Diálogos en México, fe en la democracia y el progreso

Jueves, 19/08/2021 05:05 PM

"Es esencial darse cuenta de que no hay que soñar con otra sociedad, sino entender que vivimos la gran aventura humana y que el camino de cada uno está dentro de uno más grande e incierto" (Edgar Morín, "La gran aventura humana" en La Jornada, lunes 5 de julio de 2021).

Alguna vez hemos leído un librito de José María Diez-Alegría, si no recordamos mal, u otro teólogo progresista español titulado Diálogos de Gredoso o de El Escorial. Lo cierto es que, según recordamos brumosamente, versaban sobre ecumenismo religioso, la riqueza cultural de la fe cristiana en tradición católica, pero vivida más allá de los fundamentalismos, sino guiados por la convivencia ciudadana y la promoción humana acompañada por el progreso científico-técnico en la modernidad occidental, como suele proponer las Naciones Unidas.

Con lo cual se hace un guiño a toda la ciudadanía global con fines de hacer a un lado largos conflictos de diverso tenor: religiosos, políticos y económico-culturales, entre otros que, del más remoto ayer al día de hoy inmediato aquejan al hombre y la mujer; pues nos hemos despellejado terriblemente. Sin apenas advertir que el diálogo, la fe en la democracia y el progreso nos abren a un mundo nuevo que puede ser mejor. Aunque sea un asunto harto complejo, pero es una cosa que podemos entender mejor hoy en el marco de lo que se ha denominado la interculturalidad.

Así, en Venezuela nos hemos caído a trompadas los llamados chavistas y opositores ya por más de 20 años, tanto de forma real como simbólica, sin apenas advertir las consecuencias de semejante apuesta. Se ha convocado viejos imaginarios en que el combate es a sangre y fuego en campos de batalla que hemos visto cuando mucho sólo en libros escolares en las aulas de escuelas y liceos creadas por los diversos ensayos de ejercicios del poder democrático, con episodios mal leídos y con lecciones de moral y cívica precariamente asimiladas.

También, mire Ud. por dónde han derivado en su insensatez, muchos como si eso se tratara de contratar artistas de espectáculo circense, han pedido que nos invadan ejércitos extranjeros. Todas cosas extravagantes que hasta un "presidente encargado" lograron apostar en alguna plaza incidental y asomarse en las redes sociales y que, cosas de las postmodernidad será, han tenido tal poder real que lograron apropiarse de los activos de la república en el extranjero: Monómeros, en Colombia, el oro en bancos ingleses, una filial de PDVSA en Estados Unidos, sus líderes se han hecho supermillonarios, además de una batería de "sanciones" a altos jerarcas del gobierno bolivariano que "misteriosamente" se han traducido en bloqueos a las cuentas de la república y ruina para todos.

En ese sentido, la oposición política venezolana más "radical", así llamada, en el fondo se debe sentirs profundamente orgullosa. Ha sido especialmente exitosa en el campo de la economía, el ataque a nuestro signo monetario ha sido certero, generar los factores que permiten la hiperinflación, volver añicos la confianza en el país, cuestión que requiere siempre la inversión extranjera; asunto en la que ha contado con la muy activa participación del gobierno nacional, sobre todo de los poco visibles, pero nunca efluvios metafísicos enchufados y corruptos de toda laya, civiles y militares, nacionales y extranjeros.

Así hemos llegado al tremedal en que se ha caído en los últimos años cuando los trabajadores tenemos muy precarias condiciones sociales y salariales, empeorada por esa plaga del demonio que ha sido esta pandemia "mundial", prendida las alarmas gobierno y oposición han venido acordando ciertas cosas.

Primero cierta cooperación en el campo de la salud y la salubridad, según noticias aisladas de los medios de comunicación, después "la mesita" logró acordar y ahora tiene participación en la Asamblea Nacional. Segundo, toda esa punta de tarambanas que como trabilla de lobos negros se disputan el poder en Venezuela han logrado que muchos de nuestras familias emigren a otros países donde ahora, gracias a Dios, trabajan humildemente; por fin lograron, lo que hemos llamado "Los diálogos de México" y según cocinaron ya un pre-acuerdo, ese que se ha visto y leído mínimamente en las redes sociales, alternativa casi única de que disponemos ya en Venezuela porque la otra sería la guerra civil, que ya le hemos visto asomar la cara "Severa" y no nos ha gustado, como cantaba un salsero del pasado contemporáneo.

Estaríamos hablando de una nueva época para Venezuela, la creación de un nuevo consenso social y político, en el marco de transmodernidad lo cual es un nuevo desafío para la gobernanza, por lo que tampoco sea cuestión de echar las campanas al vuelo pues como señalara recientemente el humanista Edgar Morin (Francia, 1921) en el homenaje en honor a sus 100 años de vida:

"… la posibilidad de que la crisis de la democracia nos esté llevando a países neo autoritarios, sistemas tan complejos en que sólo un partido como en China, sino todas las posibilidades de vigilar con máquinas, cámaras y teléfonos. La sociedad de la vigilancia y su sumisión. Eso se puede considerar como neo totalitarismo" (Edgar Morín, 2021, lunes, 5 de julio. La Jornada.com.mx).

A continuación, acota el creador de la noción llamada complejidad que: "Es esencial darse cuenta de que no hay que soñar con otra sociedad, sino entender que vivimos la gran aventura humana y que el camino de cada uno está dentro de uno más grande e incierto" (ídem).

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