Para Maduro se descoloniza, socializa y revoluciona en la pura imaginación y cambiando de nombre

Lunes, 02/08/2021 03:40 PM

En la IV República, adecos, urredistas, copeyanos, etc., llegados al gobierno, al simple control de un organismo del Estado, lo primero que hacían era cambiar los colores usados por el funcionario anterior. Así, los adecos, privilegiaban el blanco, los copeyanos el verde y los urredistas lo amarillo en cualquier cosa que pudieran repintar. Esa era la idea del cambio que tenían y lo único que cambiaban porque seguían haciendo las mismas vainas.

Al hablar de este asunto, de la idea del cambio que en Maduro prevalece, aunque al inicio aparezca extraño y hasta una loquera, algo como metido a juro, sólo por joder, hablaré de Aurora Morales. Y lo haré, primero, porque ella, ayer martes, siendo entrevistada por Vladimir Villegas, se desbordó en elogios para el presidente y dijo cosas como quien piensa que eso nadie lo cree, no lo percibe, pero se manifiesta como testigo, que puede dar fe que todo es distinto a como mucha gente cree. Como quien diga a su acompañante, "allí donde tú la vez, fea y deslucida, es bella; solo se deja ver así para que la gente crea. Su humildad es tal que le apena exhibirse como es."

Al parecer, Aurora Morales piensa que la cultura de un hombre es fácil esconderla todo el tiempo, como que lo contrario puede hacerse de la misma manera. Y, además, pareciera juzgar que, entre los venezolanos eso de mirar a fondo, detrás de lo que parece, no abunda. Como si los demás, quienes miramos, escuchamos y leemos, no tuviésemos suficientes elementos y capacidades para evaluar. Habló como el típico o típica política en campaña, dicho así para no herir la abundante sutileza de ahora.

Aurora Morales, si mi memoria no es mala y no sería extraño lo sea, por mis 83 años, que no es poca cosa, fue dirigente o mejor, miembro de la dirección Nacional del MIR, en la segunda etapa, es decir, después de 1973. Y esto lo prueba el hecho que, según como está ahora, es una "carajita", si la comparan conmigo, que fui de los fundadores en 1960 y siendo de la juventud. No llegué a conocerla personalmente, porque en esa época, 1973, estaba yo concentrado estudiando y un tanto alejado de la política, pero si mantenía mis contactos con gente como Simón Sáez, Moisés Moleiro, quienes me visitaban o nos encontrábamos, cuando alguno de ellos llegaba a Barcelona y yo le buscaba en Caracas para saludarles y enterarme por boca de ellos de lo que me interesase saber, pues eran viejos y entrañables amigos de los tiempos difíciles, "cuando había que correr duro" y ellos me hablaron de Aurora Morales y siempre de manera muy elogiosa. De la misma manera que lo hicieron de Eduardo Semtei y Carlos Raúl Hernández.

Por eso, al ver por primera vez aquella dama que entrevistaba Villegas, cuyo nombre aparecía debajo de su figura, me pegué al televisor a escucharle, por los viejos recuerdos, sobre todos de los amigos que nombré. Y, me impactó, como Aurora Morales, intentaba convencer a los televidentes que Maduro no es ese a quien uno oye a cada rato por televisión sino otra cosa. Hay otro Maduro que, al parecer, ella conoce y uno no es capaz de percibir detrás de los entretelones y enredos verbales o comunicacionales.

Como lo que percibo, desde mi perspectiva de viejo maestro que, por lo menos cree aprendió a medio evaluar, no coincide con lo dicho por Aurora Morales. Y me incomodó, más porque no hacía mucho tiempo, quizás unas pocas horas, había escuchado a Maduro referirse a lo de la descolonización de una manera que contradecía el juicio de la exdirigente mirista.

Esta mañana, hablando con mi compañera de lo referido hasta aquí, esta me informó algo que se dijo antes me sentase a escuchar la entrevista por Villegas; y es que esta aspira a la gobernación de Miranda y eso implica disputarle el cargo a un personaje que goza de un enorme respaldo del cogollo; está entre aquellos que se creen y les tienen como heredero. Pensé entonces y eso dije, que siendo Aurora Morales lo que me decían unos carajos amigos, mis panas, como fueron Simón, Moisés, competentes para evaluar y poco dados entonces a ser indulgentes y hacerlo mal, se trataba de un comportamiento como natural; pues decir lo contrario o asumir una actitud evasiva al hablar de las cualidades del presidente era un perder de antemano las elecciones y lo peor, hasta de forma tan fea como para quedar fuera del equipo.

Y es que Maduro, cada vez dice cosas y se mete en asuntos que le hacen quedar mal. Claro, él de vez en cuando cuida las formas, es sensato, como que antes de sentarse frente a la cámara lee alguna cosa relacionado con lo que debe hablar y muestra cierta coherencia y hasta conocimientos. Ese es un viejo truco que ya antes los griegos conocieron. Pero otras veces se le enreda el yoyo y dices cosas muy propias de él, que hablan con verdadera propiedad de lo que es.

Como dije, unas horas antes, escuché a Maduro hablando de Caracas y su historia. Hizo referencia al nombre de la ciudad Capital, que al fundarla se le llamó Santiago de León de Caracas. Y mostró su disgusto se le llamase así, con el nombre del Apóstol Santiago, exmilitar español y el apellido del entonces gobernador de la provincia. Es decir, el nombre Caracas, inherente a los pueblos indígenas del área, se mezcló con el de aquellos españoles. Por lo que se manifestó contrario que a la ciudad capital, así se le siguiese llamando. Y después de hablar de ese caso y otros, dijo como le es habitual, palabas más o menos, "Ernesto Villegas, hay que descolonizar y para eso cambiar todos los nombres que sea menester".

Cuando Enrique Dussel, hace cosa de un año y medio o dos, estuvo por aquí con su prédica de la descolonización, el eurocentrismo, lo que entronca con la lucha contra el imperialismo, Maduro como respuesta, lo propio de un burócrata, le asignó a Villegas, Ministro de Cultura, la función "de descolonizar a Venezuela", como quien le encarga a uno un mandado a la bodega o cree que es como fundar un organismo que recoja "los desechos sólidos", lo digo así porque la palabra basura es como demasiada amplia y extensa como la sabana.

Año y medio después de eso, y no es por la pandemia, no es que no se haya hecho nada, y es natural porque es un asunto tan complicado y exigente como cambiar la sociedad, sino que de eso ni siquiera se había vuelto a hablar; pues hasta el mismo Dussel, no recuerdo por qué, volvió y de eso nada dijo.

Pero Maduro, de repente, y sin duda por no haber tenido el guion a mano, se le ocurrió, como es habitual en él, como decimos los cumaneses, "meter su cuchará", le envió aquel mensaje a Villegas, tal si descolonizar es tan simple como cambiarle los nombres a las plazas y avenidas. Pareciera creer, como aquellos del cuento de Semana santa y la prohibición católica de comer carne que echó Vladimir Acosta, del cochino que llamaron Chigüire, para engañar al cura y, quienes, a una arepera o la empresa distribuidora de gas doméstico, propiedad del Estado, llamaron Socialista para que uno creyera.

Abordar el tema de la descolonización, eurocentrismo, buscar eso que Enrique Dussel llama la descolonización no es un simple asunto de cambiar nombres, sino una tarea de gran dimensión que pasa por revisar los programas escolares, la visión eurocentrista que prevalece hasta entre historiadores y multitud de cosas tan complicadas como hacer el socialismo. Esto del eurocentrismo, que es un derivado de la colonización, es tan complicado que hasta al mismo Marx afectó y explica en buena parte sus errores en "Bolívar y Ponte", pese usted lea a uno que otro que eso niega.

Estoy por lo de la descolonización, como por ejemplo abordar la historia de la humanidad desde la perspectiva eurocéntrica que ignora a los pueblos originarios de América, pero me daría una enorme "calentera" que, al río Manzanares, ese que divide a mi Cumaná en dos, le quiten ese nombre, porque vino de España y le pongan otro. Más cuando eso nada cambiaría y peor si lo dejan se siga muriendo por el abandono y la decidía. Tendría entonces que admitir que, por disposición del Estado, me cambien el apellido y hasta el nombre.

Y, entonces, quien aborde lo de la descolonización de manera tan simple y hasta cómica, deja mucho que pensar y eso no es todo, hay mucha tela que cortar.

*Por cierto, ¿Habrá que decir después de aprobada la "Ley de lenguaje inclusivo", dirigente y dirigenta?

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