Diario de una Cuarentena: Capítulo Doscientos Sesenta y Seis

En memoria de Fred Mary y William...

Sábado, 02/10/2021 12:35 PM

"No sé si seré capaz de llenar el cometido que me he impuesto, no sé si debo manifestarle a usted mi condolencia, o si debo recibir yo mismo las manifestaciones de condolencia"

Palabras del Libertador Simón Bolívar al padre de William Chamberlan, edecán de Bolívar por el sacrificio de Eulalia Ramos Sánchez, esposa de Chamlerlan quien ofrendó su vida en la Casa Fuerte de Barcelona (Anzoátegui). Ramos Sánchez fue mutilada por los realistas y arrastrada por un caballo hasta morir el 17 de abril de 1817.

A 566 días de enfrentar una dura contingencia en Venezuela producto de la pandemia global de la Covid 19, en su semana 81 y siendo el día sábado 02 de octubre de 2021, les confieso que hoy escribo con los ánimos golpeados y con un mar de lágrimas que no me caben en los ojos. Y sin duda que el tema de la Covid 19 me tiene profundamente sensibilizado desde los últimos días.

Partir y no regresar, es sin duda el recorrido de un nuevo camino para el que se va y un gran pesar para los que se quedan...

¿A dónde irá el artista cuando muere?


¿A dónde irá el que lucho como potro sin rienda por su gloria?

A donde, A donde...


¿Será el átomo de futuras mentes?

¿En los anales históricos será olvido?

¿Será fulgor en la vencida tarde?


Quizá orgullo de poeta sea

Darte el postrimer adiós,

En versos recordar tu nombre

Y al creador eterno ofrecer tu alma.

Así finaliza "Réquiem para un artista", un poema escrito por Kico Fonseca , que le fue entregado a los asistentes al sepelio del considerado "Número Uno" de la TV en Venezuela, y que hoy, em medio del dolos y la tristeza, en medio de la rabia y la ternura dedico a las dos personas con las que he titulado la edición de este diario que hoy escribo.

Sin duda, la muerte es uno de los fenómenos naturales que une a todos los seres humanos y hace que nos encontremos en nuestras diferencias, no tiene prejuicios, de modo que es capaz de arrancar la vida igual a ricos y a mendigos. Cuando se pierde a un ser querido la sensación de vacío es una de las más terribles que se pueda experimentar. Los pueblos latinos somos sentimentales y melancólicos por naturaleza, seguramente, producto de la mezcla de la furia y del sentimentalismo negro, el tradicionalismo europeo y la magia y el respeto indígena. De manera que somos pueblos muy apegados a la tierra, al pan y al amor por nuestras familias, es por esta razón que la muerte es un paso doloroso para los que se quedan añorando al o a la que se ha ido.

Ayer como muchos y muchas de ustedes saben, escribí por segunda vez sobre una situación personal y familiar que atravieso por parientes y familiares que afectados por este terrible virus de la Covid 19. Y esta edición pretende por una parte rendir homenaje a la vida de esas personas que hoy cambiaron de paisaje.

No había terminado de escribir sobre la Covid 19 ayer en mi columna anterior, cuando horas después recibí por intermedio de un amigo la noticia de que una ex compañera de labores, y muy joven, de 25 años de edad, de nombre Fred Mary López, falleció producto de la Covid 19.

Sin duda una noticia dura y que arruga el corazón, tomando en cuenta que tengo en estos momentos familiares muy cercanos que están convalecientes por esta terrible enfermedad.

Sin duda que Fred Mary no era una persona tan cercana, pero fue una gran compañera de trabajo y que su alma juvenil la recordaré siempre, porque siempre en la oficina nos llenaba de muchas alegrías y hasta en los días más grises, siempre ella nos regalaba su luz y algún rayito de sol. Eso es algo que siempre me llevaré de esta gran compañera a la que recordaré con mucho afecto y cariño.

Pero como si estas emboscadas de la vida no hubiesen sido suficientes, y tal vez Dios previendo que el golpe podría ser duro, caí en un profundo sueño en horas de la noche. Cuando al despertar en la madrugada de hoy sábado 2 de octubre de 2021, día de cumpleaños de un hermano, me enteró de la infausta noticia del fallecimiento de nuestro mentor, camarada, amigo y padre, me refiero del Comandante y profesor William Ernesto Izarra Caldera.

Indudablemente que la última misión que le encomendó la Revolución a William fue la de ser nuestro embajador de la República Bolivariana de Venezuela en la República Democrática Popular de Corea (Corea del Norte), misión ésta que no pudo cumplir ni asumir puesto que luego de su designación por parte de la Asamblea Nacional en el mes de junio de 2.021, nunca pudo trasladarse a ese país debido al cierre de fronteras que aplica ese país producto de la pandemia y como mecanismo de protección para mantenerse en casi 0 muertes y 0 contagios.

Pero más que hablar de William Izarra como revolucionario, del político, quiero referirme de él como el ser humano que fue, que es, y que ahora desde otro plano seguirá siendo.

De William puedo expresar que fue uno de mis primeros referentes cuando me iniciaba en la política. Uno de mis referentes en mis valores revolucionarios. Fue el que despertó en mí, junto al inolvidable Comandante Chávez, esa pasión y ese amor por el Socialismo y la Revolución.

Pero además de ello, William me regaló en una oportunidad, y al referirse a mí creo que me otorgó una categoría que al día de hoy creo no merecer. Además de considerarme uno de los referentes intelectuales de este proceso, consideró que yo estaba lleno de sabiduría. Eso lo hizo a través de un tuit, y reitero, es un honor que creo no merecer.

Y esto simplemente porque creo que me falta mucho para cultivar mejores cualidades como ser humano. Aunque agradezco su amistad, su amor, su guía, pero sobre todo el acompañamiento que tuvo durante esta vida que me tocó. Guardo en mi mente y en mi corazón muy gratas experiencias y vivencias con él que jamás podré olvidar.

Pero sobre todo, más allá de la deferencia que William Izarra tuvo en lo personal para conmigo, y creo que muchos y muchas que lean este relato se podrían sentir identificados, en su última etapa en esta vida terrenal recordaré siempre esos relatos tan hermosos y tan humanos que él escribía y que yo siempre le pedía para compartir. Confieso que, al leerlos, en medio de miedos, de difíciles circunstancias que me ha tocado afrontar, de peleas innecesarias con algunos amores y afectos, esos relatos de William, además de identificarme mucho con ellos, me daban la fortaleza y la luz para llenarme de la necesaria fortaleza para que, pese a los obstáculos, pudiera triunfar no sólo por el camino de la Revolución sino de la vida misma.

Gracias a William, conocí a una inmensa cantidad de personas maravillosas, tanto en años anteriores como recientemente, y que ahora esas personas formen parte de mis afectos, de mis amores, de mis pasiones, debo agradecérselo infinitamente.

Después que había tenido la oportunidad de leer a William y él a mí, nos conocimos en el año 2018 personalmente, en el despacho de la entonces ministra del Poder Popular para el Servicio Penitenciario, donde varias veces nos reunimos para trabajar la idea de la conformación del instituto de Investigaciones para el Socialismo Bolivariano. Creo que un mejor homenaje para él en su cambio de paisaje sería retomar esta bandera suya y dedicar esfuerzos a la formación política ideológica de nuestro pueblo.

Y vaya cuales son las casualidades a veces crueles del destino, que William decide irse un 1 de octubre, el mismo día de hace 7 años, cuando el crimen y la felonía decidió arrebatarnos al diputado metralleta, a Robert Serra.

Pero tal y como lo expresó mi querida Sonia Campos, indudablemente que nuestro amado Comandante Izarra nos fue preparando, nos hizo un conjunto de propuestas para atender los cursos, los grupos, nos involucró en muchas cosas. A algunos y algunas nos dio la inmensa responsabilidad de ser instructores e instructoras de los cursos de socialismo bolivariano. Nos regaló hermosas y valiosas conferencias por Google Meet, y creyó él, como lo expresa mi adorada Sonia, que nos preparaba para su ausencia cuando asumiera su responsabilidad diplomática en Corea del Norte, sin imaginarse por esos vericuetos de la vida y el destino, que se preparaba para su viaje al infinito. El último parte que tuvimos de él y de su mejoría fue del 26 de septiembre de 2021, sin imaginarnos, y eso que lo he expresado en anteriores entregas, que este virus es impredecible y no se comporta igual de un organismo a otro.

Y confieso que me preparaba para encontrarte nuevamente en estos días, ya que el 28 nos íbamos para la Comuna Monte Carmelo en Sarare, en Lara, a vivir esa experiencia y a otras tareas político- revolucionarias. Que honda huella y enorme vacío nos dejaste.

En medio del dolor y las lágrimas que me embargan por tu partida, si siento de alguna manera que me reconcilio con la poesía. Que vainas que en mi caso para escribir poesía y para escribir lo que realmente siento, sea el dolor mi principal motor.

Gracias William por acompañarme en este parte del trayecto de mi vida.

Y aunque a veces discreparamos, siempre lo respete y aprendí mucho de usted apreciado y querido comandante y profesor. Fuiste siempre un motor valioso para muchos y muchas de nosotros porque eres uno de los imprescindibles. Sin duda nos harás muchísima falta.

Que privilegio haber sido parte de tu círculo cercano no sólo de personas formadas sino de tus afectos. No puedo olvidar tu última conferencia del Meet el 18 de septiembre, cuando se te veía con algo que simulaba una rinitis, y te comenté que lo había notado ligeramente raro sin imaginar lo que el destino a veces implacable te tenía reservado. Pero bueno, como lo dijo el propio Chávez: "Dios sabe lo que hace".

Realmente no tengo palabras para la tristeza que hoy siente mi corazón por tu inesperada partida. Mentor, guía, soldado, padre. Pero pese a las lágrimas que mis ojos jamás alcanzarán a ser suficientes para verter, rindo homenaje a tu vida y a las grandes enseñanzas, vivencias y aprendizajes que nos dejaste.

Es por eso, que, tanto para ti como para Fred, Vuelen alto.

Y que pase lo que pase, siempre saldremos victoriosos y victoriosas

¡Viviremos y Venceremos!

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