1, Mi querido amigo Alberto Hïjar me ha pedido que le aclare mi posición acerca de los gobernantes actuales de Nicaragua: Ortega y Murillo. Le he respondido que no son peores que cualquier gobernante yanqui o de otros países capitalistas. Le he dicho que desde 1979, al triunfar el sandinismo derrocando al asesino Somoza, los gobiernos yanquis, desde 1981 con Reagan, han querido enterrar la Revolución para seguir saqueando Nicaragua. Pero lo importante es que la petición de Híjar me ha impulsado a pensar en cuatro personajes de los que valen la pena hablar: Marx y Bakunin del siglo XIX y Castro y Chávez de los siglos XX y XXI.
2. Delos cuatro he hablado en varios artículos porque los dos primeros, sus teorías y planteamientos políticos, han estado en el centro de mis pensamientos; Castro y Chávez han sido en América los campeones de las luchas antimperialista y de las confrontaciones con los gobiernos invasores y guerreristas de los EEUU. Han batallado contra el imperio yanqui otros gobernantes como Salvador Allende en Chile, Evo Morales en Bolivia, Daniel Ortega en Nicaragua, Rafael Correa en Ecuador, Maduro en Venezuela, pero quienes han denunciado al imperialismo y han hecho llamados en su contra han sido Fidel y Hugo.
3. A Nayib Bukele –a pesar de gobernar un pequeño país de 6.3 millones de habitantes y ser tan miserable como Nicaragua- le he escuchado discursos condenatorios a EEUU y a la OEA, demostrado que son los principales culpables del atraso de Centro y sur América. No conozco sus relaciones sociales y casi nada de su ideología, pero parece tener mucha voluntad de defender a su pueblo. ¿O acaso nos engaña? López Obrador, el presidente mexicano –al tener colgada (por empresarios y yanquis) la "Espada de Damocles" sobre su cabeza- ha adoptado el camino del miedo que no lo diferencia de los gobiernos mexicanos anteriores.
4. En México sólo dos gobiernos confrontaron un poco con los EEUU: Lázaro Cárdenas (1934-40) que expropió el petróleo, y el muy desprestigiado Luis Echeverría Álvarez (LEA) (1970-76) a quien se le acusa de la "guerra sucia", de la represión y asesinatos del 10 de junio, y de impulsar mucha demagogia antimperialista hablando de la "apertura democrática" y del "Tercer Mundo". M e da vergüenza decir algunas cosas positivas de él por aquello del apellido (como su allendismo, su búsqueda de ser un "segundo cardenismo", su confrontación con empresarios de Televisa y de Monterrey, etcétera. Pienso que pronto se hará, o estará escondida, una enorme investigación que entre la basura, ubique en su justo lugar a LEA.
5. Se puede demostrar, uno a uno, que todos los gobiernos mexicanos sólo han sido agentes al servicio de la burguesía y del imperialismo; que en todos ellos se ha robado y asesinado a los mexicanos, pero LEA en su permanente búsqueda de la secretaría general de la ONU o del premio Nobel de la Paz, hizo muchas cosas, como dar asilo a perseguidos chilenos y argentinos por sus dictaduras. En 1973, en medio de su gobierno, mis compañeros espartaquista y yo –unos 50- fuimos detenidos, mal tratados y torturados por usar seudónimos en nuestra militancia y confundirnos con guerrilleros urbanos de la Liga 23. Pero LEA, aunque también se le acusó de ser miembro de la CIA, fu el único de los discursos antimperialistas.