblo no lo conoce, es necesario que se vote por nombre y apellido. En las elecciones 2020 el pueblo voto por el partido y el partido voto por la elección de los candidatos. FIN DE LA NOTA.
El legado
Sin dudas, la experiencia de los consejos comunales, las comunas y el Estado Comunal, son de los más importantes legados del proceso bolivariano, de su bravo pueblo y de las claridades de Hugo Chávez para nuestra América y el mundo. Representan un avance práctico de carácter cualitativo en la compleja relación entre poder popular y estado.
Su resolución como vía estratégica está por verse. ¿Cómo se resolverá la tensión entre estas instituciones populares con las instituciones del viejo estado liberal? ¿Cómo se resolverá la tensión entre el aparato estatal con las comunas? Son preguntas que aún no tienen respuesta definitiva. Sin embargo, nadie negar que en la medida que el Estado reconoce, protege, incentiva y adopta estas formas populares de poder, se profundiza la vía socialista.
Lejos de burocratizarse, hasta el final de sus días Hugo Rafael Chávez Frías siguió profundizando el carácter revolucionario del proceso. Por eso hemos decidido recuperar el llamado del comandante hecho en Octubre del 2012: ¡Comunas o nada!
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