Revisitando El Humanismo Militante. Marx y la Crítica al Dogmatismo y el Despotismo

Domingo, 25/04/2021 03:52 PM

Revisitando El Humanismo Militante.

Marx y la Crítica al Dogmatismo y el Despotismo

Javier Biardeau R.

"Echar por tierra todas las relaciones en que el ser humano sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable."

Karl Marx. Introducción a la crítica a de la filosofía del derecho de Hegel.

Existe un interesante documento en la trayectoria de Carlos Marx que podría generar interminables debates entre partidarios del humanismo y del anti-humanismo en su obra abierta, crítica, creativa y truncada. Se trata de la Carta a ARNOLD RUGE en Kreuzenach, septiembre de 1843, publicada en los Anales Franco Alemanes en 1844.

Escrito desde Paris, los "Anales Franco-Alemanes" hacen referencia a la vinculación internacionalista entre la filosofía dialéctica alemana con el espíritu revolucionario francés.

La revista sólo sacará un número doble antes de caer presa de la censura, también, por la ruptura de las relaciones entre sus dos directores, Marx y Arnold Ruge, pues la tendencia comunista de Marx chocó con el humanismo burgués de su colaborador. Mientras Marx defendía la insurrección campesina de los tejedores de Silesia, Ruge la condenaría.

Sin embargo, la gran importancia de ese único número doble, publicado a finales de febrero de 1844, es que allí salen a la luz una serie de artículos donde Marx critica desde posiciones materialistas la filosofía del derecho de Hegel. También allí son publicadas las "Notas Críticas sobre Economía política", donde Engels extrae conclusiones comunistas a partir de los teóricos de la economía política clásica: Adam Smith y David Ricardo[i].

Marx expresa su alegría que Ruge se haya decidido por un nuevo proyecto en la nueva capital del nuevo mundo, pues en Alemania la atmósfera convertía a las personas en siervos y Marx no veía ninguna posibilidad "para la actividad libre".

Marx caracteriza a Alemania por su gubernamentalidad despótica: "todo es suprimido por la fuerza". Por esto que "se vuelve cada vez más obvia la necesidad de buscar un nuevo punto de concentración para el pensamiento genuino y las mentes independientes."

Marx refiere además que las dificultades internas de los "reformistas" parecen ser aún mayores que los obstáculos externos asociados al despotismo político. había una gran confusión sobre la cuestión de «hacia dónde» debía ir el nuevo movimiento social.

Sin embargo, Marx destaca una ventaja de la nueva tendencia: "no anticipar dogmáticamente el mundo sino la de solo querer encontrar el nuevo mundo a través de la crítica del que nos precede."

Allí hace toda una defensa de una postura anti-dogmática y anti-despótica que recorrerá toda su obra:

"Hasta el momento, los filósofos han tenido la solución de todos los enigmas desplegados sobre sus escritorios, y al estúpido mundo exotérico solo le bastaba abrir su boca para que cayeran en ella las palomas asadas del conocimiento absoluto. Hoy la filosofía se ha trivializado y la prueba más contundente es que la misma conciencia filosófica ha sido arrastrada al tormento de la lucha, no solo externa sino también internamente. Pero si construir el futuro y asentar todo definitivamente no es nuestro asunto, es más claro aun lo que, al presente, debemos llevar a cabo: me refiero a la crítica despiadada de todo lo existente, despiadada tanto en el sentido de no temer los resultados a los que conduzca como en el de no temerle al conflicto con aquellos que detentan el poder."

Allí se establecen los verdaderos cimientos de una teoría crítica sin dogmatismos de conocimiento absoluto, implicada en las luchas y además entendiendo que una crítica despiadada a todo lo existente implicaría un enfrentamiento con aquellos que detentan el poder.

La relación negativa entre detentadores del poder y la teoría crítica era una premisa fundamental de la carta, pero además el anti-dogmatismo estaba claramente formulado: "no estoy a favor de levantar ningún estandarte dogmático. Por el contrario, debemos ayudar a los dogmáticos a ver claro sus propias proposiciones."

Así comenzaban los primeros contactos de Marx con las corrientes del "comunismo" que Marx caracteriza en 1843 como "una abstracción dogmática con relación a la cual, no obstante, no estoy pensando en un comunismo imaginario y posible, sino en un comunismo que de hecho existe, como aquel que profesan Cabet, Dézamy, Weitling, etc."

Para Marx, tal comunismo era "una expresión particular del principio humanista, aún contaminada por su propia antítesis: el sistema privado. De allí que la abolición de la propiedad privada y el comunismo no son bajo ningún punto idénticos, y no es accidental sino inevitable que el comunismo haya visto surgir otras doctrinas socialistas —como aquellas de Fourier, Proudhon, etc.— para confrontarlo porque él es en sí mismo solo una realización especial y unilateral del principio socialista."

Humanismo y critica al sistema de la propiedad privada comienzan a articularse en nuevos referentes teóricos. Y el socialismo con el que comienza a entrar en contacto Marx "es solo un aspecto, en lo que respecta a la realidad del verdadero ser humano."

Dice Marx: "debemos prestar igual atención al otro aspecto, a la existencia teórica del hombre, y, por ende, hacer que la religión, la ciencia, etc. sean el objeto de nuestra crítica.", pero sin olvidar que:

"En cuanto a la vida real, es precisamente el Estado político en todas sus formas modernas el que, aún donde no está conscientemente imbuido en las exigencias socialistas, contiene las exigencias de la razón… En todas partes supone que la razón ha sido concretada. Pero precisamente por esto es que cae siempre en la contradicción entre su función ideal y sus prerrequisitos reales."

Lejos de considerar el estado político realmente existente como una encarnación de la razón, Marx señala directamente la contradicción entre su función ideal y sus prerrequisitos reales: "el Estado político es un registro de las luchas prácticas de la humanidad."

Continua Marx: "el Estado político expresa, dentro de los límites de su forma sub specie rei publicae [como una clase particular de Estado] todas las luchas, necesidades y verdades sociales. Entonces, tomar como objeto de crítica una de las cuestiones políticas más específicas —como la diferencia entre un sistema basado en el Estado social y uno basado en la representación— no está de ningún modo por debajo de hauteur des principles [el nivel de los principios]. De hecho, esta cuestión solo expresa, de manera política, la diferencia entre el poder del hombre y el poder de la propiedad privada. Por esto, el crítico no solo puede, sino que debe, lidiar con estas cuestiones políticas (que, de acuerdo con los socialistas extremos, no son dignas de atención)."

Comenzaba ya Marx a formular explícitamente una crítica a la representación política separada de un análisis conjunto de la cuestión social. Allí surge una crítica de la política, de la participación en la política y, por ende, de la necesidad de articularlas a las luchas reales de los trabajadores y trabajadoras.

Marx habla allí de una "reforma de la conciencia", de la necesidad que el mundo "sea consciente de su propia conciencia, en despertarlo de la ensoñación que tiene de sí mismo, de explicarle el significado de sus propias acciones", y hacerlo no por medio de dogmas, sino a través del análisis de la conciencia mística, ininteligible a sí misma, ya sea que se manifieste de forma religiosa o política.

Para quienes consideran que Marx no tenía un vínculo orgánico con la Modernidad política, allí señala que la tendencia de nuestra publicación refiere al "auto esclarecimiento (filosofía crítica) por parte del presente de sus luchas y deseos. Ésta es una tarea para el mundo y para nosotros."[ii]

Lo interesante de tales declaraciones anti-dogmáticas es su continuidad incluso en los escritos de Engels, quien 43 años después dirá frente a los intentos de adoctrinar con fórmulas teóricas alemanas al movimiento obrero norteamericano[iii]:

"A mi juicio, muchos alemanes que viven en Norteamérica han cometido un grave error cuando, al verse cara a cara con el poderoso y glorioso movimiento fundado sin su participación, intentaron convertir su teoría importada y no siempre entendida correctamente, en algo así como un alleinse ligmachendes Dogma [un dogma que lo salva todo] y se mantuvieron apartados de todo movimiento que no aceptaba ese dogma. Nuestra teoría no es un dogma, sino la exposición de un proceso de evolución que comprende varias fases consecutivas. Esperar que los norteamericanos emprendan el movimiento con plena conciencia de la teoría formada en los países industriales más antiguos es esperar lo imposible. Los alemanes debían haber procedido de acuerdo con su propia teoría, si la comprendieron como nosotros la entendimos en 1845-1848, debían haber participado en todo movimiento obrero verdaderamente general, aceptando el punto de partida faktische [de hecho] de la clase obrera y elevándola gradualmente al nivel de la teoría, señalando que cada error cometido, cada revés era consecuencia inevitable de los errores de orden teórico en el programa original."

Engels exigía ante un naciente movimiento obrero:

"…dejen que el movimiento se consolide, no aumenten la confusión inevitable en los primeros tiempos, imponiendo a las gentes cosas que no pueden en el momento presente valorar como es debido, pero que lo aprenderán bien pronto. Un millón o dos millones de votos obreros en noviembre del año próximo por un partido de obreros bona fide tiene un valor infinitamente mayor en el presente que cien millones de votos por una plataforma doctrinalmente perfecta." Allí Engels señala varios puntos relevantes. Una teoría importada de Europa era además una teoría que no necesariamente había sido comprendida adecuadamente por sus portavoces alemanas en Norteamérica. Tampoco hay un dogma salvador con unas fórmulas generales a ser aplicadas en contextos específicos. La concepción materialista de la historia no era un dogma, y que la inserción de aquel núcleo de alemanes en el propio movimiento obrero norteamericano tenía que partir de su propio desarrollo, de sus propias características, planteando el contraste y elevación entre el estado actual del movimiento y el orden teórico del programa general. No había que imponerle a la gente fórmulas de una "plataforma doctrinalmente perfecta".

Y por si fuera poco Engels vuelve al tema de la teoría crítica en su contraposición al dogmatismo en una segunda carta[iv]:

"Nuestra teoría es una teoría de desarrollo, no un dogma a aprender de memoria y a repetir mecánicamente. Cuanto menos se les machaque a los norteamericanos desde afuera y cuanto más la pongan a prueba con su propia experiencia —con ayuda de los alemanes— tanto más profundamente se incorporará a su carne y su sangre."

Engels recuerda que en 1848 al volver a Alemania se unieron al "Partido Democrático por ser este el único medio posible de llegar a la clase obrera". Esto significa que desde el interior de aquel Partido Democrático se constituyeron en su "ala más avanzada de ese partido, pero al fin y al cabo un ala."

Mas aun, cuando Marx fundó la Primera Internacional no lo hizo con espíritu de secta, redactó reglas generales de manera que pudieran ingresar todos los socialistas obreros de esa época: proudhonistas, lerouxistas e incluso el sector más avanzado de las trade unions inglesas…Toda nuestra experiencia ha mostrado que es posible trabajar junto con el movimiento general de la clase obrera en cada una de sus etapas sin ceder u ocultar nuestra propia posición e incluso nuestra organización, y temo que si los germano-americanos eligen una línea distinta cometerán un grave error."

Una carta[v] a Sorge en 1886 acerca de la situación del movimiento obrero en Norteamérica señala los graves errores del dogmatismo y del doctrinarismo:

"Los alemanes no han aprendido a usar su teoría como palanca que podría poner en movimiento a las masas norteamericanas; en su mayor parte no entienden la teoría y la tratan en forma abstracta y dogmática, como algo que debe aprenderse de memoria y que proveerá entonces sin más a todas las necesidades. Para ellos es un credo y no una guía para la acción. A lo que se agrega que por principio no aprenden el inglés."

Y en una carta posterior dice refiriéndose a la situación de Inglaterra:

"Londres, 7 de diciembre de 1889. AQUÍ, en Inglaterra, puede verse que es imposible machacarle simplemente una teoría en forma abstracta y dogmática a una gran nación, aun cuando se posea la mejor de las teorías, surgida de las propias condiciones de vida, y aun cuando los tutores sean relativamente mejores que el SLP."

No se trata de machacar una teoría en forma abstracta y dogmática, pues es a través de la experiencia de las luchas que podrá comprenderse que la raíz de la explotación capitalista, se encuentra en la propiedad privada de los medios de producción, que el motor de la historia son las masas que producen y luchan en un marco histórico determinado y bajo determinadas relaciones de producción, y que si los filósofos sólo han interpretado el mundo de diversos modos, de lo que se trata es de transformar ese mundo de relaciones por la vía revolucionaria.

La relación de doble vía y rectificación entre teoría crítica y práctica desde los escritos de juventud de Marx:

"Así como la filosofía encuentra en el proletariado sus armas materiales, el proletariado encuentra en la filosofía sus armas espirituales, y tan pronto como el rayo del pensamiento muerda a fondo en este candoroso suelo popular, se llevará a cabo la emancipación de los alemanes como hombres […] la cabeza de esta emancipación es la filosofía, su corazón el proletariado"

Una cosa era debatir con diferentes corrientes y tendencias, sin perder de vista que era para acordar la acción revolucionaria común. Pero a la vez la teoría critica debe esclarecer y elucidar los límites de determinadas concepciones que animan a la política. Contra Weitling que suponía que las revoluciones surgen como tormentas y nadie puede cartografiar sus operaciones de antemano […] que el intelecto cumpliría un cometido muy pobre, que sin emoción no podía hacerse nada […] y que las mayores hazañas se logran mediante las emociones que mueven a las masas", Marx replicó y explicó que la práctica revolucionaria debía basarse en una base teórica firme, que explicara el funcionamiento de la sociedad capitalista y que partiera de una análisis objetivo del nivel de organización y conciencia de los trabajadores; que no había que engañar a los trabajadores con psicología de masas basada en emociones. Marx dijo claramente a Weitling: ¡Nunca jamás ayudó la ignorancia a nadie!

No podía renunciarse entonces al estudio científico de la estructura económica de la sociedad burguesa, como fundamento pertinente, explicándolo en un lenguaje netamente popular, porque no se trataba de la imposición de un sistema utópico cualquiera, sino de la participación activa y consciente en el proceso revolucionario por parte de los trabajadores y trabajadoras.

Muchos años pasaron para que el humanismo teórico, práctico y positivo de Marx no pudiera hundirse en una retórica que desplazaba el papel de los sujetos conscientes y participantes para convertirlos en los rastros de arena anónima de determinadas estructuras.

Quedaba pendiente aclararles a otros comunistas y socialistas aquellas definiciones en negativo del único número de la Revista Comunista, que muchos ignoran pero que vale la pena revisar a fondo para comprender la concepción que animaba a aquel movimiento naciente. Sobremanera para no olvidar el siguiente párrafo[vi]:

"Nosotros no somos de esos comunistas que destruyen la libertad personal y pretenden convertir el mundo en un inmenso cuartel o en una inmensa fábrica. Hay, indudablemente, comunistas que se las arreglan muy cómodamente negando y pretendiendo abolir la libertad personal, por entender que es incompatible con la armonía: a nosotros no se nos ha pasado jamás por las mentes comprar la igualdad con el sacrificio de la libertad. Tenemos la convicción, y procuraremos demostrarlo en los siguientes números, de, que en ninguna sociedad tienen las personas más libertad que en la basada sobre un régimen de comunidad."

En aquella revista fundacional, no aparecía sino el lenguaje de la necesidad de unir diversos esfuerzos para alcanzar los fines comunes:

"Hoy sólo nos resta dirigir unas cuantas palabras a los proletarios que forman en otros partidos políticos o sociales. Todos luchamos contra la sociedad actual, que nos oprime y nos deja perecer en la mi seria; desgraciadamente, lejos de tener esto en cuenta para unirnos, lo que hacemos, con harta frecuencia, es combatirnos los unos a los otros, para fruición de nuestros opresores. En vez de poner, todos unidos, manos a la obra, para levantar un Estado democrático en el que cada partido pueda luchar con las armas de la palabra hablada y escrita para atraerse a la mayoría, nos dejamos llevar de la discordia en torno a lo que deberá y no deberá suceder una vez que hayamos vencido. No podemos menos de recordar aquí la fábula de aquellos cazadores que, antes de haberse echado a la cara el oso, se liaban a golpes sobre quién había de llevarse la piel. Tiempo es ya de que dejemos a un lado nuestras rivalidades y nos tendamos la mano en mutua ayuda"

Allí resuenan las siguientes palabras:

"Así, pues, proletarios de todos los países, unámonos; públicamente, allí donde la ley lo permita, pues nuestros actos no tienen por qué rehuir la luz del día, y secretamente donde el despotismo de los tiranos no consienta otra cosa.

Leyes que prohíben a los hombres asociarse para debatir los problemas de la época y defender sus derechos, no son leyes, sino actos de fuerza de la tiranía, y quien los acate y respete obra cobarde y deshonrosamente; más quien los desprecie y los infrinja procede virilmente y con honor."

Quizás conviene recordar aquí que ya no se tratara del humanismo abstracto, ni del individualismo posesivo, ni del androcentrismo del siglo XIX, ni del eurocentrismo ni del antropocentrismo ajeno a una ecología de la acción, por tanto de una lucha contra la destrucción de metabolismo social con la naturaleza.

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REFERENCIAS Y LECTURAS:

[i] ANALES FRANCO-ALEMANES (1843-1844): https://pensaryhacer.files.wordpress.com/2015/01/anales_franco_alemanes_deutsch_franzc3b6sische_jahrbc3bccher_febrero_1844.pdf

[ii] C. MARX CARTA A ARNOLD RUGE (1843) https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m09-43.htm

[iii] F. ENGELS. A FLORENCE KELLEY-WISCHNEWETZKY. Londres, 28 de diciembre de 1886 https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e28-12-86.htm

[iv] F. ENGELS CARTA A FLORENCE KELLY WISCHNEWETSKY Escrita: El 27 de enero de 1887 https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e1887-1-27.htm

[v] F. ENGELS CARTA A ADOLPH SORGE (1886) https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e1886-11-29.htm

[vi] 1847: https://saludproletarios.files.wordpress.com/2018/02/revista_comunista.pdf

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