Por el desgastarse en el poder. ¿Qué significa para Venezuela, Lula gane? ¿Lo de Bolivia y Ecuador?

Sábado, 13/03/2021 03:19 PM

En Chile, antes que la pandemia casi paralizase al mundo, se produjo un fenómeno inesperado para muchos, ya que, los medios informativos operados bajo el control del gran capital, hablaban de una bonanza y bienestar inexistente en aquel país. Pero en verdad, a las ancestrales inconformidades de los mapuches, por sus tierras y derechos todos, siendo ellos los habitantes primigenios, quienes no cesan en sus justificadas luchas por sus derechos y reconocimientos, se le agregó de nuevo, lo relacionado a todos los trabajadores chilenos. Y durante largos días, se desataron, en Santiago y otras ciudades del país austral, grandes movilizaciones que pusieron al gobierno contra la pared, desmintieron aquello de la bonanza y maravillosa gestión de Sebastián Piñera y obligaron a la convocatoria de un proceso constituyente que debería estar en marcha, pero quizás sujeto a las calamidades de la pandemia. Piñera terminó convertido en un harapo, un guiñapo, según las encuestas y tan desprestigiado y débil como su colega, Lenin Moreno en Ecuador. Y con los dos, quedó muy mal el poder que les alentó e intentó ponerlos como ejemplos. Mientras que al movimiento popular se le abren nuevos espacios, como aquello de lo que habló Allende, "se abrirán de nuevo las alamedas".

Ahorita mismo, los medios informativos internacionales han hecho saber que, "El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) ganaría en las elecciones presidenciales de 2022 al actual presidente Jair Bolsonaro por un margen de seis puntos, según una encuesta de la consultora Atlas. Según esta, si ambos se enfrentaran en el balotaje Lula tendría el 44,9% de los votos, frente al 38,8% del líder ultraderechista."

https://www.aporrea.org/internacionales/n363433.html

Posiblemente, por esto mismo, tan pronto, como Lula fue exculpado por un alto tribunal de los cargos contra él, que le impidieron entre otras cosas competir y ganarle a Bolsonaro y estar ahora en la presidencia de Brasil, la Fiscalía apeló a ese fallo.

https://www.latercera.com/mundo/noticia/fiscalia-de-brasil-apela-a-fallo-que-anulo-condenas-de-lula/RGU4OOCV6JCIJGTVRNBGZYHVWY/

Pero antes, en la Argentina, el progresismo peronista, logró derrotar y hasta con relativa facilidad, al entonces presidente Macri, quien pretendió reelegirse, contando con el respaldo de EEUU, por intermedio del gobierno de Trump. Al margen que el actual presidente argentino, Alberto Fernández, lo que nunca pudo ser una sorpresa, no haya sido el ideal que muchos pudieron esperar, es sustantivo que, tampoco constituye una pieza que el gobierno de Biden pueda manejar a su favor con comodidad, como no lo pudo hacer su antecesor. El origen del nuevo gobierno argentino, los componentes del mismo, las alianzas que a Fernández llevaron a la Casa Rosada, dificultan que desde la Casa Blanca le puedan manipular y usar como a Macri, Duque o Piñera.

El haber derrocado al exitoso y progresista gobierno de Evo Morales, mediante un contubernio entre EEUU, los gobiernos latinoamericanos a su servicio incondicional, como el llamado Grupo de Lima, fuerzas militares, políticas y clasistas bolivianas y la OEA, al frente de esta el inescrupuloso personaje que es Luis Almagro, supuso, después de haberse ganado en un oscuro negocio a Lenin Moreno de Ecuador y haber impedido que Lula volviese, imponiéndose, como anunciaban las encuestas, a cualquiera de las candidaturas de la derecha brasileña, creó un espejismo, como que las fuerzas progresistas de América del sur estaban en derrota y se clamaba por la protección de la Casa Blanca y quien en ella ostentase el mandato.

Pero las cosas vienen cambiando y no por azar, menos de manera inesperada. No esperarlo suponía que el capitalismo y, con este, el imperialismo que la misma e indisolublemente personalidad son, habrían cambiado y puestos en disposición, o mejor por lo que dije antes, puesto en disposición de ponerse al servicio de la gente, de la humanidad toda para evitar que ese fantasma, por él mismo inventado, llamado comunismo, avanzase y se impusiese. El comunismo es el mal, un mal y su personaje inventado para justificar una oferta tan falsa y negativa como la que han inventado para justificar todos sus males.

Pero el guion, y como tal, elaborado a conveniencia de su autor o por quien por él pagase, terminó siendo distinto a lo que la realidad dispuso. ¡Quizás, quién sabe, hasta Dios en eso metió su mano! La realidad y lo que Dios dispone, respetando como debe ser a los creyentes, suelen tomarse de la mano.

Pese la dureza de Trump, su empeño que fue el mismo de Obama y seguirá siendo el del Biden, porque obedecen a la misma lógica, las cosas acontecen en cierta medida como los dispone Dios y su aliada fiel que es eso que llaman la realidad, las contradicciones y limitaciones del capitalismo.

Después de derrocar a Evo, inventándole un fraude, que lo único de verdad que en aquello hubo fue el fraude de Luis Almagro, según el cual, el indio aimara ganó con picardía, impusieron una dictadura, un gobierno represivo que volvió en pocos días a la población boliviana a los viejos tiempos de miseria y desconocimiento todo del pueblo originario que además es mayoría. Y cuando se sintieron a gusto, intentando darle forma a lo que habían hecho, no pudiendo resolver sus propias confrontaciones y más que esto, no pudiéndose ganar el respaldo de las multitudes, con Luis Arce y el MAS, fue como si Evo volviese a la presidencia de Bolivia o para mejor decirlo, la mayoría, los indios, el pueblo, la contra de lo que la Casa Blanca quiere, volvió a tomar por la vía legal y el derecho, el Palacio Quemado de Bolivia. Y volvieron con mucho más poder que antes.

Pudo el mundo, el pueblo americano, el de allá del norte y el nuestro, desde México hasta la Patagonia, comparar lo que es un gobierno, el de la señora Añez y sus racistas, y el que antes había sido, el de Evo Morales. Ya el pueblo boliviano había experimentado el cambio que el gobierno de este significó con respecto a los rapaces gobiernos bolivianos anteriores.

Lenin Moreno, una "morena" que le metieron a Correa, o este como inocentemente se la dejó meter, uno todavía eso no entiende, terminó hasta para los gringos mismo en un fraude; allí están los resultados. Arauz, el candidato propuesto por las fuerzas de Correa, llegó al frente en la primera vuelta y pareciera no hay duda que, en abril, será electo presidente; un como volver Correa de nuevo, pese la traición o el engaño de Moreno. Y vuelven, pese se valieron de todo para que Correa, como Evo, Lula, no fuese candidato, montados sobre el prestigio de la tarea ejecutada y el dejar los sueños intactos.

En Venezuela, tenemos mucho que aprender de eso. No se trata de mantener el poder, como decíamos en la Cumaná de mi tiempo, a "los cimborriazos", porque a mí me da la gana o como los reyes, eso lo dispuso Dios, sino porque nos lo ganamos y de eso somos merecedores, lo que empieza porque la gente así lo quiera. Y hay que ganarse el respeto, apoyo, entusiasmo de la gente, para que a uno lo busque, reclame, lo rescate y hasta lo vuelva a traer si a uno lo han sacado y no pretender el poder por este mismo y las satisfacciones que su ejercicio a mí o a "nosotros" nos depara. Porque si la gente está satisfecha con lo que uno hace, no lo saca ni dejan que otro lo haga. Pudiera ser que, como en Bolivia, al gobernante bueno lo saquen abruptamente, por un contubernio del mal, lo que en la Venezuela de hoy no es posible, pero eso se revierte.

Pudiera ser que, por eso que llaman las sanciones, para no decir otra cosa que tiene validez, debamos salir por elecciones, pero conservando las fuerzas, la moral y el prestigio para volver, como puede suceder en Chile, Ecuador y ya sucedió en Bolivia.

Malo es no poder hacerlo bien, por las razones que sean, hasta el saboteo criminal del enemigo y por empeñarse en seguir, haciendo para esto hasta lo que no debe hacerse, y terminar destruido, sin apoyo y el rechazo de las mayorías.

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