Dice Diosdado (programa 357) que Chávez siempre ha sido el mismo, y con esto busca detener su pensamiento político en aquel tiempo de cuando hablaba del "árbol de las tres rices", confundía a los reformistas con los marxistas, llamándolos "ortodoxos" y hablando del infantilismo del "izquierdismo", siguiendo a Lenin, de ir "pasito a pasito" como la evolución de Darwin, pero su mejor amigo todavía seguía siendo el viejo Luis Miquelena, maestro de la manipulación. Es evidente que si su pensamiento no hubiera cambiado, más tarde los gringos no lo hubiesen asesinado; y el gobierno de Maduro y sus sigüís no habría sido necesario: Chávez habría sido un tonto más del montón, haciendo hoy lo que ahora hace Maduro. Esta es la idea básica con la cual Diosdado apoya su condición de chavista capitalista, justificando el capitalismo como Jesús Farías: "Chávez siempre fue el mismo"… a lo mejor quiso decir, el mismo pendejo de siempre.
Diosdado y el madurismo en general quedaron entrampados en sus veleidades capitalistas justificándose con un Chávez que no quiso ser un "izquierdista", dogmático, manipulando el devenir de la historia. La diferencia entre los dos hipócritas está en que Maduro sí cree que Chávez cambió, pero para "evolucionar" de "Róbinson" (Simón Rodríguez) a Marx. En resumen, frente a lo contradictorio que ha resultado el gobierno de Maduro, de cara a los planes trazados por Chávez y las decisiones tomadas por él, se inventaron otro Chávez, el que nunca cambió, o que "involucionó" hacia Marx, o que cometió "excesos", como dijo una vez por ahí Reinaldo Iturriza ¿A quién querrán convencer? La suerte está echada, ahora, ¡a cargar con las culpas!, a "llevar del bulto", como dicen en los bajos fondos.
En el año 2009 Chávez se asume bolivariano socialista, marxista-leninista y comienza a corregir entuertos políticos dentro de tantos despelotes. Se dio cuenta que su "pasito a pasito" no funcionaba sin un objetivo claro y comenzó a hablar de radicalizar la revolución, volver a la raíz política de los cambios, al socialismo marxista. Su discurso cambia, se intensifica y se radicaliza, comienza a exigir compromiso a sus ministros con el socialismo, a preguntar por detalles, a develar trampas, como la fábrica falsa de Jesse Chacón de conservas de tomates, o como el famoso "control obrero" de Rodolfo Sanz, el teórico de la "autogestión obrera", que anarquizó las empresas del Estado, o la ineptitud y el miedo del pendejo infiltrado de Loyo, ministro de tierras, "Jaua, dónde está el socialismo en eso", a cada rato preguntaba. La EVOLUCION de Chávez, de Robinson a Marx, lo llevó a la tumba, por eso los felones dejaron de pensar e investigar sobre los motivos de su muerte, de su asesinato.
Chávez fue un hombre valiente e inteligente, no se lo puede mancillar con el estigma de la idiotez, acusándolo de tener un pensamiento anquilosado ("Chávez siempre ha sido el mismo", dice Diosdado), o senil ("Chávez es robinsoneano", no marxista", dice el otro), solo para justificar en su nombre la traición al socialismo y a Chávez que los atormentó con sus interpelaciones. Muerto el comandante, se apartaron del socialismo, del marxismo, los mismos que hasta ahora se han aprovechado de su imagen y de su nombre para vender su pensamiento y reinstalar el capitalismo y la vieja democracia burguesa, como si nada. Están entrampados, le vendieron el alma al diablo y ahora éste se las cobra con sus vidas.
Hoy la derecha servil se relame por lo que acontece. Está haciendo fiesta por la captura del Pollo Carvajal y la extradición de Saab. No cree en nada ni en nadie, por unos dólares es capaz de vender el Panteón Nacional, son los mismos que representan al capitalismo en el cual el madurismo apostó todo para salir de la crisis que él mismo creó. Cayeron en su propia trampa. La trampa que Chávez supo detectar con antelación, y en la cual supo que no podía ni debía caer, con el cuento de la paz, de que en este país cabemos todos, la paz de los bobos. Si de astucias, trampas y mentiras se trata, los capitalistas y el imperio le llevan mucha ventaja al madurismo, a las vivezas de Diosdado y de Maduro. Lamentablemente, por sus picardías hemos pagado todos.
Un poquito más honestos…, y saltan la talanquera, sin tener que embarrar a Chávez de sus porquerías.