James Story y Duque me calientan. Luis Britto García, con el tema de los casinos, me equilibra

Lunes, 13/09/2021 02:37 PM

James Story, supuesto embajador de Venezuela, pero en Colombia, puesto que, dadas las circunstancias, tal funcionario no existe o lo es como un auto proclamado, al estilo Guaidó, pese lo haya designado Biden, pero Venezuela no le reconoce como tal, ha estado dando unas declaraciones injerencistas ofensivas, irrespetuosas e indignantes para cualquier venezolano. Como el gobierno nuestro, en lo formal, no es su interlocutor, se supone que quienes deben hablar por él, están en la mesa de diálogo, de repente el supuesto embajador de USA, incomodado por algo, empezó como a hablar solo y a "tirar puntas". Quiso, de manera descarada, imponerle a los dialogantes lo que deben acordar según su parecer y no lo que surja del diálogo.

Si bajo gobierno adeco o copeyano, en medio de los avatares de una campaña electoral o un proceso de diálogo, el gobierno de Estados Unidos hubiese hecho públicas declaraciones de esa naturaleza, estilo y contenido, entonces yo, un joven del progresismo, nacionalismo y de la izquierda, pese ser contrario siempre a esos gobiernos, me hubiese indignado y puesto de parte del de turno, por lo menos mientras se estuviese viviendo y confrontando tal asunto. Y lo hubiese hecho por asuntos elementales de principio, el nacionalismo, sentido de lo independiente, moral y lo antiimperialista; el no aceptar que nadie ajeno a nosotros se entrometa en nuestros asuntos y menos una potencia que anda a la caza de desatar algún motivo que justifique la invasión por parte de sus fuerzas armadas.

Cuando se desató la "guerra de las Malvinas", pese en Argentina había una dictadura, todas las fuerzas democráticas del país, o para mejor decirlo, casi el país todo, se unificó en favor del pueblo argentino y su derecho a ese territorio, usurpado por los ingleses. En aquel momento se nos olvidó el carácter del gobierno del hermano país sureño y se sobrepuso la independencia del mismo y su soberanía. En ese entonces, era la década de los ochenta del siglo XX, el presidente venezolano era Luis Herrera Campins y su gobierno y la oposición toda, desde la derecha hasta la izquierda, hicieron causa común por nuestros hermanos.

En ese entonces, sufrí una me las mayores decepciones, pero también fue para mí, uno de los mayores aprendizajes de la política, que se puede expresar en aquella frase de "entre bomberos no se pisan las mangueras". Era presidente de Francia François Mitterrand, quien por haber provenido de la izquierda y ser uno de los íconos de ese universo entonces en Europa, era de nuestros ídolos y admirados. Y, fue él y su conducta, quien nos produjo aquella decepción al alinearse con Inglaterra en la guerra contra el pueblo argentino. La ortodoxia, nos hizo creer que el "compañero" Mitterrand, se sumaría a nosotros.

Aquel acontecimiento nos enseñó, como dada una confrontación, entre los pueblos de la periferia y las fuerzas del imperialismo, los primeros, los pueblos hermanos por la historia y en cierto modo por la clase y rol, se unen. Pero también las fuerzas imperialistas y sus gobiernos por la lógica que emana de las clases dominantes y los intereses de sus capitales. Salvo haya entre este algún choque de "intereses" en el asunto en cuestión.

Mientras buena parte de los gobiernos de América Latina, particularmente Venezuela, de alguna manera expresaron su respaldo al pueblo argentino, además de Francia, los países de lo que hay se identifican como la UE y toda Europa, Canadá y Estados Unidos mismos, contradiciendo la Carta de la OEA, se solidarizaron con Inglaterra. Como dijimos antes, "los bomberos, entre ellos, no se pisan las mangueras" y "los burros se buscan para rascarse".

Por eso mismo, al leer las "asquerosas", denigrantes declaraciones del señor Story, impartiendo órdenes a los dialogantes en México, poniendo sus normas y estableciendo metas y procedimientos a los dialogantes todos, particularmente a los del G-4, en una no sé si "inesperada" reacción por lo relativo al Esequibo.

Creo que esto resultó una jugada muy audaz y hábil del factor gubernamental. Por medio de la ExxonMobil, EEUU está metido hoy en el medio de la disputa por ese territorio. Y el gobierno de ese país, como cualquier gobierno, generalmente opera en función de lo que determinen sus grandes capitales. Y pudiera no ser del agrado de Biden y los suyos, que el primer acuerdo de la mesa de diálogo, haya sido reconocer el derecho de Venezuela y los venezolanos sobre ese territorio.

Pero a Biden y la Casa Blanca, le importa un bledo que sea como muy cuesta arriba, muy difícil para la oposición venezolana, que anda en el reclamo de la participación en los procesos electorales venideros, eludir la discusión de ese tema; hubiese sido como declararse en contrario y ahondar más su tumba.

Creo que, el gobierno, hábilmente, encontró una coyuntura para quebrarle el espinazo a la oposición y sus "estrechos" vínculos con el gobierno de EEUU.

Tanto fue eso así que, aparte de las declaraciones insolentes del señor Story, se produjeron las reacciones simultáneas del gobierno de Colombia, que hace las veces de socio y agente para conspirar contra la legalidad en Venezuela. Sin olvidar el asunto relativo a la empresa venezolana Monómeros de la cual el gobierno colombiano intenta apropiarse indebidamente contando hasta ahora con el apoyo del fingido gobierno de Guaidó.

Lo que fundamenta pensar que de nuevo la oposición del G-4 pudiera romper el diálogo, más si a eso lo agregan los números que manejan en relación a la contienda electoral, sin importarles que eso les reduzca más, pues "todas las opciones siguen sobre la mesa", pese ya no esté Trump.

Casualmente, en el conflicto de las Malvinas, el gobierno colombiano de entonces, optó evadirse y, de hecho, por omisión, dio su respaldo a Inglaterra, por complacer el mandato de Estados Unidos. Desconocieron lo del TIAR, tratándose de la intromisión de una potencia fuera de nuestro espacio. Mientras que no duda en apoyar a Estados Unidos invada a cualquiera de nuestros países y en eso anda con respecto a Venezuela.

Entonces, el acuerdo sobre el Esequibo, que de alguna manera contradice los planes de la ExxonMobil, más que a Guyana misma, pudo haber desatado la furia en la Casa Blanca y obligó al estallido del señor Story, cuando todos parecían celebrar la instalación de la mesa y el sólo hecho que comenzaran a producirse acuerdos.

Por todo eso, por ser en primer término antiimperialista, pero entendiendo que esto no se identifica con un país en particular, sino con una fase del crecimiento del capitalismo, su expansión y metas y reconocer que él inhibe, conspira contra el crecimiento, desarrollo e independencia de los países pobres, débiles, las declaraciones del señor Story me enardecieron y en los dos últimos días no había escrito, estaba meditando como abordar la coyuntura, para dejar clara mi posición, según la cual, pese la muy mala percepción que tengo del gobierno de Maduro, por encima de eso y en primer término, estoy en favor de los derechos de mi país, gente, clase y el futuro de los venezolanos y del pueblo todo de América Latina. Y por esto, repudio todo lo que viene haciendo Story, como antes los agentes de Trump en contra de los intereses de nuestros pueblos. En esto, a nadie debe quedarle duda. Venezuela está primero y lo está nuestro mundo, desde el norte de México hasta la Patagonia.

Y estaba pensando esto y caído como en un limbo, un estado de meditación y hasta preocupación para no aparecer como más "papista que el Papa", exigente cuando al parecer hay tanta gente callada, evadida, viendo hacia Europa, Afganistán y meditando sobre la "Geopolítica I-II y hasta III", para no meterse con el gobierno y como quien no sabe si quedarse en primera o robarse la segunda, lo que pudiera terminar en un corri-corri entre esas dos bases, dado la falta de apoyo de quien está en el orden al bate, cuando de repente, este largo domingo, después de haber arreglado una regadera que votaba el agua por todos lados, menos por donde debía, tanto que más que regadera parecía una represa desbordada, al abrir el computador, me encuentro con el artículo de Luis Britto García, titulado "Bolívar contra los casinos", el cual se puede y debe leer siguiendo este enlace, https://www.aporrea.org/ideologia/a305802.html.

Este mismo, su autor, bastante conocido y leído en Venezuela, quien ha venido manifestándose en contra de la Ley de ZEE, por las ventajas desproporcionadas que otorga al capital y sobre todo al externo, sin importar su nacionalidad, la que ha dado origen, según propios agentes del gobierno, quienes eso celebran, que una importante petrolera china, esté "pensando", dadas esas ventajas, entre ellas el derecho a decidir en materia salarial al margen de las leyes y autoridades venezolanas, a reanudar aquí sus operaciones, en esta oportunidad se pronuncia contra la apertura y reapertura de casino o casas de juego en Venezuela. Y para ello se basa en lo que el Libertador pensó sobre el juego y lo que pensó también Chávez. Y por eso se pregunta "¿Qué hubiera ocurrido si en lugar de jurar en el Monte Aventino la libertad de América, dedica su vida a dilapidar su fortuna en las casas de juego que anunciaban la decadencia de Europa?"

Y continuando en su meditación sobre eso y el daño que significa para la formación del venezolano, termina dirigiéndose a alguien que uno cree saber quién es, y le dice que no se sabe si por legitimar capitales se justifica un proceder, "faltando de este modo a tu patria, a tu honor, a tu familia y tu sangre"".

Observe el lector el uso del "tu". Tres veces está en el corto texto, como quien a uno le habla, mientras con el dedo índice, le toca el pecho. Para que no dudes que me dirijo a ti.

Después de leer esto y haber estado divagando, opté por quedarme en primera, pero dispuesto a irme a segunda en el siguiente lanzamiento, robándomela o impulsado por la conexión del bateador de turno y seguir, de ser posible, más allá todavía. Contra el imperialismo, pero también firme en la defensa de los intereses de mi clase, con la indexación de los salarios y el destino de país, guiado por la herencia de Bolívar y Sucre y volver a lo que pensábamos hacer cuando aprobamos la Constitución vigente, en un referendo popular por primera vez en nuestra historia.

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