Transición de compromiso: La historia política

Lunes, 24/05/2021 04:15 PM

Después de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, la historia venezolana ha presentado síntomas variados, alentadores unos, desesperanzadores otros. Una lucha feroz entre democracia y dictadora en el orden político y una constante alternativa entre la pobreza y la riqueza en el orden económico. En 1936, la población del país alcanza a 3.364.347 habitantes. Petróleo, oro, hierro y otros minerales y política signan todo el tiempo contemporáneo. Especialmente el petróleo se convierte en el elemento decisivo de la economía y de la vida histórica del país. Pujantes obras públicas en determinados momentos; un Estado rico, poderoso, y una población con necesidades elementales. Grupos políticos enceguecidos por el poder y por el peculado y un pueblo ambicioso de prosperidad y de paz. La Venezuela contemporánea es un forcejeo entre las fuerzas más agresivas y los anhelos más sanos. Desde 1936 a 1945 se allana el camino, se construye una plataforma, se adereza la democracia; después del 18 de octubre de ese año un atolladero político, un continuo vaivén, una dictadora de variado signo se atraviesa en la existencia venezolana. Desde el 23 de enero de 1958 comienza la democracia representativa, que ha cumplido ya cuarenta años existencia. (hasta el año 1999).

El 17 de diciembre de 1935 murió de muerte natural –vejez y enfermedad– El general Juan Vicente Gómez, presidente siempre "constitucional" y auténtico dictador durante veintisiete años consecutivos. Su muerte ocurrió en la ciudad de Maracay, donde residía, si bien la capital continuó siendo Caracas.

El día 18, el general Eleazar López Contreras asumió el poder ejecutivo en calidad de encargado, previa la formalidad establecida en el artículo 97 de la Constitución de 1931 vigente: Los ministros del despacho ejecutivo en reunión especial escogieron un ministro, el de Guerra y Marina, para suceder al mandatario muerto. El Congreso ratificó la elección legítima el 31 de diciembre de 1935. De acuerdo con esa elección correspondía al presidente López terminar el período de Gómez el 19 de abril de 1936. Para la administración de 1936 a 1943 fue electo igualmente López, pero una reforma constitucional redujo el período a cinco años. Muy pocas veces en la historia independiente de Venezuela un presidente, electo de acuerdo con las leyes vigentes, gobernando de acuerdo con la Constitución, cumple su período legal y entrega el poder, pacíficamente, a su legítimo sucesor.

El fundador de la democracia: En efecto, si bien es cierto que el general López Contreras había servido durante los regímenes de Castro y Gómez, con cargos importantes, incluso el de ministro de Guerra que tenía a la muerte del dictador, su gobierno se realizó dentro de las normas cívicas. Estableció la democracia liberal, y la juricidad fue la característica sobresaliente durante los cinco años de su gestión político-administrativa.

En el orden político, el nuevo régimen inició una labor de transición de la dictadura a la democracia, tarea difícil, por cuanto los dirigentes políticos revolucionarios deseaban un cambio radical y violento. Se evitó esa reacción, pero al mismo tiempo se dio amnistía general, gracias a la cual los exiliados políticos regresaron al país, los presos salieron de las cárceles y el pueblo pudo manifestarse incluso con actos de dureza y anarquía como los saqueos y motines del 14 de febrero de 1936 y la huelga de los trabajadores petroleros desde el 14 de diciembre de 1936 hasta el 22 de enero de 1937.

El gobierno de López Contreras se, en líneas generales, sobre las bases políticas siguientes: 1) Creación de una ideología nacionalista, asentada sobre el culto a Bolívar y la exaltación de sus ideales; esta doctrina tenía por objeto evitar que se propagara y tomara cuerpo cualquiera otra ideología de procedencia extraña,, concretamente el nazismo, el fascismo o el comunismo. 2) Lograr una transición sin violencia desde el régimen dictatorial, que se había hecho tradición en el país, al régimen democrático preconizado por los sectores moderados y establecido en los países civilizados. 3) Libertad de prensa, de organización, libre ejercicio de los derechos y deberes. 4) Procedimientos legales en todos los actos de la vida pública, esto es, un régimen jurídico.

El equilibrio en la transición impuso, frente a los poderes positivos, las medidas que la oposición revolucionaria consideró arbitrarias y antidemocráticas. Para evitar una guerra civil o un caos en la vida nacional, el gobierno de López Contreras impuso restricciones de orden legislativo, judicial y ejecutivo.

Las medidas restrictivas, para conservar el equilibrio y salvar el ensayo democrático, fueron: 1) Una ley de orden Público que reglamentaba el inciso sexto del artículo 32 de la Constitución establecía en 1936. Ese inciso condenaba el comunismo y el anarquismo. 2) Disolución de los partidos políticos de izquierda, integrados por dirigentes marxistas; la Corte Federal dictó sentencia confirmatoria y sentó doctrina jurídica sobre el particular. 3) Decreto de expulsión de 47 dirigentes políticos, de acuerdo con el inciso sexto del artículo 32 de la Constitución. Algunos de los revolucionarios escaparon a la medida, haciendo vida clandestina; entre ellos Rómulo Betancourt, quien vivió tres años entre sus amigos, escondido de la policía, dirigiendo desde la clandestinidad el movimiento de oposición y organizando su Partido Democrático Nacional (1939).

El 21 de febrero de 1936, el presidente López expuso a la nación un programa de gobierno. En ese programa levantó prácticamente un censo de las necesidades del país, metódicamente expuesto, y el cual pudo servir de base no sólo para la gestión política y administrativa de su período, sino incluso para los gobiernos sucesivos hasta el presente. Se destacan en el programa los propósitos del régimen acerca de legalidad, higiene pública y asistencia social, vías de comunicación, educación nacional, agricultura y cría, política fiscal y política comercial, inmigración y colonización; es decir, la estructura de la nación , que estaba por realizarse. Aunque contó con la colaboración de hombres de talento y capacidad (Alberto Adriani, en Agricultura y luego en Hacienda; Arturo Uslar Pietri, en Educación), el régimen bolivariano de López no fue de realizaciones y reformas ingentes, sino de humanización de la política, de ponderado equilibrio de juricidad y asentamiento de la paz pública sin injusticias excesivas ni criminal represión. Su lucha contra el comunismo no fue exagerada con venganzas ni persecuciones inútiles.

El presidente cumplió su promesa: "En materias de política general, el gobierno tiene el firme propósito de hacer efectivo, por todos los medios que estén a su alcance por el ciudadano, el funcionamiento de un régimen de legalidad. La ley respetada por el magistrado y obedecida por el ciudadano, es la condición de todo pueblo libre." (Programa de gobierno.)

Por supuesto, que, aunque se intentaba establecer una democracia, el ejército continuó siendo en 1936-1941 el "sostén moral y orgánico del régimen". López dotó, tecnificó y educó al ejército, que durante el régimen gomecista tenía aún caracteres de mesnada, hasta el punto de que las tropas acantonadas en Maracay se destinaron durante años a servir de peones en las haciendas del dictador. La dignificación adquirida bajo la presidencia de López permitió una reconsideración por parte de la opinión pública, respecto a la apreciación del ejército venezolano.

En 1941 terminó el período constitucional del general gomecista Eleazar López Contreras. Su saldo fue positivo. Los venezolanos se acostumbraron a pensar por su cuenta; una oposición quedó formadas, para llamar la atención sobre los errores del gobierno; una convivencia y una conciencia ciudadana empezaron a tomar relieve. Las bases de la democracia se aseguraban al hacerse la elección constitucional de un nuevo presidente y entregar el general López, fundador de la democracia contemporánea en Venezuela, el mando en ceremonia republicana de alternabilidad. El gran escritor Mariano Picón Salas ha dado tanta importancia a la fecha, al año en que se cumplía el primer período de gobierno democrático, que publicó el libro para decirlo con anticipación; señala "1941 es por ello una cifra tan reveladora como lo fueron en el proceso de nuestra vida republicana 1810, 1830 ó 1858".

El propio Eleazar López Contreras hace una síntesis de su labor política: "Inicié mi gobierno dando libertad a millares de presos políticos, detenidos en cárceles y campamentos de trabajo; autoricé el regreso a la patria de todos los exilados, a quienes di la oportunidad de colaborar conmigo; inaugure múltiples obras públicas; permití la organización de sindicatos obreros y de partidos políticos; autorice la libertad de prensa y de palabra, y apoyé procesos eleccionarios, en los cuales triunfó la oposición en muchas oportunidades. Puse todo mi empeño en establecer un sistema totalmente distinto al régimen desaparecido, con todas las ventajas y privilegios de un gobierno democrático". Estas palabras están respaldadas por la historia, incluso en el acento personal –uso de la primera persona–, que demuestra el sistema presidencialista propio de la "constitución orgánica" de Venezuela. Venezuela vive y vivirá mucho tiempo del régimen presencialita. El economista marxista D. F. Maza Zabala expresa su opinión acerca del general López en este párrafo: "En verdad López Contreras, aunque fiel a Gómez como jefe militar y de gobierno, no era un gomecista en su modo de pensar sobre el país. Tampoco era, como se demostró en los hechos, un reformador profundo ni avanzado en lo político, económico y social. Era un hombre de transición, de compromiso, entre una situación de fuerza prácticamente absoluta y una salida progresiva a la democracia liberal burguesa moderna. En este sentido interpretó su función histórica, aunque fue restrictivo en los alcances de su acción y no estimuló la lucha popular que hubiese facilitado y abreviado la transición. Debe tenerse en cuenta que López cuando asumió la jefatura del gobierno no tenía experiencia del movimiento de masas ni de la lucha política pacifica, ya que habían transcurrido (en 1936) casi cuatro décadas de dictadura y eventuales aventuras armadas de tipo tradicional. La restringida participación del pueblo en la vida política fue la característica de este período que se extiende desde la muerte de Gómez a la caída del gobierno de Medina Angarita".

—Programas políticas venezolanas de la mitad del siglo XX.

—Eleazar López Contreras: El triunfo de la verdad. Documentos para la historia venezolana.

¡La Lucha sigue!

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