Psuv, era post Chávez, gran salto cualitativo, de la mortadela a los “coñazos”, como sacaron a Samán

Miércoles, 08/09/2021 02:26 PM

Chávez, aquel 4 de febrero, imbuido un poco por el espíritu de una izquierda anquilosada a la que estaba, aunque fuese sutilmente, vinculado, entre otros por su hermano Adán, quiso "asaltar el cielo" y se levantó en armas, sin cuidar sus relaciones con las masas, esas que habían hecho temblar al gobierno de Pérez en aquel acontecimiento trascendente que se llama el "Caracazo", dado que sus aliados, en el frente civil no arrastraban a nadie, no tenían organizado nada, salvo un deseo enorme de llegar donde les pusiesen, se lanzó a una aventura entonces desolada y terminó su gesta diciendo unas palabras como mágicas y hasta premonitorias, como aquello de "Por ahora", que parecieron abrirle todas las puertas de la conciencia y casas del pueblo venezolano.

Su gesto "solitario", sólo respaldado por el pequeño grupo de audaces compañeros de armas, sorprendió a la multitud que se quedó mirando aquello paralizada y sin comprender de dónde venía y menos hacia dónde iba. La experiencia, al pueblo, le había enseñado que, esos golpes militares en toda América Latina, generalmente, por no decir siempre, estaban destinados a montar dictaduras de derecha, al servicio de EEUU, cuya función principal era someter a la población, negar toda libertad y hasta multiplicar el hambre. No hacía mucho tiempo atrás, Pinochet había derrocado el gobierno de Allende y montado una cacería contra todo aquel que reclamase todo derecho, de hablar hacia adelante.

Fidel Castro mismo, quien mantenía unas estrechas, muy cordiales, relaciones con el presidente Carlos Andrés Pérez, a cuya toma de posesión asistió como invitado muy especial, no dudó ni un momento, antes que ningún otro gobernante, en condenar aquel golpe contra la democracia venezolana. Y uno, que valoraba muy mal a aquel gobierno por sus anunciados y ya en movimiento planes acordados con el FMI, más no partidarios de golpes de Estado, por lo que ya hablamos de la vieja experiencia, se quedó con la boca abierta en los inicios, pero si impactado luego por aquello del "por ahora" y el inferior rango de todos los alzados. No parecía un golpe clásico, de esos que dan las altas cúpulas militares, sino una rebelión de los de abajo; pero eso lo supimos, valoramos después de develado el golpe. Pero cuando los más conscientes empezaron a pensar de esta manera ya todo estaba sofocado; los alzados en prisión; Pérez y Castro, se habían comunicado y dichas las palabras del ritual.

Chávez estuvo meditando; en Yare, habló con mucha gente, más allá de aquel círculo anquilosado, de pequeños grupos asociados a los últimos guerrilleros, pero que a él se adhirieron como insectos a la piel. Por aquella nueva gente, entre quienes hubo grandes pensadores, con una visión rica y diferente, terminó por aprender, percibir, que había un espacio grande en la lucha legal y electoral, más por lo que, lejos y hondo, había llegado aquello del "por ahora". Y, a unos pocos de los anquilosados convenció le acompañasen en la nueva aventura y a los otros, casi les obligó, no quedándoles otra alternativa, le siguiesen y fue aquello, como un primer e importante cambio cualitativo.

Y Chávez ganó la presidencia. Y hubo el Chávez del "Oráculo del Guerrero", el hijo de Miquilena, el de la "tercera vía" de Tony Blair, hasta que, llegado al pie de una cuesta, empezó a subir con energía hasta llegar a ser partidario del socialismo del siglo XXI, uno que no cayese en las aberraciones de lo conocido, seguidor de Gramsci y hasta Marx. Lo que significó, no ya un cambio sino un enorme salto cualitativo. Y emergió el Chávez que, dentro de las anteriores definiciones, "descubrió" aquello empataba dialécticamente con Bolívar y la Patria Grande. Y, con Chávez, siguieron los cambios cualitativos y aumentando el valor, compromiso, significado de las metas y las consignas.

Y, por todo lo que hizo, "murió" Chávez. Las comillas tienen un significado doble. El primero es porque, pudiera no haber muerto sino está sembrado en la conciencia de mucha gente. Porque, es bueno saber, que no todo muerto está sembrado. No a todo muerto es aplicable esa como creación poética. Hay muertos, son la mayoría, que lo están de verdad y de ese estado no los saca nadie.

Chávez, si pudiera estar sembrado. Pero las comillas también se justifican porque todavía subsiste la duda que a Chávez pudieron haber asesinado o para mejor decirlo, inoculado una enfermedad para sacarle del medio, por el peligro que significaba, no por Venezuela, sino el que estaba expandiendo por toda América Latina, la idea que había que volver a Bolívar, asociado a la idea socialista. Estaba uniendo al continente e impactando a las masas y convertido en una referencia. Eso lo hizo peligroso y un objetivo a ser eliminado. No cualquiera se hace "merecedor de ese honor".

Muerto Chávez o mejor sembrado, en unos germinó y en otros empezó a morir, como mis matas de ají dulce, que mueren al empezar a cargar por las plagas y falta de abono, empezaron otros cambios cualitativos les llamaría yo y bastantes en medición cuantitativa. Los "escuálidos", aquellos que Chávez así llamó por estar poco acompañados, por tanto errar o equivocarse, continuaron "aumentando" su soledad y los suyos, o quienes fingían serlo, empezaron a dividirse y distanciarse. Unos cuantos se fueron por haber hecho negocios sucios, pues estos, son como demasiado previsivos, se van antes que los echen o se quedan agazapados y otros fueron echados por discrepar. Los más y hasta mejores, se han ido quedado a un lado en el camino, viendo al tren cambiar de rumbo. Hubo y hay pues cambios cuantitativos, disminuyen los números y cambios en la ruta, que son estos los cualitativos.

Y el socialismo del siglo XXI, ese que no logramos saber exactamente en que consistía, porque las ideas se fueron disolviendo y hasta echaron a volar, tal como llegaron, fue postergado y puesto en un viejo y mohoso archivo, en espacio oscuro, como para que allá nadie lo encuentre.

La lucha por la subsistencia, asirse al poder, defenderse y cuidarse de la amenaza horrible que implica una oposición feroz, fascista, una jauría, las usuales prácticas de los habituales ejércitos invasores, los efectos reales de una guerra no convencional, trajeron otros cambios y nuevas alianzas. Porque, así como se ha ido mucha gente que antes estuvo en los puestos de mando en los diferentes niveles, llega otra con nuevas intenciones y ambiciones. Y esto trajo otros cambios.

Entonces el socialismo de siglo XXI, con toda la carga de ideas novedosas que se intentaba adosarle para hacerle realizable y realista, se fue modificando con los nuevos actores. Pero estos, no trajeron nada nuevo, sino lo que antes ellos mismos o sus ascendientes practicaron en sus viejos espacios, como eso de "enriquecer el pensamiento y el fervor de las masas", llevándole a sus casas mortadela. Una práctica frecuente, aleccionadora y enriquecedora nacida en AD, con aquello de los sacos de cemento, cabillas y planchas de cinc. Esto de la mortadela es algo más a tono con los nuevos tiempos, más ligera, pues como las redes llevan el mensaje a las manos del receptor, la mortadela en carretilla, de las del candidato al elector. Todo un cambio cualitativo para buscar uno cuantitativo, más masa o votantes. Antes habían comenzado con los Clap y los bonos, aprovechando el ingenioso y plausible mecanismo del Carnet de Patria.

Atrás quedó aquello viejo del mensaje muy intelectualizado, "anquilosada práctica" de la izquierda y de los "ociosos" que quieren cambiar el mundo, empeñados en que la gente aprenda, se vuelva cuestionadora y exigente. Y por eso, a gente como Pascualina Curcio, Boza, Valdez, María Alejandra Díaz, que no se van porque no tienen nada que esconder, pero quieren seguir con aquella vieja cantaleta, hay que meterla en un corral o hacer lo que sea necesario para que se vayan; de la misma forma como se fue Samán y se acabó por completo con aquello incómodo del Polo Patriótico.

Es decir, ha habido todo un cambio cualitativo en el Psuv, pero cuando uno lee las cifras del CNE, que hablan de triunfos, encuentra un significativo cambio cuantitativo o una tendencia al escualidismo. Porque los cambios cualitativos y los cuantitativos suelen encontrarse.

Pero la vida es por demás rica y sorprendente. Nacen y se crean formas para atraer y pegar como las antes mencionadas y hay y nacen nuevas para derrotar al enemigo. Las formas anteriores, las de difundir ideas nobles, eran buena manera para atraer a la gente y había razones para esta atraerla, porque, por ejemplo, por el socialismo y más ese del siglo XXI, era vital ganarse el apoyo, sino de todos, si de casi todos. Porque no era sólo por el voto, sino porque sin ella, su concurso y trabajo entusiasta, no es posible que esa meta se logre.

Pero los cambios. ¡Qué vaina con los cambios! Se perdió la fe en las ideas, en el apoyo entusiasta de la gente, se optó por la mortadela, que poco induce a la creatividad y la grandeza, pero por lo menos, aunque sea uno o dos días le daban de comer a la gente y ahora, en ese incesante caminar del planeta, de dar vueltas, revolver todo, aparece un nuevo proceder, como más impactante y efectivo, "sacar a coñazos de las instituciones a todos los escuálidos".

Ya no se trata de convencer con ideas, comprar o engañar con mortadela, sino sacar del medio a todo aquel que discrepe. Y al primero que, al parecer sacaron a "coñazos", fue a Eduardo Samán en la carrera por la Alcaldía de Caracas.

Pero a uno, todavía algo de fe le queda y piensa que, así como sacaron de la contienda a los repartidores de mortadela por mediocres y adecos de la vieja escuela y hasta dijeron haberles "mandado a la escuela de cuadros", espera que a quien ofrece "coñazos", como ideas salvadoras, a él le corten las patas, pero no lo manden a ninguna escuela, pues de nada sirve, sino lo dejen tirado en el camino, metido en una cuneta, ya que es un procaz, loco peligroso y fascista.

¿Qué vincula a ese personaje con el ideal de Chávez? He allí una cuestión vital.

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