Cuando un joven alcanza la edad adulta, cuando toma conciencia de la realidad que lo rodea, quizás juzgue que todo lo que acontece a su alrededor es algo natural, que siempre ha sido tal cual como lo vive en ese momento. El mundo en que vivimos no es producto de un desarrollo natural, es consecuencia de una construcción, de un diseño programado por un grupo de personas, dicho proceso se inició hace muchos siglos. En lo que respecta al orbe occidental, quienes inician la concepción de un modelo para gobernar fueron los hombres pertenecientes a las castas de color blanco, en una forma de gobierno llamada monarquía. Es partir de este período, hace miles de años, cuando se inicia la albocracia, es decir el predominio y la hegemonía de la etnia de color blanco sobre toda la humanidad de una gran parte del globo.
No asumo el planteamiento anterior con carácter racista, más bien lo hago bajo un juicio crítico sobre lo que acontece en el planeta, producto de una estirpe que desde hace siglos viene cometiendo tropelías bajo el criterio de llevar la civilización a otros lugares donde, supuestamente, prevalece la barbarie. Civilización o barbarie, es a justificación.
Una vez que los árabes son derrotado y expulsados de España (1492) y finalizado el imperio otomano en Europa (1922), apartando estos dos episodios, todo lo ocurrido en Europa, América, Asia, África y Oceanía ha sido culpa de las castas blancas que gobernaron durante monarquía y actualmente, prevalece en EEUU el influjo de los wasp (White-anglosaxon and protestant, por sus siglas en inglés: blanco, anglosajón y protestante). Si se revisa la historia, entre los protagonistas de los acontecimientos que determinó en lo que se suele llamar la civilización occidental greco-romana, solo aparecen seres humanos de color blanco.
Me voy a permitir a tomar varios ejemplos sobre lo que llamo la albocracia, es decir la hegemonía en el poder mundial de los hombres ricos, blancos y cristianos.
La colonización y conquista de América lo planificaron y la llevaron a cabo hombres ricos, blancos y cristianos católicos quienes impusieron en las tierras sojuzgadas: la esclavitud; el sistema de casta, es decir, el racismo; el idioma español; la religión católica; la monoproducción; el monopolio; el gobierno monárquico y todas sus instituciones. Indudablemente, todo esto fue posible bajo la hegemonía del látigo, además del genocidio, el arrase y la destrucción de las culturas de los pueblos originarios.
Por aquella vía se llevó a cabo un proceso al que designo como el blanqueo de la sociedad conquistada y sojuzgada. Si revisamos los anales de la historia y la sociedad actual, los gobiernos de América operan bajo los criterios trasladados al Nuevo Mundo por los españoles, portugueses, ingleses, holandeses y franceses (hombres blancos). Dichos preceptos se mantienen, siempre y cuando los habitantes acepten el blanqueamiento de la cultura. Veamos un ejemplo: los afro descendientes de Venezuela utilizan el tambor, de origen africano, en sus bailes y en las celebraciones. Sin embargo, en tales festividades están presentes san Juan, san Benito y otros símbolos de la cristiandad (la cruz), provenientes de la cultura blanca española. Lo mismo se puede afirmar de los cantos de los hombres de color en EEUU. Primero, están ausentes los tambores africanos dado que fueron prohibidos por los racistas. Segundo, son famosos los cantos conocidos como "soul", los "góspel", en general los cantos espirituales, dedicados a la glorificación de Cristo, un profeta traído de Europa por los blancos, cristianos y protestantes. Como se ve, una forma de blanquear la cultura.
Es sorprendente que en la mayoría de los pueblos originarios de América (Norte, Centro y Sur) existían civilizaciones que alcanzaron niveles de progreso, comparable con las grandes ciudades europeas. Es el caso de la cultura inca, maya, azteca, chibcha, aimaras, mapuche, chachapolla, comanche, siux, cheroqui, entre tantas, las cuales tenían su forma de gobierno, sus propias leyes que funcionaban perfectamente desde hacía muchos siglos. Algo que sucedió después de la independencia, fue que tal proceso blanqueó la estructura política-social-económica de esas tierras, dado que, una vez expulsados los colonizadores, la forma de administrar el gobierno fue la misma exportada por los blancos, ricos y cristianos. Pareciera que los miles de años que tenían los pueblos originarios, con sus formas de gobiernos y leyes, no se correspondían con las de los blancos. Se logró blanquear la sociedad y la cultura de los pueblos originarios (religión, canto, música, gastronomía, forma de administrar el gobierno…) cayó al olvido. La albocracia pasó el charco e impuso el cristianismo, la monarquía, el imperio, la dictadura, la cultura y ahora la democracia representativa.
La albocracia cruzó el charco y con esta se trasladó su iconografía. Se superó en algo el racismo, pero no la cultura traída por el blanco. El afrodescendiente norteamericano es aceptado en la sociedad blanca siempre y cuando obtenga los logros que definen al blanco, es decir, debe estar graduado en Yale, Harvard, Pincenton, Columbia o en mejor de los casos, ser un destacado atleta, un cantante famoso, un célebre jugador de basquetbol o de golf, o ganador de una o varias medallas olímpicas.
La albocracia no solo fue llevada a América, también a África, a pesar que en su mayoría es de color y también moruna, ambas experimentaron los embates de la hegemonía blanca y cristiana. Esto sucedió a partir de la conferencia de Berlín (1884-1885) cuando el Reino Unido y Francia convocaron a una reunión para dividirse (arrebatar) a África. A dicha conferencia asistieron: el Imperio Alemán, Bélgica, el Reino de España, Bélgica, Reino de Italia, el Reino de Portugal y el Imperio Otomano (hombres blancos, ricos y cristianos), además de los convocantes. Comenzaba el blanqueamiento de África, imponiendo las instituciones europeas en dichos continentes bajo la égida de terror y la muerte.
El blanqueamiento de África tuvo serias consecuencias. La primera, el robo descarado de las riquezas de las tierras subyugadas, la mano de obra esclava para extraer materia la materia prima del subsuelo, la imposición de una manera de gobernar ajena a la cultura de esos pueblos, así mismo, la exigencia de un idioma extraño y la sumisión a una religión foránea, bajo la excusa de la incorporación de los africanos al moderno proceso civilizatorio. Civilización o barbarie. La segunda, consecuencia de la primera, las cruentas guerras de independencia para sacar los blancos de los territorios usurpados. A los muertos ocasionado por el "proceso civilizatorio" se debe agregar los mártires que murieron cuando tomaron las armas para sacar a los invasores ricos, blanco y cristianos. Pero los blancos abandonaron África dejando otros rastros malignos, como fue la creación de nuevos países Omán, Kuwait, Arabia Saudita, los cuales servirían como vigilantes de los intereses de los antiguos amos. Todavía hoy África vive las consecuencias de la creación de países testaferros, así mismo, como la fundación Israel en Asia a costa de Palestina, cuyos gobernantes actúan como cachorros de los antiguos imperios. No hay ningún lugar del planeta que no se halla visto involucrado en el afán de los blancos de imponer su hegemonía a costa de la vida de millones de personas.
La actual guerra económica entre China y EEUU es una muestra del interés de los wasp de mantener el dominio asiático, sobre todo, en especial el mar de la China, donde se comercian miles de millones de dólares. Por esta razón USA se resiste al avance de la cultura China y rechaza el derecho del país asiático de que sus barcos naveguen y comercien libremente por lo que es su zona natural de comercio.
Los wasp se niegan aceptar que el multilateralismo acabó con la albocracia, que la hegemonía de los blancos impuesta bajo el régimen de terror desde hace siglos, ya finalizó. En esta era tecnológica existen, nuevos hombres y nuevos procedimientos capaces de contribuir con el desarrollo de otros pueblos sin someterlos a la explotación al ignominioso avasallamiento, tal como lo hace el FMI y el BM, y todas las organizaciones financieras internacionales en manos de los blancos, que lo que desean es apoderarse de las riquezas de los pueblos.
Sería deseable que los gobernantes de EEUU lean las recomendaciones de Jürgen Abermas el filósofo y sociólogo alemán, quien refirió: "Yo espero que EEUU abandone su actual unilateralismo y pase a integrarse al multilateralismo internacional". Lee que algo queda.