1. Fui un asiduo lector del "El Viejo Topo", publicación española que consideraba hace unos 50 años la mejor revista de crítica marxista o anarco libertaria que entonces conocía. Tengo, en la parte de mi biblioteca que no está hoy conmigo, por lo menos 40 números, comenzando con el número uno. He buscado –para recordar- una crónica que habla de un inventado encuentro o reunión, en la casa de Marx, entre éste, Engels, Lenin y Trotski; he buscado el artículo para recordar y no he tenido la suerte de encontrarlo. Sin embargo no olvido que el escritor demostraba la rigidez y extremada seriedad de Lenin –que en ese momento sólo pensaba en la revolución-, frente a un Marx y Engels muy relajados y bromeando acerca de lo que se veía en el mundo. Trotski hizo las presentaciones y Lenin al fin de la reunión, un poco decepcionado.
2. Quizá en esa narrativa del imposible encuentro por cuestión de edades, se trate de entender la diferencia radical entre marxismo (esencialmente europeo) y leninismo (asiático predominante). En tanto Marx pensaba que en Rusia –como país semifeudal, no capitalista- sólo correspondía una revolución burguesa que desarrollara las fuerzas productivas y los medios de producción; Lenin al contrario, pensaba que había que tomar el poder –aunque fuera a nombre del proletariado- para desarrollar a Rusia con poder proletario. Por este problema también chocaron en Rusia los bolcheviques de Lenin y los mencheviques de Martov, Plejanov y el mismo Trotski, que repetían los argumentos de Marx. Lenin forzaba al partido y la Revolución. Incluso Rosa Luxemburgo critica a Lenin como "vigilante".
3. Recuerdo que el filósofo Althusser en su "Revolución teórica de Marx", cuando habló del "Marx joven", aún hegeliano, idealista, el de los Manuscritos del 44, que era libertario; sin embargo señaló a un Marx viejo, materialista, que hace sistema, desde la publicación del Manifiesto Comunista y trabajos posteriores. Sin embargo, desde su Miseria de la filosofía, donde critica al anarquista Proudhón, Marx comienza a tener contacto con el anarquismo y en 1864 estrecha su amistad con el libertario Bakunin alrededor de la Primera Internacional, aunque sus diferencias políticas eran muy grandes. Fue precisamente por esto último que la Internacional de los Trabajadores –integrada por delegados de unos 30 países representados- tuvo que dividirse abriéndole las puertas a la socialdemocracia partidaria en 1889.
4. Nunca hubo división de marxistas y anarquistas en la lucha social de los trabajadores; allí siempre marcharon juntos, aunque los anarcos fueron en la historia los más aguerridos. El problema entre ellos era el tipo de sociedad que buscaban construir. Los marxistas querían construir un partido político, hacer una revolución contra el capitalismo e instaurar un poder y un Estado proletario o de los trabajadores. Los anarquistas decían: nosotros queremos hacer un revolución de los trabajadores y después de ella -sin partido y sin Estado de dirigentes o gobierno de minorías- instalar comunidades en la que los trabajadores mismos se autogobiernen y repartan ellos mismos –buscando equidad e igualdad- el producto de su trabajo. A partir de estas ideas centrales, marxistas y anarquistas chocan.
5. Los marxistas acusan a los anarquistas de querer instalar la igualdad en una sociedad donde todavía hay jerarquías muy declaradas que necesitan un periodo largo de socialización y educación ideológica. Los anarquistas dicen que los partidos políticos son el germen, son las minorías políticas que se adueñan del gobierno o Estado autoritario y despótico, dando para ello muchos ejemplos; los marxistas –se señala- han ocupado gobiernos en muchos países y no han podido consolidarlos. Los anarquistas nunca han tenido partidos ni ocupado gobiernos porque no es parte de su ideología. Ellos viven en el movimiento social y lo único que buscan es el desarrollo masivo de la conciencia de lucha que lleve a la destrucción de la sociedad capitalista y a un gobierno autogestivo, directo, de los trabajadores