La Demócrata e imperialista, Nancy Pelosi, como “trasnochà”, le mordió los jarretes al “Socialista” Jesús Farías

Lunes, 20/09/2021 02:27 PM

"Así será de bravo el perro que muerde hasta a su amo".

Eso decían, con frecuencia en mi pueblo para dar una medida de la braveza, no bravura que es otra cosa, de un perro, lo que también era un elogio, pues en nuestra cultura ancestral, de pocos lujos, muchas necesidades, tanto que el perro comía de las sobras y si de estas había, buen perro era aquel bastante bravo; su función primordial era cuidar la casa, las pertenencias y hasta a uno mismo. Era muy raro, esto no lo sé con seguridad, que alguno de los habitantes en mi espacio de niño adolescente, alguien tuviese un perro para exhibirlo y convertirle en una preocupación; el mayor cuidado, si uno le quería más bravo que cualquier otro, era ponerle ají chirel en la comida. Éramos, lo admito, muy rústicos, de poca sensibilidad perruna, pero no exentos totalmente de ella. Pues, eso sí, a esos animales les cuidábamos hasta donde nos era posible y hasta les dábamos cariño, pues ellos eso se ganaban con su trabajo.

Eso sí, el perro debía ser equilibrado, algo de sensatez debía haber en él, ladrar y morder cuando eso fuese necesario, no como decíamos allá en el barrio, "por razón de gusto".

Un perro, "apendejeado", de esos que apenas otro le embestía o veía gente extraña, salía corriendo buscando donde esconderse, no servía y la gente buscaba las maneras de deshacerse de él. Claro, en mi opinión, eso podía ser el resultado de un mal adiestramiento y en consecuencia responsabilidad del dueño o estar en los genes del perro, ¡vaya uno a saber eso! Pero eso sí, en mis tiempos y entre mi gente, se decía "perro está para cuidar la casa". Por eso, antes de hacerse de un perro, no se agarraba uno por su apariencia o figura, sino por su "pedigrí", que ni era otro que la braveza de sus padres.

Cuando a uno, alguien intentaba molestarlo o importunarlo, lo más frecuente, antes de irse con el intruso a las manos, era chucarle el perro bravo para que saliese corriendo.

He hecho las anteriores reflexiones, propias de alguien que ha tenido perros, muy buenos guardianes, como una linda perra criolla llamada María, cuya muerte me causó tanto dolor que me quitó las ganas de volver a tener perros, por las recientes declaraciones de Nancy Pelosi, miembro importante del Partido Demócrata de Estados Unidos y Presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso de su país, en Hatham House de Londres, una organización no gubernamental que se encarga de estudiar e investigar sobre asuntos del mundo en desarrollo.

Es decir, esa institución en la cual habló la congresista estadounidense, es como un perro guardián y hasta un periscopio que otea el horizonte buscando amenazas. Es, pues, también, como un faro que alumbra para que los barcos por él se guíen. Su función es cuidar al modelo para que, si se escora, como lo viene haciendo, no se hunda.

Pero la señora Pelosi misma también lo es, con perdón de la dama, pues más bien la halagamos, en cuanto que hace las veces de guardiana de la sociedad donde vive y gobierna y de los intereses de la clase dominante que con ella cuenta para esa función.

María, mi bella perra callejera, sin nada de pretensiones, se ganó mi cuidado esmerado y cariño, por el eficiente trabajo que hacía de cuidar mi casa y mi familia

¿Pero por qué aludo a la señora Pelosi como buena cuidadora? Pues porque en la reunión del Chartham House ha advertido que, "En Estados Unidos, el capitalismo es nuestro sistema económico, pero no ha servido a nuestra economía tan bien como debería"."

Es decir, la señora Pelosi, al sistema le ve sus fallas y fue a allí a advertirlo para que se tomen las previsiones, ¡no vaya a ser cosas! No se puso a decir lo contrario, pues hacerlo sería, en su parecer, desde la perspectiva de su clase, hacer daño, el que suele hacer el engaño.

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Por eso, hemos hablado de perro, pero por lo de guardián eficiente, como lo son los perros bravos, esos que, lejos de estar echados a los pies de sus amos o encima de ellos, a menos que estos lo exijan, andan de aquí a allá, alrededor de la casa, cuidando de cualquier presencia extraña.

¡Sale perro! Solía decir la gente cuando el animal, por su infaltable sentido gregario o de socialización, se metía entre la gente que estaba sentada hablando y entre las piernas de ellas, en vez de estar haciendo su labor.

La señora Pelosi ha emitido un fuerte ladrido, con el perdón de ella, por la figura que utilizamos, pero no encontramos nada mejor, más si se toma en cuenta, cómo debe sentirse uno, intentando, desde hace 4 ó 5 días, entrar al Banco de Venezuela para saber de lo poco que le queda para decidir comprar lo esencial que nos haga falta, sin resultado positivo. Y lo ha hecho la Pelosi, para advertir de los males que padece el capitalismo ahora, cosa que nunca uno había oído de boca de ningún dirigente de su país, como tampoco de quienes lo idealizan e imaginan sin pobreza. Pues estos tienen la idea que, el capitalismo estadounidense está blindado contra la miseria y esta sólo se halla en países como los nuestros, pero no por el modelo mundial, sus íntimas relaciones, eso que llaman imperialismo y su periferia, sino por la incompetencia de quienes vivimos en esta. Esas concentraciones de pobres en los suburbios de las grandes ciudades americanas, según ellos, no existen, esos son videos de embuste, "fake news" de los comunistas.

Pero como la verdad es otra, ella está preocupada y fue allí al Chatham House, que por lo que ya dijimos, esos asuntos le competen, demandan su atención, a advertirlo, porque sabe que, entre ellos, abundan quienes "no quieren" darse cuenta de un problema grave, como quien tiene una fuga de gas dentro de la casa. Pero no se quedó en eso, dijo, además, "Así que lo que queremos hacer no es apartarnos de él, sino mejorarlo y garantizar que nos sirva".

Es decir, la señora Pelosi advierte que ella no está promoviendo acabar con el capitalismo, cosa que está demás que lo diga, sino que demanda cambios y ajustes para que recobre la salud. Y esto no es más que hacer unos pequeños ajustes, por lo que aquí, le llamarían trasnochada.

En efecto, ella ha ido a ese organismo que se encarga de otear, vigilar, cómo anda el mundo capitalista, descubrir fallas, amenazas y flujos indebidos para advertir a tiempo a quienes tienen el poder de tapar las goteras, las fugas, recobrar, si no todo, por lo menos un poco del equilibrio.

Pero la señora Pelosi dijo algo en mi parecer trascendente, nada común, como que "históricamente, el capitalismo de las partes interesadas ha permitido que los salarios, tanto de los trabajadores como de los directivos, aumenten junto con la productividad, pero el cambio económico de las últimas décadas ha favorecido al capitalismo de accionistas".

Es decir, ella observa que, la tendencia del capitalismo está llevando a que mientras los inversionistas, los propietarios, capitalistas, han venido siendo favorecidos, los trabajadores, ella separa a los directivos, que pudieran ser también trabajadores, no son compensados proporcionalmente como debería ser. Dicho de otra manera, denuncia, como la ganancia, el beneficio, el producto del trabajo se concentra en pocas manos, la de los capitalistas, a quienes llama "accionistas". Palabra esta muy escogida, como con pinzas, para generar otras ideas y hasta sueños.

Y eso lo dice una señora que, por su rol, uno no tiene por qué dar más detalles sobre ella.

Pero uno se sobresalta, más no por ella, sino por lo que aquí dicen supuestos izquierdistas, dirigentes y promotores de una supuesta revolución social, como que no se pueden aumentar los salarios, porque eso sería arruinar a los inversionistas, impedir el aumento de la producción y generar el caos. Lo que es más o menos el discurso de Jesús Farías. Quién pese, como dicen sus defensores, no es jefe del aparato económico del gobierno, pero dado que quienes sí lo son, no dan la cara, él ha asumido el rol de cruzado y portavoz de ellos. El sabrá por qué lo hace.

La Pelosi dijo, además, como para avergonzar a Farías, "No se puede tener un sistema en el que el éxito de algunos emana de la explotación de los trabajadores." Y no se conformó con eso, sino que agregó "tenemos que corregirlo" y "No podemos permitir una explotación de nuestra mano de obra".

Mientras la señora Pelosi, acude al Chartham House a advertir sobre la grave tendencia del capitalismo, de la cual los anticapitalistas o simplemente los críticos independientes, han venido hablando desde hace años, cuyas características son espeluznantes en el área periférica, en Venezuela, los gobernantes y los defensores de sus políticas, acusan de "agentes de la CIA y del imperialismo" a quienes se atrevan a decir algo similar.

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