¿Por qué de Maduro se distancian tanto la izquierda como el progresismo de América Latina? Respuesta a Flavia Riggione

Lunes, 30/08/2021 01:50 PM

Flavia Riggione, es una bella dama, docente universitaria, que escribe y publica por Aporrea. Desde lejos, pues no he tenido el placer de conocerle personalmente, la percibo así, bella; en todos los sentidos. Me parece un ser humano de mucha sensibilidad y hermosura. Y por todos esos bellos atributos, muy frágil. De eso bellos seres humanos que se entregan por lo que creen una bella causa.

De eso sé bastante porque, tuve la obligación de ser joven y formado en un ambiente sano, de gente dada a la entrega y la solidaridad sin esperar nada a cambio. Y sé bastante también, porque he vivido lo suficiente, como que ahora tengo 83 años, que gente como esa todavía abunda, pese las crueldades y el oportunismo que prevalece en el mundo capitalista y más en el nuestro, donde abunda la miseria material que deshumaniza por demás.

Comienzo este trabajo mencionando a Flavia Riggione, porque ella tuvo la gentileza de enviarme un correo donde hizo comentarios sobre mi trabajo anterior, publicado en Aporrea, sobre las declaraciones de Lula Da Silva, el expresidente y líder del Partido de los trabajadores de Brasil, en las cuales, intentando calificar a Bolsonaro, marcó distancia, de manera muy significativa con respecto al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

Resulta que, en mi trabajo, quise llamar la atención, al universo de revolucionarios, patriotas, progresistas, antiimperialistas, socialistas, nacionalistas y toda la gente buena que piensa lo mejor para su país, nuestro país, como en Latinoamérica, las vanguardias, quienes están en el gobierno, como en Argentina, Bolivia, México, Perú o liderando el movimiento popular desde la oposición, cual es el caso de Chile, Ecuador, Colombia, no se muestran muy afectuosos y solidarios, de manera muy particular, con el presidente Maduro.

Le miran con desconfianza y como quien hace lo indebido. Tanto que, aparte de los calificativos y rechazos expresados tantas veces y por muchos, Da Silva ha dicho que "Bolsonaro es peor que Maduro", lo que significa que, a este valora muy mal, pero agrega, "Yo no defiendo qué hace Maduro o qué deja de hacer." Deja muy claro, mejor ni un gallo, que evalúa mal, muy mal, al presidente de Venezuela y no quiere le asocien a él.

He leído gente que al intentar explicar eso dicen que quienes así proceden, intentan ganarse la aceptación de la derecha. Es decir, Lula intentaría ganarse a la derecha brasileña con el distanciarse de Maduro. Sin pensar que el discurso del progresismo en América Latina, por hablar de este espacio, para ganar elecciones o aceptación cuantitativa, no tiene que estar ni está dirigido a la derecha sino al movimiento popular. De donde, para ser coherentes, habría que admitir que se piensa que, dentro de este, el presidente venezolano no es muy bien visto. ¿Cuál es la razón? ¿El imperialismo ha impuesto esa lectura en América Latina? ¿En que se ha fundamentado para eso? ¿Es cierto que todo ese inmenso universo popular de inconformes que mueve a colombianos, chilenos, peruanos, argentinos, bolivianos, que pide procesos constituyentes, se manifiesta contra el neoliberalismo y el FMI, está ganado por la prédica gringa? ¿No es algo difícil de digerir?

Son preguntas que hay que responder.

Si Lula, Pedro Castillo, Gustavo Petro, Mujica, el progresismo todo del continente, para ganar adeptos, partidarios, pues eso es lo que busca en las campañas electorales, se sienten como obligados a distanciarse de Maduro, no es por ganar indulgencias con la derecha, sería más bien con las multitudes que votan, con sus pueblos.

Tampoco creo sea válido se alegue, como ya se anda diciendo de manera muy enfática y también velada, se trata de una treta para ganar indulgencias con el imperialismo y, en casos extremos, que siempre aparecen, simplemente quienes se distancian de Maduro, son simples agentes del gobierno de USA.

Pero Flavia Riggione, me ha dicho, "Yo, por mi parte, estudiaré y analizaré qué está sucediendo a nivel de américa latina y el mundo, sobre este descarado, ignominioso olvido que quieren darle a Chávez y el chavismo."

A ella, que es inteligente y hasta partidaria del presidente Maduro, el tema le mueve a preocupación tanto que dice estar dispuesta a estudiar y analizar lo que "está sucediendo".

Y dijo además "Es demasiado importante, no se debe dejar así, hay que reclamarlo, protestar, en defensa de Venezuela y lo que se ha logrado con la revolución."

Por mi parte, en mi artículo anterior, titulado "¡Tremenda trasnochá se echó Lula! Manda lavarse el paltó a Bolsonaro, mientras se deslinda de Maduro", dije "¿Por qué ese sentimiento tan extendido en el liderazgo del progresismo y hasta izquierdismo latinoamericano con respecto a Maduro?"

https://www.aporrea.org/internacionales/a305399.html

Y agregué "Esta interrogante me ha estado desafiando por tiempo. No se puede explicar en el simplismo que quienes hacen aquellas declaraciones o asumen posiciones un tanto inamistosas o demostrativas de poco afecto y hasta solidaridad con el gobierno venezolano, salvo lo relativo al no injerencismo, la soberanía, obedecen a órdenes del imperialismo. Y no es posible hacerlo, porque esto último denunciaría lo impropio de la acusación."

Percibí en esa manifestación de Flavia que había logrado, por lo menos en ella y quizás en muchos, en buena parte, mi deseo, mi objetivo, de entusiasmar o preocuparse por este asunto.

Esas respuestas que ya surgen como que, quienes se asumen distantes de Maduro le hacen el juego a la derecha y al imperialismo y otros que tal distanciamiento no existe, pues lo dicho por Lula que "Bolsonaro es peor que Maduro y no apoyo a Maduro por lo que hace o deja de hacer", lejos de ser una toma de posición distante del presidente de Venezuela, es todo lo contrario, de solidaridad y afecto, no pasan de ser explicaciones tontas e infantiles.

Partidarios de Maduro, en la página Aporrea, ofrecen interpretaciones que se contradicen, porque sólo priva en ellos el deseo, por encima de todo, se les lea defendiéndole; ese pareciera su único interés.

Señalé, además, como aquellos mismos personajes que, en su discurso enfatizan su distancia – sigo usando la palabra de manera deliberada para no pecar de exceso – del presidente venezolano, no hacen lo mismo frente a Cuba o Nicaragua. Pudiera entender que se siente simpatía por los procesos de ambos países o que, en sus espacios, en el resto de América Latina, en los pueblos, que forman la masa de votantes, que es como ya dije, el apoyo que se trata de ganar, no hay una mala imagen de aquéllos. ¿El imperialismo no se ha ocupado de difamar a Cuba y Nicaragua en esos espacios? Es muy poco creíble.

Cuba y Nicaragua, esto es bueno tomarlo en cuenta a la hora del análisis, ahora están en el centro del debate, por las elecciones que se avecinan en el país centroamericano y las distintas formas de protestas que se están produciendo en la isla antillana.

Es absurdo insistir o venderse así mismo la idea que Lula, Castillo, Petro o quienes impulsan las luchas en Chile y hasta entre quienes ahora gobiernan en Bolivia, toman esas posiciones ante nuestro gobierno por complacer a la derecha y hasta aquietar al imperialismo. La diplomacia y los diplomáticos están obligados y hasta entrenados para decir las cosas en concordancia con eso que llaman la "habilidad política"; Salvador Allende solía hablar de dejar esas cosas a la "muñeca". En Cumaná dirían, "hay que aprendé a hablá con media boca". Esas enfatizaciones, por lo general, es lo habitual, se usan para que los mensajes lleguen claro a sus objetivos, porque eso es justamente lo que quien las produce siente y quiere, ser claro y preciso. Cree, eso lo conviene y le hace falta.

Me alegré haber puesto a Flavia y quizás a otras buenas y honradas personas como ella, a cavilar ante ese preocupante asunto y no darse y hasta intentar dárselas a otro, respuestas complacientes, como para ganar indulgencias y lejos de ayudar al debate, acercamiento y hasta encontrar los motivos que eso pudiera generar y, en consecuencia, ponernos en la búsqueda de los espacios para encontrarnos todos, hasta con aquellos compañeros de Latinoamérica que se distancian, solo consiguen ahondar más las diferencias.

Pero mi amiga Flavia, me ha dicho, con evidente preocupación, como ya dejé constancia, que ella se dispone a informarse en detalle, "sobre este descarado, ignominioso olvido que quieren darle a Chávez y el chavismo."

Mi suegra, en estos casos, solía decir, "Allí es dónde o cuándo los piojos llegan al peine y la rana echa pelos".

Flavia, inteligentemente y dada su formación académica, no se conforma con darse una explicación complaciente, sino todo lo contrario, intentará encontrar la punta del ovillo.

Pero Flavia pudiera estar confundiendo los planos, los tiempos y los personajes. No creo que, ninguno de esos que se distancian de Maduro, como Lula, esté en eso que cree la exquisita compañera Flavia. Ellos mencionan a Maduro y se refieren a este momento de la historia de Venezuela. El sólo hecho que se manifiesten antiimperialistas, solidarios con los pueblos de América Latina, en defensa de nuestras soberanías, por los intereses de las clases explotadas y que, hasta el mismo Pedro Castillo, prácticamente haya declarado la muerte del "Grupo de Lima", revela que siguen solidarios a lo que el comandante Chávez tuvo como metas de sus luchas.

No hay en ninguna de esas declaraciones, toma de posiciones, expresiones específicas, nada que aluda a Chávez ni su tiempo. Se refieren al ahora y al presidente Maduro.

De manera que, no es saludable, no ayuda al movimiento popular y las luchas de nuestro universo latinoamericano, al momento de abordar sus discrepancias, diferencias, confundamos los planos y las personas.

Mi amiga Flavia, de muy buena fe, de esto estoy seguro, no se engaña con la lectura, según la cual tal distanciamiento no existe. Al contrario, lo reconoce, admite, solo que lo asume como si fuese "un ignominioso olvido que quieren darle a Chávez y el chavismo".

Justo por esto último y por el respeto que siento por Flavia y por los miles de personas buenas, llenas de hermosas y bondadosas aspiraciones que, como ella, existen en Venezuela y América Latina, y no se dan respuestas elementales e inmediatas, sino que ella se propone estudiar, pensar para desenredar el ovillo, quiero terminar haciéndome y haciéndole esta interrogante, para que la incorpore al trabajo que se propone:

¿El gobierno venezolano, su presidente, partido y sus políticas de ahora, se pueden considerar, sin ser demasiado estricto, una representación, continuación fiel, entendiendo esto de la fidelidad de manera dialéctica, del pensamiento y los proyectos de Chávez? Luis Britto García, leyéndole hasta entre líneas, alimenta mis dudas

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